“En Poniente, los hechos reales no ocupan mucho espacio, la mayoría provienen de la crónica de Pigafetta, que no es muy fiable porque exagera muchos hechos y miente en otros”, señala el escritor de Rentería nada más comenzar nuestra entrevista en un hotel de Madrid que está donde se encontraban los primeros estudios de la Televisión española en los años sesenta. En opinión del escritor vasco, “a los hechos históricos hay que darles una capa de sentimentalidad y emocionalidad para que lleguen mejor al lector. Esta capa debe de estar por encima de la propia historia. Todo lo escrito tiene un trasfondo real y he tratado de ser fiel a los hechos y a la cronología. Hay que ser conscientes que en la historia hay muchos huecos que no podemos rellenar, como no podemos saber lo que pensaban o hablaban los tripulantes durante el viaje”. Álber Vázquez ha escrito un puñado de interesantísimas novelas históricas como “Mediohombre” y “Guerras mescalero en río Grande”, entre otras. Con “Poniente” continúa esa racha de novelas atrayentes. El autor parece empeñado en narrar episodios olvidados de nuestra historia, en el tiempo que le deja libre su gran pasión: correr maratones. La literatura no deja de ser una carrera de largo recorrido. Álber se mueve bien en esas largas distancias. Aunque no tanto como la que emprendieron Magallanes y Elcano un día de septiembre de 1519. “Cuando emprendieron la singladura, tenían la certeza que los portugueses les estaría esperando, de ahí que comenzasen el periplo por la ruta portuguesa. Algo que no se esperaban. Magallanes era un estratega muy inteligente, aunque como jefe era bastante autoritario. Le hubiera venido mejor tener más mano izquierda. Así no se hubiese producido el motín”, evalúa Álber Vázquez en tono mesurado y pausado. Su opinión sobre el italiano Antonio Pigafetta no puede ser peor, “no tenía un oficio en concreto, sólo era un hombre de Magallanes. Era lo que se denominaba un relator, como cronista era muy sensacionalista y en su crónica hay demasiadas exageraciones. Hay que tomarse su relato con mucha cautela, además no era una persona muy apreciada por la tripulación”. “El gobierno de las naves lo llevaban el maestre o el contramaestre, el título de capitán era más bien político, de ahí las disputas entre Magallanes y el veedor del rey Juan de Cartagena”, especifica el autor de “Poniente” y añade “Magallanes se creía que podía hacer lo que quisiese y aplicaba las directrices de Carlos I a su conveniencia, de ahí las fricciones entre los caballeros castellanos y el portugués. Además, según fue pasando el tiempo dio a los portugueses mayor poder en las naves”. “La misión de la vuelta al mundo era muy incierta, casi semisuicida”A Magallanes le costó muchísimo formar la tripulación de sus naos. “La misión era semisuicida. Las posibilidades de regresar eran muy pequeñas. Era un viaje incierto, de ahí que pocas personas quisiesen formar parte de la tripulacion, por eso se tuvieron que completar las mismas con gente de fuera. De todas formas, se cree que habría unos cuarenta portugueses en la expedición, además de franceses, italianos, alemanes, etc. Había sobre todo muchos andaluces y vascos. De los 18 que regresaron 4 eran vascos”, analiza de manera certera Álber Vázquez. “La vida en la mar es muy sacrificada. Después de estar muchos años embarcado, los marinos no saben vivir en tierra. Cuando se llegaba a puerto hacían demasiadas cosas estrambóticas. Magallanes que lo sabía prohibió las timbas de cartas, causa de muchos fricciones. La disciplina era muy rígida en las naos”, cuenta el escritor de Rentería. Muchas de las personas embarcadas fueron niños. “Era muy habitual en aquella época que los padres se embarcasen con su hijos, que hacían las labores de grumetes. Otros los enrolaba la familia”, puntualiza.
Tras la muerte de Fernando de Magallanes en Mactán, en una batalla absurda en la que no se debió de meter, se produjo un vació de poder. Carballo, su sucesor, no tenía dotes de mando. Le venía grande el puesto. “En aquel momento, fue Juan Sebastián Elcano el que demostró tener más determinación. Supo estar en el lugar indicado en el momento justo. Con el marino vasco se comenzaron a tomar las decisiones de común acuerdo”, señala Álber Vázquez. “Fue Elcano el que propuso volver por la ruta portuguesa contraviniendo las instrucciones del rey, estaba convencido de que los portugueses les venían persiguiendo y por eso decide ir por donde nadie lo esperaba. Cuando Magallanes partió no estaba en su cabeza dar la vuelta al mundo. El objetivo de la expedición era encontrar una nueva ruta a la Especiería. Elcano supo tomar decisiones muy importantes, como quemar una de las naves –la Trinidad- porque no tenía marineros suficiente para gobernar las dos que le quedaban”, expone el autor. Elcano partió con la Victoria de regreso a España por aguas portuguesas. Atracó en Cabo Verde para abastecerse, y allí resultaron apresados unos diez marinos, logró huir sin apenas coger alimentos y emprendió la última etapa camino de España. “El recibimiento fue grandioso. Nadie los esperaba después de tres años de navegación. Lo primero que hicieron al tomar tierra fue ir a una iglesia a poner velas a la virgen, lo que había prometido en su huida de Mactán. Llegaron hechos unos zorros”, apunta. Para finalizar la entrevista, Álber Vázquez reconoce que “Poniente es la novela más ambiciosa que he escrito nunca, por su extensión, por sus diferentes tramas y por la cantidad de personajes que aparecen en ella”, concluye el escritor guipuzcoana esta interesantísima conversación. Puedes comprar el libro en:
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