la poesía, en su memoria del infinito, se constituye en columna vertebral de la vivo: de la vida. no solo del nacido humano, también, de cuanto subyace en el abismo sin freno de todo aquello que ningún nombre, que ninguna palabra o saber puede ordenar, esto es, poner a los pies de lo impropio que feroz o inacido o vete tú a no saber, nos administra cópula del grito y de la no rendición
como el sexo, la poesía, ritmo que fertiliza al mar, desnuda a la vida
la carcajada, el humo… como contracondición
y la poesía,
la realidad que nos describe verdugos contra nosotros mismos,
a saber,
diente del barro, el poema, de la imposible huída, el faro
como la borrachera, solo intenta hacerte feliz
piel que entre las sombras agiganta al beso
peso perdido de dios
pie del ángel
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