Publicado en el número doce de la colección Concilyarte del citado sello, el libro cuenta con magníficas ilustraciones a color de María Griñó. Lidia López Miguel, quien se desplazó desde Ocaña para la ocasión, tomó la palabra en calidad de editora para agradecer al público presente su asistencia, así como también al Ayuntamiento de Catarroja por la cesión del Museo Antonia Mir. Lidia reveló al público cómo conoció a Salomé el pasado año en un speed dating celebrado en El Salón del Autor 360º (Valencia). Una de las dos autoras que eligió, tras haberse entrevistado con muchas, fue Salomé; confesó haberse sentido atraída por el contenido y la perspectiva del poemario que allí se presentaba.
Explicar al público el mensaje y pormenores de “Luz Caballero” fue tarea del escritor Gregorio Muelas, quien sustituyó a Mila Villanueva —ausente por un imprevisto de última hora— en las labores de presentación; y lo hizo de manera amena y clarificadora. Muelas subrayó la importancia del dibujo de la cubierta del libro, el cual a su parecer anticipa simbólicamente la temática del contenido. Muelas siguió comentando el tono feminista y reivindicativo de la obra, unos poemas llenos de referencias bíblicas de los que destaca su honestidad y sutileza. Asimismo, reconoció en los versos una corriente subterránea de influencia oriental, algo que la propia autora certificó y justificó por su sintonía personal con referencia a la unicidad y la trascendencia como creencia y objetivo espiritual.
Salomé Chulví explicó que el motivo de tan singular título es su aspiración a esa igualdad entre hombre y mujer que los versos vindican. Añadió que los poemas manifiestan, a través de un alter ego, su ideología personal, no exenta de contradicción. Como respuesta a preguntas que algunas personas del público formularon a la autora, Salomé tuvo ocasión de abordar lo profundo de su mundo interior, una conciencia inquieta, exploradora, que bebe y ha bebido de culturas y religiones diferentes pero siempre teniendo muy claras algunas constantes, como: la superación, el respeto o la certeza de que todo está unido y todo se necesita. Sin caer en una poesía del escarnio ni ser una lírica instrumentalizada con fines políticos, la poética de Salomé Chulví aflora la vorágine de su mundo interior, no como paisaje, sino como un denso discurso de lecturas poliédricas pero profundamente humanas, algo que consigue sin renunciar a posicionarse frente a una problemática social que queda bien retratada en los versos.
La presentación concluyó poco después de que la autora recitase tres poemas del libro, a lo que siguió un bello gesto por su parte: regaló —por sorpresa— un ramo de flores a su madre, allí presente. El público emocionado respondió con una fuerte ovación y la fila de lectores deseosos de adquirir el libro con una firma de su autora no tardó en formarse.
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