- En su pequeña bio, Azucena del Valle, nos cuenta que nació allá por el 21 después de un cabreo. También que hace gala de una retranca que muchos no entienden si no son oriundos de tierras secas y frías del centro de la península; sus personajes son dos chicas intrépidas y atrevidas, que opinan de todo sin tener ni idea de nada, no obstante; son poligoneras ilustradas, sagaces y divertidas que, entre líneas, mandan mensajes y torpedos a la línea de flotación del más pintado. Unos lo pillan y otros ni se coscan, pero siguen incansables y este es el artículo número cien publicado en Todoliteratura. ¡Ahí lo dejo!
- Azu es una tía que desvaría. Lo mejor que ha hecho es darnos voz y vida, Puri, aunque nos haga decir tacos como camioneros -discúlpenme caballeros, lo digo desde el cariño-, porque últimamente está disparada y le salen como ristras de ajos, es decir, de seguido.
- Pero, Vani, yo la noto emocionalmente más tranquila desde que hemos dejado de hablar de la Pilu y el Sebas. Un tío que era un capullo pero que daba mucho juego para poner a parir al sexo débil -mayormente, el masculino-. Ahora hasta los defiende. Pilu, una enamorada sufridora y acongojada inmersa en una relación desigual como es la de una cándida y un zorro. Tendrán que volver en algún momento para dar vidilla al tema. Luego está Aitana, tu sobrina, que representa a los modern que no entendemos porque ya pintamos canas y cada vez nos quedan más lejos.
- Pues es una pena que la Azu se equilibre, porque cabreada tenía más chispa que cuando se pone a hablar del desgobierno, de las emociones o de la soledad. Siempre tan intensa la chica.
- ¡Cuidadito con las críticas, Puri y Vani!, que lo mismo que os di voz, os cierro el micro sin avisar y pongo a otras menos lenguaraces. Os creéis famosas por eso de que algun@s copian vuestros dichos más populares, pero la gloria es efímera, como todo en esta vida y el que ahora está arriba mañana puede estampanarse en el barro de hocicos. Sois dos colegas marchosas que me han ayudado a decir cosas que de otra manera no sería capaz casi ni de pensar. Me incitáis a desaprender, ¡qué ironía! Yo, que me pasaba el día intentando instruirme chupando como una esponja para estar a la altura de lo que yo misma me exigía; entregándome a tareas nuevas que me hicieran crecer personalmente -profesionalmente ni lo necesito ni me importa ya-; enamorándome del amor, de la belleza, de la ternura, de la vida. Ahora, gracias a vosotras y a mis amigas del alma que siguen dándome claves, constato sin amargura que la felicidad es un estado efímero y pasajero, una entelequia que muchos siguen buscando con denuedo como si fuera la estrella de los Magos; la verdadera felicidad está en la libertad, en la capacidad de elección. Siempre hay ocasiones para elegir, como escribía mi admirado Viktor E. Frankl en “El hombre en busca del sentido”: Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas -la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias- para decidir su propio camino… Es esta libertad espiritual, que no se nos puede arrebatar, lo que hace que la vida tenga sentido y propósito.
- ¡Anda, Azu! Te sales de la pelu como un personaje más y nos quitas protagonismo. Échate a un lado, tía, que queremos celebrar esos cien, a los que nunca creí que llegaras aquella noche que pariste los “Amores intermitentes” tras venir, feliz, de las Hurdes.
- ¡Pero yo también quiero explicarme! ¡Quiero ser libre e independiente!, a pesar de los condicionamientos sociales que me constriñen, pero eso solo lo he logrado a través de vuestras voces poligoneras e irreverentes. Aunque piense que siempre actúo siguiendo mis convicciones más profundas, sé que no es así porque todos estamos sujetos a restricciones, muchas veces injustas, que limitan nuestra capacidad de actuar según nuestra voluntad. Por eso os necesito. Sobre todo, porque escribir, para mí, es pura catarsis cuando libero sentimientos y emociones que me ahogan y los pongo en otros; necesidad de denunciar situaciones que me desbordan y provocan una enorme tristeza al ver la pasividad de una sociedad que se mueve como borregos; divertimento cuando expongo situaciones que acabo de observar y quiero compartir por curiosas y atrevidas; enseñanzas que hago mías al investigar sobre un tema de interés sobre el sufrimiento de un colectivo concreto… Quiero reírme de la vida cuando abro la ventana cada mañana, de sus sinsabores, de las falacias, de la hipocresía, de la deslealtad, de la mentira, del dolor… Quiero enamorarme del amor, de una buena pieza musical, de un buen libro, de un amanecer, de la amistad, de la generosidad, de la alegría, de una sonrisa, de la esperanza, de una caricia que lo dice todo… ¡Porque me queda amor para dar y tomar! Quiero olvidarme de las traiciones, de los malos recuerdos, del sufrimiento, de los llantos. Quiero mirar con ojos nuevos cuando desaprendo; gestionar las emociones de manera eficaz, ponerme cada nuevo amanecer en marcha y sacar la mejor versión de mí misma a través del autoconocimiento para lograr recomponer la autoestima cuando me la dañan, tomar mis propias decisiones, anteponiendo mis necesidades a las de los demás porque, como decía Jordi Panyella en su libro No me quieras tanto y ámame mejor: “Ámate tanto que amar a los demás sea siempre una opción y jamás una necesidad”.
Quiero…
- Tía, esa frase yo me la voy a tatuar en la frente, que hay mucho cerd@ y me las dan con queso, porque también soy una crédula y ya no me renta el sufrimiento.
- Cierto Vani, hay más tontos que botellines, que escuche hace tiempo a un tal Herrera, pero hoy estamos happy, con la ilusión intacta y celebrando. Tenemos el corazón abierto a todo lo que está por venir y a todo lo que hemos disfrutado, aunque nos lo arrebaten de malas maneras. Fue bueno tener, sentir querer… y lo seguiremos haciendo pese a quién pese.
- Puri, y esos versos de Mario Benedetti extraídos de Poemas del alma, que utilizó Men Marías en uno de sus libros: Sé que voy a quererte sin preguntas, Sé que vas a quererme sin respuestas… Si aparcamos el mundo ingenuo del que todo se lo cree, ¿dónde quedarían?
- Mayormente en la basura a pesar de la belleza, porque en el mundo adulto son palabras hermosas, pero alejadas de la realidad. Pero hoy no es el tono. Una pregunta a Azucena, ¿por qué Namasté?
- Porque hubo un momento en el que estuve a punto de tirar la toalla… pero no lo hice. Me congratulo por ello y porque me inclino, reverencio y saludo respetuosamente, con agradecimiento, a todos los que nos han seguido en nuestros desvaríos. Namasté significa acoger, despedir y dar las gracias. Mi alma saluda a la suya. El tiempo pone todo en su lugar y lo más probable es que ya veremos… ¡WTF! (traduzco, ¡qué demonios!).
- ¡Cien por cien, amigas! Más que nunca, ¡Cien por cien!
- ¡Ahí lo dejo!