El libro acaba de salir al mercado, editada por Luciérnaga (Grupo Planeta). La lectura del libro tiene la capacidad de imbuirnos en numerosos escenarios y enclaves que nos harán encontrarnos con nosotros mismos. Una introspección muy necesaria en este mundo de prisas donde parece que es la velocidad lo que prima y no el sosiego. En la entrevista, Jesús Ávila Granados nos descubre algunos de estos fabulosos senderos y algún secretillo más.
“Caminante no hay camino…”, ¿ocurre lo mismo con el sendero?
“Sí, pero en menor medida. El camino es un trayecto físico, realizado como consecuencia del paso habitual de las gentes por el mismo. Mientras que el sendero es más espiritual, concebido desde dentro, es decir, desde la dimensión cósmica del caminante, como un acceso, que no tiene por qué ser largo, hacia una meta, un destino”
¿Cuáles son las diferencias entre el camino y el sendero?
“Pues que el camino es un itinerario más global, incluso podríamos calificarlo de universal; sin embargo, el sendero es un trayecto más íntimo, cuyo destino es alcanzar lo más sensible de la persona, que no es otra cosa que sus valores y sentimientos; cuando se trata de un laberinto, en esta prueba iniciática está la clave, que se cumple cuando el ‘peregrino’ llega al centro, que es alcanzar su interior, en este caso, descalzo, y debe orar a los cuatro puntos cardinales, al tiempo que le da gracias al Altísimo”.
¿Tienen los senderos la magia y el misterio que le faltan a los caminos?
“Por supuesto, que esta es una de las claves de la valoración física y espiritual que diferencia a ambos itinerarios; el primero sería lo segundo, mientras que el segundo sería lo primero. El sendero nos lleva a través del fascinante viaje que es nuestra existencia”.
“Un sendero es la puerta abierto hacia lo desconocido. Cuando iniciamos el recorrido por un sendero, el viajero, que no el turista, debe ir con los sentidos bien despiertos; mientras que al recorrer un camino, es lo espacial lo que predomina en el Cosmos, sobre lo espiritual”.
Como caminantes, ¿cómo debemos acercarnos a los senderos con alma?
“Esta obra se convierte en una modesta guía, que ayuda al viajero a descubrir, y no sólo los enclaves físicos que nos envuelven, sino también el reconocer nuestra fuerza interior y evitar nuestros miedos. Cada sendero nos llevará a otras dimensiones, a otros mundos, a los que debemos de estar preparados para desvelar algunos de sus misterios, y lo que han querido transmitir las culturas a las que pertenecieron”.
¿Por cuántos senderos ha caminado acompañado de Lola?
“Sería interminable la lista de senderos que hemos realizado en los 51 años que estamos juntos, recorriendo espacios de belleza sublime, donde la historia se confunde con las leyendas. Al diseñar el índice de esta obra, lamentablemente, se tuvieron que dejar en el tintero otros muchos, no menos interesantes, los cuales, muy probablemente irán en otra obra, que puede concebirse más adelante; pero era necesario sacar a la luz esta, para motivar a un lector sensible el valor cultural y espiritual que entraña la realización de estos singulares trayectos”.
¿Qué le motivó para hacer una guía tan exhaustiva de los senderos con alma?
“Sencillamente el sentido por desvelar un espacio desconocido motivado por una curiosidad infinita. Siempre me ha atraído lo ignoto, pocas veces he sentido miedo o la sensación de verme al límite, incluso en situaciones a veces bastante adversas, como fue en una ocasión recorriendo la zona oriental de Anatolia, amenazada por los grupos kurdos; luego éstos nos llevaron a descubrir Nemrut Dagi, la montaña sagrada de la cordillera del Taurus, con los primeros rayos del amanecer”.
Me imagino que tendrá senderos preferidos. ¿Nos podría señalar sus favoritos en el extranjero y en España?
“Es difícil, en realidad, decantarse por un sendero en concreto. Pero podría destacar el bosque de Broceliande, en Bretaña, donde la huella del rey Arturo y su relación con los caballeros de la mesa redonda y el mítico mago Merlín, están aún vivos en la atmósfera. Y en la geografía hispana, Savassona, uno de los enclaves más enigmáticos del mundo occidental, a pocos metros del pantano de Sau (Barcelona), donde el visitante debe superar una calzada tallada de época visigótica, después de admirar la roca de los sacrificios y el bosque maldito”.
Y, por supuesto, de su tierra granadina.
“El sendero de la fuente del Avellano, que se inicia al final del Paseo de los Tristes, en la ciudad de Granada; llamado así porque por él pasaban los cortejos fúnebres, antes de subir al cementerio por la Cuesta de los Chinos. En este lugar se reunían los poetas nazaríes para componer versos; era la Fuente de las Lágrimas; y aquí, según algunas crónicas musulmanas, fue donde el primer rey de Granada, Alhamar, recibió la visita del ángel Azael, animándole a construir la Alhambra”.
Hay un desequilibrio geográfico en su selección. ¿Hay más senderos en el norte de la península o es aprensión mía?
“Bueno, ha salido así; pero no significa que el norte de la península Ibérica sea más rico en senderos iniciáticos que el sur. Cada zona tiene sus encantos y valores que aguardan ser descubiertos y recorridos por personas que quieren ver y sentir”.
“El viajero que inicie un recorrido por estos senderos debe hacerlo con los cinco sentidos bien despiertos”
El caminante cómo debe acercarse a estos senderos con alma.
“Es importante esta cuestión. ¡Cuántas veces me han dicho que han hecho un recorrido por un lugar que les había recomendado, pero que no han sentido ninguna vibración, o no habían descubierto nada…! Por lo tanto, el viajero que inicie un recorrido por estos senderos debe hacerlo con los cinco sentidos bien despiertos, porque el eco de otras vidas es fácil percibirlo en nuestro interior. Esta sensación la notará el visitante en la mayoría de los escenarios que describo en esta obra”.
Qué criterios utilizó para seleccionar los senderos de los que escribe en su libro?
“Toda la obra se vertebra en nueve grandes itinerarios (de la Mitología al hecho histórico; rutas legendarias; rutas prehistóricas; rutas de conquista; rutas de peregrinación; rutas comerciales; rutas templarias y cátaras; rutas de parajes naturales, y rutas de duelo y terror)”.
¿Cuántos años ha necesitado para recorrer todos los senderos de los que habla?
“En tiempo de documentación y realización, cerca de cinco décadas, y el tiempo de redacción un par de años. No son senderos que se descubren por casualidad, sino que su realización obedece a una necesidad interior de alcanzar un destino, una meta”.
En la gran mayoría de estos escenarios he recibido en mí la fuerza de unos mensajes y una energía vital positiva extraordinarias
¿En algún sendero ha experimentado la magia de los lugares?
“En la gran mayoría de estos escenarios he recibido en mí la fuerza de unos mensajes y una energía vital positiva extraordinarias. En la Braña de los Tejos se conservan los tejos más longevos de la península Ibérica, las legiones romanas, mandadas por Octavio Augusto, degollaron allí a los últimos 25 druidas cántabros, y el eco de sus lamentos sigue percibiéndose en su fría atmósfera”.
¿Quedan lugares donde se pueda notar las fuerzas ocultas de la Tierra?
“Las he percibido durante el recorrido por el sendero de los Coloraos, en Gorafe (Granada), mientras iba descubriendo los dólmenes que salpican ese itinerario”.
¿El progreso nos irá alejando de estos lugares mágicos?
“Esperemos que no. Pero para ello es de suma importancia que el lector de esta obra asuma su responsabilidad para con nuestro futuro como sociedad culta, enseñando a sus hijos a conocer la historia, el mundo que nos rodea y del que formamos parte, y al que tanto le debemos, en todos los sentidos, respetando a la Madre Naturaleza”.
¿Se deben preservar estos senderos?
“En el momento que estos senderos dejen de cumplir con su misión de mostrarnos una historia oculta, porque la modernización del planeta no cuente con estos enclaves, porque ignora su existencia, entonces habremos perdido una parte muy importante de nuestras raíces, de nuestra identidad, de nuestro patrimonio, tanto físico como espiritual, lo cual sería una verdadera tragedia…”.
¿Ha dejado algunos senderos para algún próximo libro?
“Sí, por supuesto, hay infinidad de senderos que han quedado en el tintero, pero quizás en otra ocasión los aborde. Uno de ellos ha sido el sendero de los neveros que, desde las cumbres de Sierra Nevada, durante los siglos modernos y contemporáneos, grupos de personas que, con la ayuda de mulos y asnos, jugándose la vida, bajaban la nieve recogida en pozos de alta montaña a la ciudad de Granada, para conservar alimentos y también para hospitales y centros sanitarios; se trataba de una arriesgada actividad. Hoy, este itinerario se ha recuperado no sólo por su valor antropológico, sino también arqueológico, naturalístico y legendario”.
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