Han sido más de ocho semanas de ensayos, decisiones y tutorías impartidas por profesionales de las artes escénicas y la gestión cultural como Carlota Ferrer, José Troncoso o Juan Gómez Cornejo. Ahora, Vida Cantina afronta el nacimiento y estreno de Decamerón, su proyecto escénico, que, se espera, adquirirá vida propia en festivales, giras y escenarios. Así remata la edición de 2019 (la segunda de su historia) de ‘Una habitación para soñar’, un proyecto de residencia artística iniciativa de Fundación Teatro de La Abadía y la Comunidad de Madrid dirigido a jóvenes creadores, menores de 28 años, y que acoge el Corral de Alcalá.
Evocando aquel cuarto propio que reclamaba Virginia Woolf, la residencia tiene como objetivo “apoyar la creación artística emergente en la Comunidad de Madrid”, visibilizar “trabajos artísticos que aborden una reflexión sobre las problemáticas estéticas, sociales e intelectuales actuales” y asesorar y dotar de infraestructura al equipo de artistas emergentes elegido en convocatoria pública al principio de cada temporada, con un programa de tutorías y mentorings que le permita desarrollar la producción de su espectáculo.
Huir de la peste
La icónica obra de Boccaccio narra cómo, en el contexto de una Florencia devastada por la peste, diez jóvenes huyen de la ciudad para salvarse de la enfermedad. Ante la destrucción del mundo que conocen, se entretienen contándose historias de supervivencia, llenas de irreverencia y vitalidad, con las que re-imaginan al hombre y al mundo. Seis de estos relatos, escritos entre 1349 y 1353, sirven al equipo de Vida Cantina -una compañía formada íntegramente por ex alumnos de la Real Escuela Superior de Arte Dramático menores de 25 años- como punto de partida para su espectáculo.
El Decamerón sirve, así, de guía para abordar las cuestiones que nos preocupan en este momento y la forma como tratarlas. Vida Cantina ha hallado muchos paralelismos entre el lugar desde el que lo escribe Boccaccio y nuestra forma de ver la sociedad actual. En este espectáculo quieren reflexionar sobre a dónde ir después de habitar una absoluta pérdida de esperanza en el hombre y en el progreso, pero también sobre el sentido y el valor de crear y contar historias para salir de ese lugar, para construir un mundo nuevo.
El teatro como refugio
Josete Corral dirige y escribe esta versión de la obra de Boccaccio, en la que se plantea el hecho teatral como refugio frente a la peste de nuestro tiempo, como lugar desde el que iniciar un viaje a través de los temas de los que él y su equipo quieren hablar y del teatro que quieren hacer. Un viaje vertebrado por los cuentos del Decamerón con el que “buscamos poder comunicar quiénes somos y de qué forma vemos el mundo que nos rodea”, expresa el director, “desplazando el foco anticlerical y erótico de la obra original hacia una reflexión escénica sobre los pilares que sostienen nuestra sociedad y su moral, y preguntándonos cómo enfrentar un mundo y una civilización moribundos en los que hemos perdido completamente la esperanza”. La obra, que transita por distintos géneros y formas teatrales, está protagonizada por Manuel Pico, Marc Servera y Belén Landaluce, con escenografía e iluminación de Victor Longás y vestuario de Berta Navas.