El supermercado Franprix de la calle Rendez-Vous, en París. Tres personas: una mujer que mira; Gordana, la cajera; un hombre que se empeña, cada viernes por la mañana, en pasar por la caja cuatro, justo la de Gordana. La mujer que mira, Jeanne, es la narradora. Todo existe a través de ella, que imagina, supone, una vida, unas vidas, en presente, en futuro y en pasado, para Gordana y el hombre. También excava galerías en su propia existencia, visitándolas y recomponiéndolas. Se sabrá que es hija de unos comerciantes de provincias, que tuvo una abuela ciega, que fue contable, que amó a un hombre y que un día ese hombre se marchó.
«Se llama Gordana. Es rubia. Rubia acre de tanto querer serlo, tiene el pelo áspero. Entre las raíces negras del cabello teñido, la piel es blanca, pálida, brillante, y la mirada se aparta del cráneo de Gordana, como si hubiera sorprendido una parte muy íntima y se la hubiera arrebatado sin que ella se diera cuenta. Su boca queda cerrada sobre los dientes. Permanece obstinada, con el busto corto y tozudo, muy ligeramente inclinado, con la cabeza menuda sobre el eje. Se adivinan unos dientes poderosos, grandes, emboscados detrás de los labios delgados y rosas. La sonrisa de Gordana estallaría como un petardo del 14 de julio».
Marie-Hélène Lafon (Aurillac, 1962) enseña latín y griego y desde 1980 vive en París. Ha sido merecedora de numerosas distinciones y ha recibido premios como el Renaudot des lycéens 2001, el Marguerite Audoux 2009, el Prix du Style 2012 (por Los países, que editorial minúscula publicó en 2018) y el Goncourt de la nouvelle 2016. "Nuestras vidas" fue seleccionado para el Goncourt 2017.
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