En este volumen que Almuzara publica con el apelativo que Franco daba al conflicto —Guerra de Liberación—, se agrupan los escritos previos, contemporáneos y posteriores, que él mismo fue desgranando en arengas, discursos, revistas militares y prólogos, de forma que el lector pueda descubrir sus ideas sobre el mayor drama de la historia contemporánea de España, cuyo resultado administró desde el 1 de abril de 1939 hasta su muerte el 20 de noviembre de 1975.
Muchos de los textos aquí recogidos son inéditos o desconocidos para el público general, y aunque al autor de este libro se le suele recordar por dos obras básicas para entender su pensamiento — Diario de una bandera, que redactó como comandante de la Legión, y el guion de la película Raza, ya en la posguerra— también dejó innumerables notas muy personales que contenían reflexiones de la campaña de 1936-1939 en sus aspectos netamente bélicos.
En la presente colección no podía faltar la voz de Francisco Franco Bahamonde, como máximo representante del bando de los vencedores de la guerra civil española, en el empeño de la editorial Almuzara de rescatar las voces de los protagonistas de la contienda, junto a Federica Montseny, Rafael García Serrano, Indalecio Prieto, Dolores Ibárruri o Gonzalo Torrente Ballester.
Franco Bahamonde, Francisco Paulino Hermenegildo Teódulo. El Ferrol (La Coruña), 4.XII.1892 - Madrid, 20.XI.1975. Nació en una familia de marinos de clase media: su padre, Nicolás Franco, era oficial intendente de la Armada; su madre, María del Pilar Bahamonde, procedía también de una familia de marinos. Formado en la Academia Militar de Toledo en la promoción de 1907 (Infantería), Franco permaneció en Marruecos de 1912 a 1926, salvo por alguna interrupción, y fue ascendiendo en su carrera por méritos de guerra contraídos en las diversas campañas de pacificación del protectorado en que participó. Durante la Segunda República (1931-1936), ascendió a general de división y fue jefe del Estado Mayor Central, destacando en la represión del movimiento subversivo de 1934 contra el régimen vigente. En julio de 1936 —cuando se puso al frente del movimiento sedicioso contra el gobierno del Frente Popular triunfante en las elecciones del 36— era comandante militar de Canarias, de donde partió para tomar el mando del Ejército de África. En octubre de ese año fue nombrado por la Junta de Defensa Nacional de los sublevados «Jefe del Gobierno del Estado Español y Generalísimo de las fuerzas nacionales de tierra, mar y aire». Instauró un régimen político que la Real Academia de la Historia define como «autárquico y nacionalista, [que] creó un fuerte sector público… Para impulsar la industrialización, en 1941 creó el Instituto Nacional de Industria (INI), que construyó fábricas y empresas de aluminio y nitratos, industrias químicas, astilleros, grandes siderurgias, refinerías y fábricas de camiones y automóviles… Controló precios y salarios, y el comercio exterior. Integró desde 1940 a trabajadores y empresarios en los sindicatos «verticales»del Estado; y creó un modesto sistema de seguros sociales de tipo asistencial y paternalista».
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