En España, se ha publicado mal y desordenadamente la obra de Andrea Camilleri. Echo en falta la colección integra del comisario Montalbano y la reedición de todas sus magistrales novelas, bien es verdad que Ediciones Destino ha hecho un gran esfuerzo publicando recientemente La ópera de Vigàta, una de su primeras novelas, pero falta por ordenar sus muchas novelas en una única colección.
Andrea Camilleri trabajó como dramaturgo y guionista en la RAI gran parte de su vida, fue con sesenta y muchos años cuando decidió pasarse definitivamente a la narrativa. Allá por el año 1994 publicó su primera novela con el comisario Montalbano de protagonista, han sido en total 37 las obras en que ha sido protagonista el policía italiano. Además, ha publicado otros 60 libros, casi cien en total en poco más de 25 años de carrera. Imagino que muchas de sus obras las tuvo que escribir durante los años anteriores porque a razón de cuatro novelas al año no le daría tiempo para hacer muchas cosas más en su vida. Aun así, fue un escritor torrencial y con un fino estilo narrativo.
A Camilleri siempre le han gustado las novelas cortas, solía decir que “una novela perfecta no debe pasar de las 180 páginas”. En “Km 123” lo cumple a rajatabla, aunque ha añadido el estudio “Defensa de un color” para engordar un poco el libro. El color que defiende el escritor siciliano es el amarillo, ya que en Italia las novelas policiacas se denominan romanzo giallo. De ahí que el amarillo no pueda faltar en la portada del libro.
La novela es una obra maestra, ya lo he dicho anteriormente; que raya la perfección, y que es de una originalidad extrema. Una obra muy teatral y dramática donde los diálogos son los protagonistas de la novela, además de los personajes. Una novela de enredo criminal donde los policías, como siempre, se llevan la peor parte por su estulticia y su afán de buscar falsas soluciones para quitarse a los muertos de encima. Los personajes del director de policía Costantino Lopez, que quiere cerrar el caso lo antes posible, en falso, claro está, y el inspector jefe Bongioà, que sí lo quiere solucionar, pero no le dejan; y que se muestra con una sumisión que va más allá del vasallaje medieval ante su jefe, como si de un José Luis López Vázquez de película de los sesenta se tratase. Consigue en esos pasajes de un tono humorístico magistral.
No así el resto de la novela, ya que el misterio, el suspense, la tragedia y los asesinatos están presentes en toda la novela. Y casi todos ocurren en ese fatídico punto kilométrico de la Vía Aurelia. Camilleri narra la novela de una manera realmente insólita. No hay narración de los hechos salvo en los informes policiacos, toda la novela se basa en diálogos. Los que se mantienen por conversaciones telefónicas, whatsapps, correos electrónicos –los menos- o en las propias pocas charlas que tienen los diferentes protagonistas. Todo un original ejercicio de estilo despojado de todo lo superfluo.
El enredo surge, muy italiano por otra parte, entre amantes despechados y corrupciones inmobiliarias. Algo de lo que sabemos mucho en España. Según avanza la novela nos iremos enterando de esas dobles vidas de los protagonistas hasta llegar a una solución sorprendente que nos dejará atónitos. ¿Existe el crimen perfecto? Camilleri ha demostrado que sí, como también que sus muchos años como guionista los llevó a la sublimación en “Km 123”, donde se nota sus muchos años de oficio de guionista.
También son importantes en la novela los temas de la amistad y la fidelidad, desde luego que no quedan bien parados. Ni la amistad es fraternal ni la fidelidad es honesta. ¿Todos mienten? Yo creo… que deberán leer el libro para responder esa pregunta, se tarda tan poco que les quedará las ganas de volverlo hacer porque pocos libros como éste pueden ser tan entretenidos y creativos. Lo dicho una obra maestra de nuestro escritor cotempóraneo favorito italiano donde no se desvela la solución hasta la última línea.
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