Desde el principio la mitad de los españoles ya no la aceptaron e intentaron derribarla, lo primero sería “la sanjurjada”, y de la otra mitad un número importante eran fanáticos o egocéntricos. La gran esperanza de la modernización de España cayó en saco roto y terminó con una guerra civil pavorosa y sangrienta como pocos. Aquí están los datos en más de 850 páginas para demostrarnos porque no pudo ser lo que empezó tan alegremente.
Uno de los primeros que vieron lo que iba a ocurrir sería don Niceto Alcalá-Zamora, político católico de verdad y entregado a la causa, que fue objeto de burlas y befas por parte de algunos de los católicos monárquicos de derechas, que lo motejaron como “el timo de las misas”, indicando sin ninguna base y razón que lo habían visto comulgar varias veces. Todo falso. Se equivocó cuando llevó a la nación española a las elecciones después de 1934, ese empeachment le costó el puesto, y dejó a la república en manos de los violentos de ambos bandos.
Para él la ética debería estar cerca de la lógica. Su exilio en Argentina fue obligado y, cuando se produce su paso a mejor vida, sus hijos se niegan a que venga a las Españas mientras viva Francisco Franco Bahamonde, el dictador nunca le agradecería bastante lo bien que don Niceto se portó con él general de El Ferrol. No pudo aglutinar a su alrededor a toda aquella mayoría de españoles centristas, quienes no encontrarían un paraguas partidario político donde guarecerse.
No dio el poder a la CEDA de José María Gil-Robles y Quiñones, político brillante como pocos, e intento hundir al Partido Radical de Alejandro Lerroux, ahora muy amansado y que ya no deseaba violar monjas en Barcelona. En suma, no pudo hacer lo que tenía en su aguda inteligencia. En suma, libro que se lee con deleite. Su consuegro fue uno de los generales golpistas, sorprendentemente, del 18 de julio de 1936, el general de carabineros Gonzalo Queipo de Llano.
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