La novela está divida en dos espacios temporales diferentes: a comienzos del siglo XX, antes de la revolución mexicana, y en la actualidad, Carmela Díaz forja una trama que salta de un siglo a otro en repetidas ocasiones. Amor, misterio, crímenes y mucha acción son los elementos principales de esta novela que hará las delicias a los lectores que les guste tanto el glamour como la intriga y todo en unos parajes cercanos al paraíso terrenal. ¿Cuándo surgió la idea de escribir la novela “Tú llevas su nombre”? En uno de mis últimos viajes a México. Llegó hasta mí una etapa histórica fascinante, pero poco explotada, tanto literaria como cinematográficamente: el auge de las haciendas de henequén de Yucatán. Se puede decir que en este caso fue la historia la que me encontró a mí y yo me dejé llevar. Es una de las etapas más boyantes y glamurosas de México. Las familias de hacendados llegaron a ser las más poderosas del país y las más ricas del continente americano. La vida en unas haciendas que parecían ciudades, la oligarquía yucateca, los negocios y los secretos e intrigas de esas familias, es lo que he plasmado en la novela. ¿Qué significa México para usted y, en especial, la península del Yucatán? Soy viajera y conozco los cinco continentes, pero uno de mis países favoritos es México. Lo he visitado en numerosas ocasiones y en cada nuevo viaje me enamora más. Es un país diverso geográfica, cultural, histórica y hasta gastronómicamente. Siento debilidad por la península de Yucatán (que abarca los estados del mismo nombre, Quintana Roo y Campeche) porque tiene una riqueza natural y paisajística insuperable. Es un paraíso para los auténticos viajeros. Uno de los escenarios de la novela es la isla de Holbox. ¿Por qué es tan desconocida y se está preservando bien del turismo? Quizá porque no se encuentra en los circuitos tradicionales y porque tiene un difícil acceso. Solo se puede llegar en avioneta o en embarcaciones que salen desde el puerto de Chiquilá, un pequeño enclave situado en medio de la nada que se alcanza tras casi dos horas conduciendo por una autopista rodeada de selva. Es un tesoro poco conocido para la gran mayoría de europeos: una isla paradisíaca sin asfalto ni tráfico rodado, rodeada de lagunas repletas de fauna y flora, con kilómetros de playas vírgenes. Es un santuario para el pez más grande del mundo: el tiburón ballena. Aquí llegan cada año más de 1.500 ejemplares, un espectáculo. Otra de las localizaciones principales de Tú llevas su nombre es un Tulum semidesconocido para los españoles: me refiero a la zona de las cabañas. Ofrece lo que buscamos de un entorno tropical, pero alejado de los resorts de todo incluido. Refugio de celebrities, es ideal para disfrutar de una desconexión de ensueño. El ambiente es chic, selvático y relajado, rodeado de naturaleza virgen. Los alojamientos son cabañas de lujo sobre la misma arena del mar Caribe. Otro de los escenarios son las haciendas yucatecas. ¿Siguen manteniendo ese espíritu colonial de siglos pasados? La novela plasma al detalle la época dorada del imperio del henequén, conocido como oro verde mexicano, con el que se producían fibras y textiles exportados al mercado internacional. La trama refleja los convulsos meses previos al estallido de la Revolución Mexicana. Harto de la dictadura de Porfirio Díaz, el pueblo comienza a alzar su voz y a reclamar sus derechos después de cuatro décadas de opresión. En aquel momento había más de mil haciendas. A la mayoría la revolución se las llevó por delante. Otras fueron comidas por la selva. Pero algunas otras se mantuvieron en pie y se han rehabilitado como hoteles de gran lujo. Son fiel reflejo de aquella esplendorosa época colonial. En Tú llevas su nombre nos adentramos en algunas de las más representativas. Para poner al lector en contexto, estas haciendas eran más impresionantes que las plantaciones de algodón que con tanta maestría plasmó Margaret Mitchell en Lo que el viento se llevó. Comienza la novela con Hunab y Xareni. ¿Se siguen manteniendo las costumbres mayas en México? La herencia de la civilización maya es una de los grandes tesoros de Yucatán, un legado casi mágico que se mantiene muy vivo entre sus gentes, como parte de su propia esencia. Y la figura del jaguar en su cultura es tan fascinante como imprescindible. Una antigua leyenda, la búsqueda de una ciudad pérdida y la sombra mágica del jaguar, se vincularán a lo largo de la trama al destino de los protagonistas. ¿Qué nos puede sugerir hoy la leyenda del jaguar maya? El jaguar aparece en varios momentos clave de la novela. Representa muchas cosas, todas místicas y trascendentales: es el pasado y es el futuro; es la muerte y es la vida; es la oscuridad y es la luz; es la lucha y es la paz; es el dolor y es la esperanza; es la venganza y es justicia. El jaguar es la vida misma. La novela tiene dos diferentes tramas, una en la actualidad y la otra a comienzos del siglo XX. ¿Cuál le ha supuesto más complicaciones? Las tramas históricas siempre conllevan una gran complejidad para el autor porque requieren una documentación exhaustiva para conseguir trasladar al lector con rigor a la época en la que tiene lugar la novela. En mis libros, además, las ambientaciones y localizaciones son elementos de peso, por lo que se requiere estudiarlas y plasmarlas al detalle. También implican una narrativa y forma de hablar de los personajes acorde al contexto histórico en el que se sitúan. Utiliza dos formas de narración. La actual en primera persona y la pasada en tercera. ¿En cuál de las dos se encuentra más cómoda? Me siento cómoda en cualquier tipo de narración porque me gusta contar historias, pero tienen diferencias. Cuando escribes en tercera persona el escritor tiene que identificarse con una especie de ente superior que está por encima de las circunstancias, que sobrevuela la trama y que conoce todo acerca de todos. Sin embargo, cuando escribes en primera persona puedes jugar más con los sentimientos y sensaciones del personaje, ser más intimista, escarbar en la parte más profunda de las emociones. La narradora actual es Katherine Kelly. ¿Cómo la definiría? No es una heroína sino una mujer en dificultades con la que resulta fácil empatizar. Tras sufrir una ruptura que le rompe el corazón, cancelar su boda y renunciar a casi todo, Katherine es capaz de reinventarse y rehacer su vida en el umbral de los 40. Como tantas mujeres contemporáneas. Pero lejos de desmoronarse se reinventa, emprende, toma decisiones complicadas y triunfa. Le echa agallas y consigue superar los demonios que mermaron su capacidad de amar. Además, mientras investiga la misteriosa desaparición de su antepasada mexicana, descubrirá un anclaje emocional con la tierra de sus ancestros que cambiará su vida para siempre. Katherine reorienta su porvenir y consigue que en su madurez comience la mejor etapa de su vida. ¿Qué diferencias tiene Katherine con Guadalupe Montenegro, la protagonista de la historia del siglo pasado? Guadalupe es una mujer única que se abrió paso a principios del siglo XX en el mundo de los grandes terratenientes y patrones mexicanos, consiguiendo que su hacienda fuera una de las más prósperas de Yucatán. Son mujeres distintas, viven en siglos diferentes, atraviesa circunstancias vitales dispares y se desenvuelven en contextos históricos heterogéneos. Pero sí tienen puntos en común: son fuertes, se levantan a pesar de las dificultades, no se dejan vencer por las complicaciones de la vida e intentan superar los obstáculos. Luchan por lo que creen; pero, sobre todo, son mujeres que tienen claro cuál es su sueño y van a por él. “Escribir sobre protagonistas valiosas, fuertes, valientes y pioneras no es reivindicar el feminismo”Dos mujeres, dos épocas. ¿Ha querido reflejar las diferencias del feminismo en esos dos tiempos? Escribir sobre protagonistas valiosas, fuertes, valientes y pioneras no es reivindicar el feminismo; es hacer justicia a las mujeres reales. En mis novelas escribo sobre personajes femeninos ficticios, pero las mujeres que protagonizan mis historias no son mejores que nosotras, somos nosotras mismas. Son mujeres que conocemos, que forman parte de nuestra vida, que nos rodean, de las que aprendemos cada día. Tienen nuestros rostros, almas, corazones, preocupaciones, sueños y anhelos, pero con nombres inventados. ¿Qué supone para Katherine el encontrarse dos cadáveres en su hacienda? Un renacer, dejar atrás una reciente etapa oscura y dramática, comenzar una nueva etapa vital cuando menos se lo esperaba. Y encontrar un puñado de cosas maravillosas, de las que de verdad importan: un vínculo profundo con su origen, una amistad incondicional, el amor…
¿Un hecho casual puede cambiar el destino? En última instancia somos nosotros quienes tomamos nuestras propias decisiones. Pero el destino nunca está completamente en nuestras manos porque el azar existe y hay circunstancias que nos rodean, sucesos fortuitos, accidentales y casuales, que no podemos controlar. La vida es incierta y hay que atrapar la felicidad cuando se presenta. El contrapunto a las dos protagonistas son Harry Newman y Howard Grant. ¿Cuáles son sus principales diferencias? Un aristócrata y arqueólogo de principios del siglo XX (Howard) y uno de los guionistas y documentalistas del Hollywood de nuestros días (Harry). En principio puede parecer que no tienen nada en común, pero resultan ser dos hombres aventureros, leales a los suyos y fieles a sus principios. Me gusta especialmente la evolución de Harry: comienza siendo un hombre vencido y desencantado. Recala en Tulum con el alma rota huyendo de su pasado reciente y sin esperanzas de futuro. Las ruinas de una hacienda centenaria se convertirán en los pilares que comenzarán a recomponer su porvenir. ¿Qué personaje le ha costado más componer de sus protagonistas? Por el peso que tiene en la trama de Tú llevas su nombre, Guadalupe Montenegro. Es una persona fascinante a principios del siglo XX y en cualquier época. Pero hacerla creíble y conseguir que enamore al lector no es fácil. Despierta simpatías porque sufre, pero también por su fortaleza, sus agallas, porque pasa por encima de convencionalismos sociales y reglas impuestas. En el México prerrevolucionario la hubiesen querido callar, pero no se hubiese dejado. Guadalupe decide romper con lo que de ella se espera para vivir como quiere, tanto en el ámbito privado como en el público. Eso es admirable. ¿Con cuál ha disfrutado más al escribirlo? Con Christian Duarte, el personaje más odiado de Tú llevas su nombre. Siento predilección por la construcción de personajes malvados. No hay nada más placentero en la creación literaria que dar vida a un buen villano. Puedes comprar el libro en:
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