Drama | 83 min. | España | 2020
Título: Invisibles.
Título original: Invisibles.
Dirección: Gracia Querejeta.
Guión: Santos Mercero, Gracia Querejeta.
Intérpretes: Emma Suárez, Adriana Ozores, Nathalie Poza, Blanca Portillo.
Productora: Nephilim Producciones / Orange Films / TVE.
Distribuidora: Wanda Vision.
Sinopsis
Julia (Adriana Ozores), Elsa (Emma Suárez) y Amelia (Nathalie Poza) son tres amigas que un día decidieron comenzar a caminar juntas una vez por semana. Esta rutina, que comenzó siendo tan solo una mera distracción y una forma de hacer ejercicio, se ha terminado convirtiendo para ellas en una necesidad. En esos paseos, comparten lo que sucede en sus vidas, expresan sus emociones libremente, se desquitan, se sinceran, se quitan sus caretas... O no.
Crítica:
Si hace dos semanas llegaba esa exposición de las vergüenzas de la masculinidad tóxica vehiculada a través del encierro de tres hombres en un piso en El plan, hoy le toca el turno a otro trío, esta vez de mujeres, con Invisibles. Aunque tienen muchos puntos en común como es la ubicación de su desarrollo en un único espacio –ya sea una vivienda de extrarradio en el caso de los hombres, como un parque en el de las mujeres-, poner el foco en la madurez y la amistad o abordar el género desde ópticas diferentes; ambas películas ofrecen una perspectiva radicalmente distinta a sus personajes. Mientras que El plan ataca con mordacidad al hombre, con sus más y sus menos, Invisibles toca a la mujer con respeto, explorando sus distintas condiciones, fortalezas y debilidades, pero sin afán de destruirla.
“Estas dos posturas opuestas a la hora de intentar radiografiar un género son coherentes con la conciencia actual sobre las brechas entre ambos sexos".
Estas dos posturas opuestas a la hora de intentar radiografiar un género son coherentes con la conciencia actual sobre las brechas entre ambos sexos. Como el humor va de abajo hacia arriba, es lógico y admisible cuestionar la siempre poderosa masculinidad para dejar a la vista sus carencias y efectos negativos sobre todos los ámbitos, y a costa de la mujer. En el reverso de la carta, hasta que no se asuma la verdadera igualdad entre sexos e identidades, por justicia no será posible ofrecer una lectura cercana a El plan de la mujer. De aquí que estas dos obras, con premisas, temáticas y formatos similares no son iguales, de ahí que sería un error calificarlas como “lo mismo”.
Tras el espanto de Ola de crímenes, Querejeta regresa a ese cine más íntimo y emocional alrededor del universo femenino de Cuando vuelvas a mi lado (1999) y Siete mesas de billar francés (2007), en esta ocasión en una faceta más teatral al relatar el terapéutico paseo semanal de tres mujeres maduras a lo largo de 2 meses. El diálogo, el fuera de campo y la elipsis están a la orden del día en esta sencilla propuesta con la que Querejeta, junto a Santos Mercero firmando el guión como su fallecido padre (Antonio Mercero), sobrevuela por múltiples temas que afectan el mundo de estas caminantes, muchas veces en constante colisión con los hombres. Empezando de la peor manera con unas conversaciones artificiales y poco orgánicas, supera el bache construyendo su trama a base de la fragmentación en capítulos (días) y variaciones en sus encuentros, convirtiendo el trío inicial en dúos alternos, introduciendo el contacto con personajes secundarios y retomando el trío cuando conviene.
De esta forma, el calculado inicio se va distendiendo y naturalizando, la información se dosifica, la posición de cada una de ellas en relación a la amistad se clarifica, y la ausencia del personaje convierte al espectador en el máximo conocedor de ese grupo de amigas, por encima de las involucradas: mujeres de hoy en día que comparten y ocultan cosas.
Con pasajes más tópicos que otros y una realización algo plana, Querejeta se mueve como pez en el agua en un campo que domina y ejecuta con solvencia, haciendo de Invisibles una película agradable de ver, realzada por ese contrastado trío de actrices en el que destaca Adriana Ozores; pero a la que algo más de ambición le hubiera hecho bien de cara a trascender más allá de la corrección. Sencilla y cotidiana, siempre es bienvenida si consigue abrir los ojos y visibilizar a la mujer madura.