Esta obra documentada y rigurosa es del año 2017; pero, ahora y siempre, el leonesismo o regionalismo o nacionalismo leonés ha estado reivindicando sus esencias; subrayada en la identidad histórica y cultural de la parte central o vital de la Corona de León o Reino de León, a la que definimos como País Leonés o Región Leonesa, que son las SIEMPRE PROVINCIAS LEGIONENSES de Salamanca+Zamora+León. Algo a lo que el taimado Javier de Burgos denominó, maliciosamente y con toda falsedad, en el año 1833, como Reino de León. El prólogo es una joya leonesista y vitalista, realizada por Alejandro Valderas Alonso (Doctor en Historia y director del Archivo de la Universidad de León), donde se descubre la desbandada que se produjo en el GAL o Grupo Autonómico Leonés tras el ridículo golpe de estado del 23-F, ya que el miedo atenazó a los leonesistas. A partir de este instante, dos políticos carentes de la más mínima sensibilidad hacia el País Leonés decidieron seguir la estela, motu proprio, de un leonés-paramés-franquista notorio, llamado Martín Villa, y enterrar la rica identidad legionense en un batiburrillo anhistórico y acultural llamado Comunidad Autónoma de Castilla y León; que yo defino como el Engendro Autonómico de León y Castilla; donde las tres provincias leonesas iban a comenzar a sudar sangre y lágrimas. A pesar de que el historiador S. G. Payne ha definido al Reino de León como:”El Reino de León concedió mayor reconocimiento legal a los intereses de sus distintas regiones, ciudades y clases sociales que cualquier otro sistema de libertades locales en la Europa de la Alta Edad Media”. El hecho define, de forma prístina, que los demás reinos no hicieron lo mismo, Navarra-Pamplona, Aragón, Portugal, y, sobre todo, Castilla, que se lleva la palma de orillar libertades medievales, y yendo siempre a remolque de lo que se legislaba desde León. Nada se le escapa a este libro: I.-EL REGIONALISMO LEONÉS. Donde se establece la dicotomía entre Región Leonesa o el País Leonés, este último término más reivindicador y enaltecedor. También analiza las características nacionalistas obvias de León. II.-LA FORMACIÓN DEL REGIONALISMO LEONÉS. Se puede hablar de un resurximientu llionés, ya existen muchas personas en las tres provincias legionenses que miran al ubérrimo pasado histórico leonés. El pasado ástur de León y Zamora es evidente, y la de los vettones en Salamanca. La época medieval, eso sí, ya del Reino de León es esplendorosa. La lamentable Junta de León y Castilla sigue inventando, y devorando todo lo leonés, de forma anhistórica y acultural, reinventado inexistentes reyes de ambos reinos, cuando solo lo son de León, como Alfonso VI, Alfonso VII, Fernando I, o directamente liquidando el trono de León en la nomenclatura regia, verbigracia Fernando III, Alfonso X, Fernando IV, etc. Las turbias maniobras junteras han hollado hasta la conmemoración de las Cortes de León, en 1988 y en 2010. En la II República, la Región Leonesa estará representada en el tribunal de garantías constitucionales; pero la llegada del franquismo acabó con todo tipo de corriente cultural e identitaria. En los inicios de los años-80 se comienzan a gestar y, como en numerosas ocasiones a lo largo de la historia, el intento, hasta ahora conseguido, de que el País Leonés se sacrifique, y junto a Castilla la Vieja cree una identidad autonómica, con la que la derecha españolista pueda plantar cara a Galicia, Cataluña y Vasconia. Pero, desde el primer momento, creándose una entidad en la que el País Leonés sea humillado y castellanizado lo máximo posible; para ello la provincia de León pierde sus derechos autonómicos uniprovinciales en los tribunales. El 19 de junio de 1983, se colocó a traición la bandera cuartelada en la Diputación de León, y comenzó el calvario para el País Leonés. En mayo de 1984, más de 90.000 personas, venidas desde todas las provincias legionenses, e incluso extremeñas, clamaron contra el etnocidio que se anunciaba en lontananza. En 1986 los violentos de Tierra Lleunesa anunciaron actos terroristas contra esa autonomía birregional. El 12 de febrero de 1991, se crea UPL o Unión del Pueblo Leonés. La editorial pucelana Ámbito y su factotum el prof. Julio Valdeón Baruque harán lo posible y lo imposible, para unir de forma delirante a León con Castilla. La Junta amenazó a las Casas de León con negarles las subvenciones, si no se denominaban como Casas de Castilla y León. Un siniestro Juan José Lucas anunciaría en 2015 que: “Esta comunidad no se había consolidado, al coser una comunidad formada por dos viejos reinos”, este sujeto obligó a Cultural Leonesa y Numancia de Soria a jugar un partido, en León, para anudar comunidad, el resultado fue la quema de banderas autonómicas. En 2007, el alcalde del PSOE, Francisco Fernández defendió el autonomismo legionense. Como ejemplo del ataque a León está la creación de la Comarca del Bierzo, zona leonesa que debería ser provincia, no me referiré al galleguismo invasor y espurio en dichas tierras. Hasta contra la llingua llionesa ha ido la Junta de CastigaLeón. Pero, los leoneses resisten y el estadio municipal del equipo de León se llama “Reino de León”, en Zamora “Ruta de la Plata” y en Salamanca “Helmántico”. En suma, recomendación plena y absoluta, para esta monografía necesaria y vital para la defensa del País Leonés y del Lexit: “León+Zamora+Salamanca”, que solo he resumido grosso modo. 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