La colección Vandalia cierra el año 2019 con la publicación de un libro excepcional, ‘Tierra negra con alas. Antología de la poesía vanguardista latinoamericana’, una edición realizada por Juan Manuel Bonet y Juan Bonilla que está destinada a convertirse en una obra de referencia al ser la más amplia y abarcadora de las publicadas hasta la fecha.
Es todo un lujo poder ir de la mano de dos escritores y críticos fascinados por la edad de los ismos, ya que Bonet y Bonilla se cuentan entre los máximos conocedores de la vanguardia en el mundo de habla española. ‘Tierra negra con alas’ propone, además de una selección amplia y representativa, un exhaustivo panorama del periodo, abordado en una brillante introducción general que se completa con las semblanzas previas a los poemas de cada autor, magistrales en su concisión y repletas de datos reveladores.
Más o menos paralelamente a la eclosión del Ultra en España, donde confluyeron los hallazgos del cubismo francés, el futurismo italiano, el expresionismo alemán o el dadaísmo de los exiliados de la Gran Guerra, hubo en Latinoamérica una generación que abanderó con entusiasmo las radicales consignas del arte nuevo. La gran constelación de la vanguardia, que suma decenas de autores valiosos a los nombres más conocidos de Jorge Luis Borges, Vicente Huidobro, Pablo Neruda o César Vallejo, vivió su época dorada en la vertiginosa década de los veinte, en la que surgieron movimientos como el ultraísmo argentino, el estridentismo mexicano, el indigenismo peruano o el runrunismo chileno, variantes de una aventura colectiva que se enfrentó al legado modernista para renovar por completo la poesía latinoamericana.
Los autores citados son, tal vez, los esenciales de la vanguardia latinoamericana, pero hubo muchos más entre las primeras señales de la contestación y el triunfo del surrealismo, que se convertiría en una etapa más avanzada, como en España y el resto de Europa, en la escuela dominante. Muchos quedaron relegados, incluso en sus propios países, a un lugar marginal del que esta antología, destinada a convertirse en una obra de referencia, aspira a rescatarlos, individualmente y sobre todo en lo que se refiere a su aventura colectiva, pues también los poetas indudablemente menores contribuyeron a retratar la atmósfera de los tiempos.
Sin ellos, la tradición poética de la vanguardia en castellano, que vivió su época dorada en la vertiginosa década de los veinte, estaría incompleta. Casi un cuarto de siglo ha pasado desde la publicación en España del último trabajo que trató de cartografiar las coordenadas en su gran diversidad de ramificaciones, ‘Antología de la poesía latinoamericana de vanguardia (1916-1935)’, de Mihai G. Grünfeld (Hiperión, 1995). La presente, la más amplia y abarcadora hasta la fecha, aspira a ser definitiva.
Hondamente familiarizados con el periodo, los autores de la antología, Juan Manuel Bonet y Juan Bonilla, han partido de una relación previa que superaba los 300 nombres, los cuales, tras sucesivas cribas, han quedado en 190 poetas, representados por 825 poemas. La ordenación del volumen, dividido en veinte secciones, los agrupa por países, no por movimientos, dado que en muchos casos los mismos poetas participaron de varios a la vez o sucesivamente. Hay también una evolución que contempla a los autores de transición del modernismo a la vanguardia, que si no fueron propiamente vanguardistas participaron igualmente, como otros que no continuarían en esa línea rupturista, de la gran renovación de la poesía americana. De Sur a Norte, el recorrido se inicia en Argentina y acaba en México. “Lo que pretendemos con esta antología – indican los editores- es mostrar cómo el espíritu de la vanguardia –que fue una época, más que un movimiento estético– alcanzó América de arriba abajo produciendo decenas de revistas y libros de cientos de poetas entre los que nos hemos visto obligados a elegir, por razones de espacio, los que componen la presente edición de esta caravana americana”.
La selección de los autores y los poemas representados ha sido un trabajo conjunto de Bonet y Bonilla. El segundo firma la introducción general del volumen, donde traza una completa panorámica del periodo y de las singularidades nacionales o estéticas. El primero se ocupa de las semblanzas que preceden a los poemas de cada uno de los autores, magistrales en su concisión y repletas de datos reveladores.
Tanto Juan Manuel Bonet como Juan Bonilla, escritores y críticos fascinados por la edad de los ismos, se cuentan entre los máximos conocedores de la vanguardia latinoamericana en el mundo de habla española. Ambos han recorrido las principales capitales del continente en busca de los libros publicados por los poetas de la época y poseen bibliotecas con centenares de referencias poco conocidas, a veces únicas.
Juan Manuel Bonet (París, 1953) es poeta, ensayista, crítico de arte y literatura y comisario de exposiciones. Ha sido director del IVAM de Valencia, del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid y del Instituto Cervantes, primero de la sede parisina y después de la institución en su conjunto. Es autor de ensayos sobre Juan Gris, Ramón Gaya, Gerardo Rueda o Martín
Chirino, y de ediciones críticas de Ramón Gómez de la Serna, Rafael Cansinos Assens, Rafael Lasso de la Vega o Joan Perucho. Ha comisariado, entre otras muchas, exposiciones como El surrealismo entre el Viejo y el Nuevo Mundo, El poeta como artista o El ultraísmo y las artes plásticas. Es autor de un monumental Diccionario de las vanguardias en España (1995), de Impresos de vanguardia en España (1912-1936) (2009) y de Las cosas se han roto. Antología de la poesía ultraísta (2012), obra clave sobre el movimiento que fue editada por la Fundación José Manuel Lara en su colección Vandalia. Ha publicado el dietario La ronda de los días (1990) y los libros de poemas La patria oscura (1983), Café des exilés (1990), Polonia-Noche (2008) y Nord-Sud (2011), recientemente reunidos en Via Labirinto (2016).
Juan Bonilla (Jerez de la Frontera, 1966) es autor de los libros de relatos El que apaga la luz (1994), La compañía de los solitarios (1999), La noche del Skylab (2000), El estadio de mármol (2005), Tanta gente sola (2009, Premio NH) y Una manada de ñus (2013). Como novelista ha publicado Yo soy, yo eres, yo es... (1995), Nadie conoce a nadie (1996), Cansados de estar muertos (1998), Los príncipes nubios (2003, Premio Biblioteca Breve), Prohibido entrar sin pantalones (2013, I Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa) y Totalidad sexual del cosmos (2019). Después de reunir sus cuatro poemarios anteriores en Hecho en falta (2014), ha publicado Poemas pequeñoburgueses (2016). Sus ensayos y artículos están recogidos en siete títulos aparecidos a lo largo de los últimos veinticinco años; al más reciente de ellos, Biblioteca en llamas (2016), le ha sucedido La novela del buscador de libros (2018), un volumen publicado por la Fundación José Manuel Lara donde sus recorridos americanos ocupan un lugar destacado. Ha comisariado exposiciones de fotografía y entre sus publicaciones relacionadas con las vanguardias figuran las antologías Aviones plateados (2008) y Futurismo y cuenta nueva (2009) o la edición de los Poemas simplistas de Alberto Hidalgo.
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