Aparentemente, Alison tiene todo lo que desea. Un marido que la ama (Carl), una hija estupenda (Tilly) y una carrera en ascenso. Como abogada siempre ha esperado la gran oportunidad, y por fin ha llegado: le acaban de confiar su primer caso de asesinato.
Pero esta imagen idílica se ve empañada por dos grandes problemas: Alison bebe demasiado y vive una aventura sexual obsesiva con Patrick, un colega al que le gusta traspasar los límites.
«Estoy medio desnuda en mi salón, el mismo donde Tilly juega y ve la televisión, esperando a que un hombre que no entiende un no por respuesta vuelva para atosigarme otra vez. Si fuera una amiga mía, ahora mismo me gritaría a mí misma que deje de ser tan egoísta y estúpida. Mi hija es la única con quien debería estar poniéndolo todo perdido de chocolate.»
Poco a poco, los cimientos de su vida comienzan a tambalearse: el alcohol y la culpa han minado sus relaciones familiares, alguien la acosa haciéndole ver que conoce su oscuro secreto y su amante se verá envuelto en una pesadilla de la que ninguno saldrá indemne.
Mientras, deberá hacer frente a la defensa de una mujer que se ha declarado culpable de apuñalar a su marido. Pero hay algo que no encaja en su confesión.
Salvar a esta mujer podría ser el primer paso para lograr también su propia salvación y frenar un proceso de autodestrucción en el que no todo es lo que parece.
Harriet Tyce se aleja de moralinas y expone los hechos, como una buena abogada que se dirige al jurado, para que sea el lector quien finalmente emita sus propios juicios de valor. Si finalmente la condena debe ser dada, tendremos que haber despejado toda duda razonable, un interesante ejercicio que nos obliga a mirar en nuestro interior y pensar: ¿podemos tirar la primera piedra?
Comenzamos a deshacer la madeja y entonces nos asaltan cuestiones cada vez más interesantes. La culpa por anteponer el trabajo a la maternidad, un espinoso tema que nos remite a las «malas madres», las relaciones tóxicas y los malos tratos en sus diferentes versiones salpican un thriller en el que no se olvidan cuestiones tan actuales como el movimiento Me Too y el «no es no».
«Odio este tipo de casos. Por la declaración de la víctima, está claro que lo que empezó como un poco de diversión embriagada acabó siendo algo verdaderamente aterrador, y el trauma es
evidente incluso a pesar de la formalidad del atestado. El acusado se pasó toda la vista con una sonrisa de suficiencia que me hizo desear darle un puñetazo y una actitud como si tuviera derecho a algo que me hace estar segura de que sabía lo que quería y fue a por ello, sin importarle que no signifique no.»
Otro de los grandes temas de Naranja de sangre está relacionado con mantener viva la llama en una relación de pareja. ¿Cómo lograr que la rutina no acabe con el amor? ¿Podemos evitar que se apague la pasión?
«Lo nuestro le encanta, y a mí también, aunque de manera distinta. Yo he encontrado consuelo y refugio, un alivio al sentirme deseada en vez de rechazada.»
«Cuando llego a la estación, veo a Patrick antes de que él me vea a mí. Está apoyado contra la pared, mirando su móvil, y al verle algo se tensa en mi pecho, tropiezo y me engancho con las ruedas del maletín. Alza la vista y esboza una de esas sonrisas de verdad que le iluminan los ojos, y yo me río, tan aliviada de ver a alguien alegrarse de verme que por un segundo olvido que lo nuestro ha terminado.»
Que todo esté narrado en primera persona desde la perspectiva de una profesional independiente y de éxito que ve cómo su vida se hunde a causa de las mentiras, la culpa, el aburrimiento y los prejuicios hace de esta lectura una interesante reflexión que gana puntos por su falta de sentimentalismo y su honestidad. De hecho, Alison no es la típica heroína, es una mujer de carne y hueso que ni siquiera juega a caer bien al lector, si no que se muestra desnuda con sus luces y sus sombras. Una más entre nosotros.
Harriet Tyce creció en Edimburgo y estudió Lengua Inglesa en Oxford. Tras hacer un curso de adaptación a Derecho en la Universidad de la City, ejerció como abogada criminalista en Londres durante casi una década.
En la actualidad, cursa un doctorado en Escritura Creativa en la Universidad de Anglia del Este. Naranja de sangre es su primera novela.
Puedes comprar el libro en: