“La novela surge de varias ideas que tenía en mente, pero la principal era que quería hacer una obra desde el luto, en este caso desde la pérdida de Olga Herrero, la pareja de Ángel”, comienza diciendo Alexis Ravelo al principio de nuestra entrevista celebrada en la sede de la editorial Siruela, que le acoge desde la publicación de “La otra vida de Ned Blackbird”. “Una novela que no me quería publicar nadie porque se salía de lo que había escrito hasta entonces, hasta que me crucé con la editorial Siruela”, reconoce el escritor.
Además, “La ceguera del cangrejo” trata el tema la corrupción, tanto política como urbanística. Es, quizá, su novela más reflexiva, donde los personajes meditan sobre la cultura lanzaroteña, la sociedad de la isla y, por supuesto, sobre la figura de César Manrique. “Escribir la novela me ha ayudado a entender la figura del artista. Una persona muy polifacética y polémica”, señala Alexis.
“César era una persona muy reflexiva en cuanto al medio ambiente. Hasta ese momento se había tratado el tema desde la reacción. Él, antes de que llegase el desarrollismo urbanístico, había tenido una visión muy ecológica del arte y de la arquitectura”, explica el autor canario con su voz profunda, surgida de las entrañas de su tierra. “Decidió defender Lanzarote con un modelo muy positivo y ecológicamente sostenible. Sus interferencias artísticas en la isla hicieron que se preservase el entorno de la isla. Supo leer un paisaje surgido a raíz de los terremotos y realizó todo lo posible para preservarlo”, remacha con carácter.
Para Alexis Ravelo, “Manrique no era un ecologista loco. Tenía un sentido común tremendo que el desarrollismo no pudo vencer. En alguna ocasión, sobre todo cercana a su accidente, llegó a amenazar con irse de la isla. Nunca estuvo solo, tanto el Cabildo como miles de jóvenes ecologistas le ayudaron en sus proyectos”. A César Manrique le han defendido muchos canarios en sus planteamientos y eso ha hecho que se preserve su obra.
Para escribir la novela, Ravelo ha tenido que entrevistar a muchos habitantes de las islas. “Muchos aparecen citados, otros no han querido que lo hiciese. Hay cierto miedo, no físico, más bien administrativo. La sociedad lanzaroteña es muy cerrada y todos se conocen, como digo en la novela: todo está muy cerca. A mí, me interesa tratar la violencia económica, pero al lector lo que le gusta es la violencia física. Por eso, en la novela conviven ambas violencias”, expone de manera fluida.
Y para esa convivencia, ¡qué mejor que la novela negra! “El género negro siempre ha sido crítico con la sociedad, si no asume ese papel, no es una novela negra”, afirma con decisión Alexis Ravelo durante nuestra conversación y añade “este tipo de novelas tiene que tratar sobre las injusticias de la sociedad y el porqué de los hechos y no limitarse a relatarlos. Hay que contar los momentos en que dios está ausente”.
“El accidente de César Manrique fue eso, un accidente”
Alexis Ravelo quiere dejar claro que hay demasiadas leyendas urbanas sobre el accidente de César Manrique. “Fue un accidente tal y como cuentan las crónicas. Hay que desterrar cualquier teoría de la conspiración. Casi, con total seguridad, se saltó el stop y fue arrollado de manera circunstancial; eso no quiere decir que en la novela utilice las posibles dudas que hay sobre los hechos para urdir una trama en la novela que, en mi opinión, la hace más apetecible”, relata de manera pormenorizada.
El escritor tiene que encontrar buenos argumentos y contarlos desde la manera más adecuada posible
El protagonista principal de “La ceguera del cangrejo”, es un militar en activo. “Ángel ha sido un canalla, como yo, que ha intentado cambiar su vida a mejor y elevarse a la altura de Olga, que quería culturizarle. Como era lego en arte, eso me da pie a explicar mejor la obra de Manrique”, desmenuza nuestro artista escritor, un orfebre de la palabra. Además, en la novela “se reflexiona sobre la naturaleza del amor. Donde hay mucho de admiración”, asevera con rotundidad, y nos confiesa que “soy un hombre profundamente enamorado de mi pareja desde hace diez años”.
“Entiendo la literatura como un oficio de aprendizaje. Creo que cada autor tiene que escribir los textos que le tocan. No creo en un estilo propio y personal. Creo que cada novela tiene su estilo como bien demostró Miguel Delibes, por eso, el escritor tiene que encontrar buenos argumentos y contarlos desde la manera más adecuada posible”, sostiene Alexis Ravelo casi al final de nuestra conversación y subraya “yo soy un escritor artesanal”.
Para finalizar, quiere romper una lanza por la labor de las editoriales. “Yo soy de los que siguen creyendo en ellas. Creo que están muy infravaloradas y eso es un error. La labor de los buenos editores es convertir el sueño de un escritor en un texto de calidad y encontrar al lector adecuado”, razona con cariño y concluye “un libro es la mirada amorosa y crítica de un editor. No es sólo un argumento, es un trabajo con el lenguaje".
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