El título, “La invención del espejo”, alude al propósito de situar el espejo tras el muro de la apariencia para así poner al descubierto y desvelar el con frecuencia engañoso semblante que ofrecen muchas actitudes y discursos. Afán de veracidad que recorre las dos partes en las que se divide el libro.
La primera sección está formada por seis cortos mas no leves ensayos, dedicados a reflexionar sobre un tema muy próximo también al autor: la anatomía de los sentimientos del Solo. Deliberaciones acerca de la soledad, el silencio y la melancolía, concibiendo esta disposición particular como un don devenido, una identidad alcanzada por una inteligencia y un corazón sensibles. Una a modo de aristocracia del Solo, heredera del dandismo baudeleriano, exquisito y lúcido, con su leal culto al yo, que adquiere conciencia de la condición humana a través del ‘spleen’ o talante melancólico.
En la segunda sección del libro, compuesta por otros cinco cortos ensayos, el tema argumental es el continente literario. Un espacio donde, además de poner de relieve a ese entrañado interlocutor-lector que es el Otro, se habla del refinado placer de la lectura y de la imaginación al servicio del arte.
Destacado aforista él mismo, Ricardo Martínez-Conde dedica el último y mas extenso ensayo al análisis del género aforístico. Expresión literaria de rigurosa vigencia, gracias, creo, muy en especial a la dedicación que le prestan los poetas, puesto que su lenguaje intenso y conciso resulta muy afín al del aforismo. Género literario que, frente a las máximas y sentencias filosóficas y científicas que le dieran origen, no propone opiniones sistemáticas ni dictamina normas morales. Sino que formula un contenido sagaz y mínimo, hábil e ingenioso, derivado de la experiencia, que el lector puede disfrutar y compartir, tal como intenta siempre Ricardo Martínez-Conde, escritor de estilo pausado, palabra culta y fluida, y periodos amplios y armónicos.
Un excelente escritor y un estimable libro, sin duda.
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