La novela ha sido un éxito de ventas en Estados Unidos y de ahí que se haya publicado en casi toda Europa. Su gira de presentación por el Viejo Continente ha hecho una parada en Madrid para presentar a los medios de comunicación y a sus lectores “El largo camino a casa”, un título con resonancias al cine bélico. “Me enteré de la historia por una noticia publicada en los periódicos americanos en 2012. La noticia contaba que se habían encontrado unas extrañas cápsulas que contenían cierta información en código sobre las tropas alemanas en Francia. Para mí, fue todo un misterio lo que contenía esos mensajes. Así que decií investigar”, nos dice el simpático escritor. “Esta historia fue un reto para mí desde el punto de vista de la investigación. No se había escrito casi nada sobre estos hechos y me encantó poder abordar una historia de la Segunda Guerra Mundial. La familia de mi mujer es británica y tampoco conocían estos sucesos. Por lo tanto, fue un placer para mí poder hacerlo”, expresa el escritor que mantiene durante toda nuestra conversación su buen humor y una sonrisa de oreja a oreja.
“El largo camino a casa” es una novela épica sobre estos hechos que está protagonizada por la pareja Ollie y Susan. Ésta es una joven campesina que vive con su abuelo Bertie y se dedican a la cría y entrenamiento de palomas mensajeras. Ollie en un joven huérfano americano que quiere ser piloto de combate en la Segunda Guerra Mundial para defender la tierra de sus ancestros. “Son dos personas muy distintas que las circunstancias de la guerra los unen, ambos eran huérfanos y eso une mucho, y por supuesto surge un amor que sufrirá distintas vicisitudes”, explica Alan Hlad, que se pronuncia igual que aquella estrella de Hollywood que fue acusado de espía durante la Segunda Guerra Mundial. La novela alterna las narraciones de ambos protagonistas hasta que se encuentran y se fusiona en una, lo que pasa después tendrán que leerlo. “En toda novela que se precie tiene que haber una buena historia de amor, lo más tormentosa posible. Se me ocurren dos ejemplos paradigmáticos: El paciente inglés y Doctor Zhivago. Aunque parezca mentira, es la historia de amor la que realmente se recuerda”, opina el escritor americano. “Cuando empecé a escribir la novela no era consciente de la magnitud del uso de las palomas por parte del ejército británico, según fui investigando me di cuenta de la labor de información tan impresionante que hizo este servicio”, apunta con decisión Alan Hlad que en estos momentos está escribiendo una segunda novela, y como no podía ser de otra forma es, también, de espías y de la Segunda Guerra Mundial. Parece que le ha cogido el gusto al género. “Las historias cotidianas de la Segunda Guerra Mundial apenas se han contado”En la novela, tienen un papel destacado el abuelo de Susan, “las personas de la tercera edad jugaron un papel secundario en la guerra, pero decisivo; ya que faltaban manos para realizar las tareas cotidianas y de mantenimiento en la retaguardia”, analiza el autor y añade “esas historias apenas se han contado y fueron muy interesantes. El contarlas ahora hace que podamos reivindicar su labor, no todo van a ser los actos bélicos y heroicos que se produjeron. El abuelo de Susan era un sabio”. Por supuesto, también hay los típicos malos de las historias que intentan hacer la vida imposible a los protagonistas, pero los protagonistas son personas positivas que en medio de las más difíciles vicisitudes intentan ayudar todo lo que pueden. La mayoría fueron héroes como aquellos 500 espías británicos que estaban desperdigados por tierras francesas. “39 de aquellos espías eran mujeres. Jugaron y papel crucial en aquellos tiempos”, remacha Alan Hlad. Para el escritor, si una palabra define aquellos años de guerra es “desesperación”. “Con toda Europa ocupada por los nazis, los tiempos eran desesperados y en esas condiciones se acudían a estrategias desesperadas”, señala. Para finalizar, Alan Hlad apunta “todavía quedan muchas historias de la Segunda Guerra por contar, procuraré remediarlo". Puedes comprar el libro en:
+ 0 comentarios
|
|
|