Raquel Martos es una persona que cultiva diferentes trabajos, pero es en la escritura donde consigue una mayor conexión con los lectores. En la entrevista nos da muchas pistas sobre su novela y nos cuenta algún que otro secretillo y no solamente culinario. “Los sabores perdidos” es su tercera novela. ¿Cómo llegó hasta la narrativa? A través del guión. He escrito desde que tenía ocho años, pero profesionalmente la radio, la televisión y las columnas en prensa, me impulsaron a atreverme a algo que era más que un sueño Periodista, columnista, escritora… ¿De dónde saca el tiempo necesario para realizar tantas actividades? Estiro las horas del día como un chicle porque me encanta mi trabajo. Pero también me gusta vivir y leer, y ver cine o series, salir al campo, ver exposiciones, estar con los míos y jugar con mi perra. Ahora que lo preguntas, no sé cómo lo hago… ¿Cómo surgió la idea de esta tercera novela? Gabriela y yo estamos unidas por la cocina y por la emoción. Ella había leído mis novelas, yo había utilizado su catering para acontecimientos familiares importantes, ella cocina con emoción y yo escribo de igual manera. Gabriela tenía la ilusión de publicar un recetario y que yo escribiera sobre la relación de la cocina con las emociones y madurando esa idea llegué a “Los sabores perdidos”, una metáfora perfecta de todo aquello que vamos perdiendo en la vida, incluso a nosotros mismos y que un día necesitamos recuperar. Parar y volver a saborear o a mirar una vieja fotografía para recordar quiénes somos. Reunir a un grupo de personas desconocidas entre sí, que por diversas circunstancias tienen la necesidad de deshacer nudos, me pareció la mejor manera de ficcionarlo. ¿Y de su alianza con Gabriela Tassile? Nos conocimos en un programa de televisión en el que ambas trabajábamos y desde ese momento, una relación de cariño que ahora nos une además en este libro. No sólo incluye las recetas de los platos, sino que vienen con una explicación sentimental de los mismos. ¿Ayuda esa explicación a la trama del libro? Es que cada receta es un anzuelo para pescar las historias de los alumnos de ese curso de cocina emocional. Es el hilo del que tira Mayte para conocerlos, para que nos cuenten, para que sepamos quiénes son, qué les ocurrió, por qué han ido a parar a esta peculiar cocina… ¿Tienen tanta importancia las recetas para el desarrollo de la novela y de las historias que cuenta? Son la columna vertebral, como podrían serlo siete fotografías, o siete aromas o siete canciones, que las hay, por cierto. El poder evocador de la cocina como el de la música, es un hecho científico. Todo ello está almacenado en el hipotálamo. ¿Cada participante del curso de Maite tiene una historia y una receta que contar? Cada uno: Las croquetas de Elvira, el tajine de Rashida, el sarmale de Loreto, la berza jerezana de Dolores, el solomillo de tomate de Luz, la tarta de chocolate de Arturo. Incluso ella… la enigmática Mayte, tiene su carrot cake. Todos tienen capítulos sin cerrar, secretos, frustraciones, anhelos… como en la vida, vaya. Cualquiera de nosotros, de tus lectores, podría ser alumno de esa cocina emocional. ¿Cómo definiría a Maite? Es un personaje enigmático que esconde muchas cosas en su delantal de mariposas. Con gran capacidad para que otros se sinceren con ella y gran resistencia a hacerlo ella misma. Pero entre fogones, todo puede ocurrir… la cocina es un territorio que abre las compuertas del corazón. “Vivimos demasiado deprisa y tenemos necesidad de detenernos para reparar en lo importante”¿Qué es eso de la cocina emocional? Una nueva tendencia gastronómica que paradójicamente es una vuelta al pasado. Tan viejo como el hombre lo de asociar los sabores a los recuerdos, como las melodías, como los aromas. Vivimos demasiado deprisa y tenemos necesidad de detenernos para reparar en lo importante. Sin embargo, la que inventa Mayte va más allá… ¿Cuánto amor hay en la cocina? Mucho. Todo. Cocinar es una labor creativa que requiere amor y cocinar para otros es una muestra inequívoca de generosidad, de querer cuidar, de amar. En mis anteriores novelas la cocina ya aparecía como elemento cuidador, terapéutico, seductor, de conexión entre personas… ¿Podemos encontrar enigmas en la cocina? En la de Mayte todos. Vale la pena ponerse el delantal y entrar a conocerla… ¿Es el gusto, el sentido más desdeñado de los cinco? A juzgar por la fiebre que ha inundado programas y programas de tele por la cocina, las múltiples publicaciones gastronómicas, el interés de los más jóvenes por aprender a cocinar, yo diría que no. Pero la cocina requiere tiempo, paciencia y concentración, por eso a veces hemos descuidado el gusto por pensar demasiado en el gasto de energías para conseguir no sabemos bien qué.
En la novela, además del gusto, el olfato es muy importante. ¿Los olores tienen mucho poder de evocación? Sí, ya lo he comentado en respuestas anteriores. El olor a cuaderno nuevo, la manzana asada de la feria, cuando vuelves a ese pueblo en el que pasabas la infancia y huele a horno de leña, las propias casas y sus aromas propios… Cada aroma, cada perfume te hace viajar. ¿Todo buen plato tiene su vino? Sí, el vino es un excelente compañero para la comida y viceversa. Y está considerado como alimento. Un buen vino multiplica por cinco un buen sabor culinario. Si ve a alguien comiendo con Coca-Cola, ¿qué piensa? Que si no está acompañando a una hamburguesa a la americana, está fuera de sitio. ¿Cómo se cocina un buen libro como “Los sabores perdidos”? Con mucho tiempo, con mucha emoción, poniendo mucha parte de uno. Y con mucha satisfacción, porque escribir es uno de los grandes placeres de mi vida. ¿Podemos esperar nuevas novelas? Pues… ya estoy pensando en la siguiente. Mientras me sigan leyendo y diciéndome cosas tan maravillosas los lectores que se animan a conocer mis novelas, no pararé. En realidad creo que siempre escribiré, aunque no me publiquen, no entiendo la vida sin hacerlo. Puedes comprar el libro en:
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