Son muchas las razones por las que la poesía infantil es importante para los pequeños lectores. De esto sabe mucho José María Plaza, quien ha querido compartir de una manera divertida y amena sus historias tejidas con cariño a través del arte de la rima. Mediante estos poemas, los niños podrán tener sus primeros contactos con el mundo de la poesía, el ritmo y el arte, gracias a las delicadas ilustraciones de Pilar Hoces que acompañan los textos. "La Luna de Nueva York" se convierte así en un fantástico medio para fomentar el amor por la lectura entre los pequeños, por la belleza y la armonía que transmiten sus páginas.
Parece que José María Plaza ha querido coger el testigo de Gloria Fuertes en cuestión de poesía infantil. Y, la verdad, es que hacia falta. Hay que fomentar la lectura infantil y ¡qué mejor que leyendo poesía!, y más si es como la escribe el autor del poemario "La luna de Nueva York" con delicadez y, a la vez, pasión. Con un cierto sentido pedagógico que haga que el pequeño lector, ayudado por sus padres, se adentre en esta poesía quede enganchado entre los versos de la lírica para toda la vida.
Como escribe el propio autor en la introducción del poemario, "la poesía la llevamos en la sangre. La poesía es música, es juego y es vida". Yo añadiría que es ritmo. La poesía es el ritmo de nuestro corazón. El latido de los sentimientos y la belleza. ¡Quién no se ha enamorado una noche de luna! Ya puede ser llena o creciente. La luna está presente las noches más mágicas de nuestra vida, puede ser en Nueva York, donde la vió Federico García Lorca o puede ser en el Parque del Buen Retiro. Allá donde crezca el amor, siempre habrá una luna para dar fe. José María Plaza consigue conmover a los más pequeños y, también, a sus padres. Su poesía es para leer en familia y para leer en soledad.Necesitamos libros como el suyo para incitar a la gente menuda a la lectura. Mirando su luna no nos aburriremos nunca.
José María Plaza es periodista y escritor. Ha publicado más de cincuenta libros, algunos de los cuales han sido traducidos al chino, coreano, turco o japonés. Entre ellos, Mi primer Quijote, No es un crimen enamorarse o la serie de pandillas y misterio Los Sin Miedo, con once títulos. Ha realizado ocho antologías de poesía para niños y jóvenes, como Zoo vivo, Ventanales, Espe-jismos o De todo corazón. 111 poemas de amor, ilustrados por Ágatha Ruiz de la Prada.
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