“Volar en círculos” es la autobiografía profesional de uno de los escritores más influyentes del pasado siglo, que continúa teniendo una legión de seguidores en este nuevo siglo que ya no es tan nuevo. Cuando a comienzos de los años 50 David Cornwell fue reclutado por el Servicio Secreto de su Graciosa Majestad MI5, no alcanzó a imaginar qué iba a ser de su vida desde ese momento. El punto de inflexión fue la publicación de su novela “El espía que surgió del frío”, donde relata acontecimientos de la guerra fría que él vivió, aunque un tanto alejado.
John le Carré, pseudónimo de Cornwell, se lo puso para poder ejercer la literatura sin molestar a sus compañeros del MI5. Su trabajo como espía fue más bien rutinario. “Reconozco que mis mejores maestros de escritura fueron los del MI5”, escribe el autor inglés en sus memorias. Fueron tantos los informes que tuvo que redactar y tantas las correcciones que le hicieron sus jefes que la vena literaria de David tuvo que salir por algún sitio, y así fue cómo decidió dedicarse a la escritura mientras seguía rellenando informes, tanto en Bonn como en la propia capital de Imperio Británico.
John le Carré quiere dejar bien sentado en sus memorias, que un espía no es un policía y que nada, absolutamente nada, es lo que parece
Durante sus años de servicio pudo conocer a célebres espías como George Blake o Kim Philby, ambos espías dobles al servicio de la Unión Soviética. Aquello marcó mucho a John le Carré, no podía comprender cómo se podía estar al servicio de los comunistas. Él, aunque fue tachado de traidor, nunca lo fue. Y si bien daba algún tipo de información sobre los servicios de inteligencia en sus novelas, nunca lo fue de manera peligrosa sino más bien pedagógica. Algo parecido hizo Graham Greene, ambos son los dos mejores escritores de este género literario de espías.
John le Carré quiere dejar bien sentado en sus memorias, dos cuestiones cruciales, la primera que un espía no es un policía y, la segunda, que nada, absolutamente nada, es lo que parece. Y da, en el libro, múltiples ejemplos según su experiencia. Bien es verdad que Carré escritor ha viajado más que el Carré espía. Gracias a su labor de escritor ha podido recorrer el mundo, e investigar a diferentes servicios de espionaje. Ha estado por toda Europa y América, pero no ha olvidado a los servicios secretos de África y Asia. Sus novelas son una buena prueba de ello.
Si el peor enemigo de un espía es otro espía, capaz de corromper cualquier servicio de información. El peor enemigo de un escritor es otro escritor. John le Carré no ha tenido muchos enemigos en el gremio, pero sí en su antigua ocupación de espía. En el libro nos relata de forma amena muchas de sus experiencias, tanto como espía y como escritor. Estoy seguro que, como buen espía, no ha contado todo lo que sabe o ha vivido, pero sus memorias se leen con una creciente atención que arrastra al lector a devorar sus interesantísimas páginas.
Sorprende la inteligencia de una persona que ha sabido dar el paso del espionaje a la escritura con una honestidad tremenda. Y sorprende que, después de tantos años escribiendo, siga creando tramas que mantengan la atención de los lectores sin llegar a repetirse. Sus memorias se encuentran entre sus mejores libros. Lástima que no nos desvele todo lo que ha aprendido en sus años de profesión, porque si lo hiciese no habría sido un buen espía. Ahora, nos muestra uno de sus ases de su manga, “Volar en círculos”, seguro que tiene muchos más ases escondidos.
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