Esta semana serán tres los espectáculos que se llevaran a cabo en el Festival de Teatro Clásico en Alcalá de Henares. "Tarfuto", "Duelos cervantinos" y "Tiestes" podrán verse en el Corral de Comedias y en el Teatro Salón Cervantes.
"Tartufo", de Jean-Baptiste Poquelin - Molière
¿La Francia del siglo XVII, o la Georgia del siglo XXI? ¿Sacerdotes predicando o psicólogos familiares? ¿Confesión o psicoanálisis? Todo confluye cuando se trata de Tartufo. Él, que traiciona en nombre de la lealtad, roba en nombre de los dueños, y se gana el amor de todas las madres. Tal vez todos tenemos algo de Tartufo. Entonces, ¿quién es el verdadero Tartufo? El Tartufo de Molière. Nuestro antepasado.
"Duelos cervantinos", de Miguel de Cervantes / Luis Quiñones de Benavente / Duelos y Quebrantos
¡Acérquense, acérquense, que el espectáculo va a comenzar! Por arte de magia nuestros comediantes les trasladarán al bucólico mundo teatral del Siglo de Oro dando vida a tres de las grandes historias de todos los tiempos: El viejo celoso, La guarda cuidadosa y El sueño del perro. Entremeses mil veces versionados pero nunca agotados, donde apuestos galanes, «inocentes» damas, «perversas» celestinas y pícaros comerciantes viven condicionados por los celos, el amor, el dinero y el honor. La compañía de teatro Duelos y Quebrantos, creada en Alcalá de Henares en 1996, nos ofrece en Duelo cervantino, montaje especialmente creado para los Clásicos en Alcalá 2019, su peculiar visión de los entremeses del Siglo de Oro.
"Tiestes", un espectáculo inmersivo de Grumelot basado libremente en la obra homónima de Séneca
Tiestes es una experiencia inmersiva creada por Grumelot a partir del mito griego: parte instalación, parte pieza escénica, parte concierto electroacústico. En colaboración con el compositor José Pablo Polo, Grumelot ofrece al espectador la posibilidad de sumergirse en un cuento de terror que explora los procesos de corrupción del alma y del gobierno y observa la proliferación del mal en el seno de una familia marcada por la fatalidad.
En los pasadizos subterráneos de un circo romano, en un corral de comedias barroco o en las bóvedas de un antiguo cuartel, la voz de una mujer guía a un reducido grupo de espectadores a través de la oscuridad en un viaje al centro del horror que permite al visitante espiar una conversación privada en un coche, bailar música electrónica en el reservado VIP de una discoteca, entrar en un jacuzzi, o ser testigo de un violento asesinato. Los espacios intervenidos por la ficción se despliegan ante del espectador, que puede explorarlos libremente desafiando las lógicas de la narrativa teatral clásica.