Para Carlos Mayoral, autor de “Un episodio nacional”, “Galdós era un escritor que se fijaba en las pequeñas cosas, en lo cotidiano, no tuvo ningún dilema épico, incluso en las novelas de sus Episodios Nacionales, no se fijaba en las grandes hazañas sino en los modestos protagonistas de las mismas”. “Sus Episodios Nacionales son una maravilla, fue el verdadero creador de la novela histórica. Vertebró todo el siglo XIX y siempre con personajes de abajo”, puntualiza el escritor madrileño.
Su novela, “Un episodio Nacional” está escrita desde dos diferentes perspectivas. “Los capítulos escritos en tercera persona tienen una base real, mientras que los escritos en primera persona son más personales y contienen personajes de ficción que creo ayudan a la reflexión, además incluyen pensamientos propias que de otra manera serían muy difícil de hacer”, explica el autor que en un principio barajó la posibilidad de escribir toda su novela en tercera persona.
La novela narra la investigación que hizo Benito Pérez Galdós sobre el denominado crimen de Fuencarral. Los dos protagonistas, Melquiades, un joven con ínfulas de escritor y Pérez Galdós, sufren una evolución parecida a la de Don Quijote y Sancho Panza. Don Benito, pese a su vocación liberal, sabe que pertenece a los estamentos privilegiados de la sociedad y Melquiades, que en un principio tenía miedo hasta de la ciudad y del poder, termina perdiéndolo. “Recorre un camino contrario a Galdós”, recalca el novelista.
El tiempo en que transcurre la novela fue crucial para don Benito. “Nos encontramos en los años 1988-90 cuando Galdós estaba en la cima de su popularidad, en ese tiempo se produce el crimen de Fuencarral que fue muy seguido por todo el mundo, la prensa estaba en su momento más álgido y en ese tiempo transcurre su relación con doña Emilia Pardo Bazán que va del auge a la caída. En tan poco tiempo se juntaron demasiados acontecimientos que no podían ser una casualidad”, valora Carlos Mayoral.
“He querido reflejar en la novela las inquietudes de una sociedad que vive en un constante ejercicio de injusticia”, afirma el autor y añade “he intentado entrar en Galdós, como él hubiese entrado en Espronceda, me ha costado porque mi personaje de Galdós se basa en mi observación, él es muy observado, mientras que Melquiades es más observador, tiene más de mí”.
En opinión de Carlos Mayoral, “la relación que mantenía Galdós con doña Emilia era exageradamente moderna. Eran un par de mentes libres, grandes viajeros y amantes de la literatura y culturas extranjeras. El punto fuerte de su relación era el atractivo intelectual, siempre estaban midiendo sus intelectos y esta relación se rompe cuando ella se enamora de Lázaro Galdiano”. Hay que señalar que Galdós fue un mujeriego empedernido, sobre todo en sus primeros años en la Villa y Corte y “el novelista del amor”, como apunta el autor de “Un episodio nacional”.
“Galdós coloca a Madrid en el mapa”
Cree Carlos Mayoral que “Galdós colocó a Madrid en el mapa. Nadie había convertido a Madrid en un personaje. Es muy diferente el Madrid que retrata Galdós al que hace Baroja. Los dos igualmente válidos”, evalúa y agrega “mi novela es un homenaje al gran escritor canario que pudo haber ganado el premio Nobel y no lo hizo por las insidias de nuestros compatriotas, también le costó dios y ayuda formar parte de la Real Academia Española. Era un espíritu demasiado liberal para la época”.
La esencia de la política actual es la misma que la del siglo XIX y del Conde Duque de Olivares
“La esencia de la política actual es la misma que la del siglo XIX y del Conde Duque de Olivares”, señala Mayoral. Poco hemos cambiado, sí en cuestiones periodísticas. “Había una corriente de opinión muy importante que partía de los periódicos, en el caso del crimen de Fuencarral llegaron a unirse muchos de los diarios madrileños para atacar el poder establecido, Ahora, el periodismo languidece y está encontrando otras forma de sobrevivir”, comenta.
Para terminar, Carlos Mayoral, quiere evaluar la obra de Benito Pérez Galdós, “muchos de sus personajes son muy viejunos, y con relaciones muy anticuadas como en el caso de Tristana, había una cierta contradicción entre su vida, muy liberal, y su obra. Sus Episodios Nacionales son geniales, pero los últimos un poco raros, quizá por ello no termina de conectar con los nuevos lectores del siglo XX. Además los libros, en esa época pierden mucho poder, al contrario que la prensa. Fíjate que Ortega y Gasset publicó gran parte de su obra en los periódicos, que tenían mayor influencia que los libros, tardó cerca de veinte años para publicar su primer libro”.
En la dicotomía personajes históricos y ficticios, sugiere que “los personajes históricos no me han dado mucho problema al componerlos, me han dado más los ficticios, pero me ha gustado mucho más crearlos porque puedes moldearlos a tu gusto”, finaliza Carlos Mayoral, uno de los grandes especialistas en la literatura del siglo XIX, una interesantísima charla.
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