Indudablemente “La maestra de títeres”, que así ha titulado a su novela, es un libro para ser leído bebiendo una copa de champagne, que no cava. El lujo, el glamour y la sofisticación están en cada una de sus páginas. Sus protagonistas pasean por las calles más lujosas del Madrid de la posguerra. Serrano, Goya o Velázquez eran las calles donde vivía la alta sociedad de la capital y es allí donde se mueven los protagonistas de la novela, en especial Beatriz Calanda, una mujer con una disciplina a prueba de bombas, todo un personaje del papel cuché y de las revistas del corazón.
Si ha habido una mujer destinada a brillar, esa es Beatriz Calanda. La autora hace un recorrido por los sesenta últimos años de la historia de España a través de la exhibición que «la Calanda» hace de su vida exagerada y excesiva. Carne de las revistas de sociedad, con una vida cincelada a golpe de glamour, escándalos y exclusivas, gran dama de la jet-set madrileña, todo el mundo sabe perfectamente quién es Beatriz Calanda, quiénes fueron sus cuatro maridos (el actor de moda, el escritor de culto, el aristócrata y el banquero), y la vida y andanzas de sus cuatro hijas, una por marido, destinadas desde la cuna a heredar el cetro de «mami».
Sí, todos la conocen, pero muy pocos, ni siquiera los maridos y mucho menos sus hijas, saben quién es en realidad Beatriz, cuáles fueron sus orígenes y por dónde tuvo que pasar para convertirse en un icono capaz de arrastrar a una corte de paparazzi con cada movimiento.
La novela tiene una parte autobiográfica, según confiesa Carmen Posadas y añade “cuando me pongo a escribir, no tengo ni la más remota idea de los que va a pasar. Al principio, tenía a dos personajes, la madre y una de las hijas y con esos mimbres fui creando todos los protagonistas de alrededor y la trama”.
“Hay pocas novelas de los años 50”, se queja la autora hispano-uruguaya con razón. Una de ellas es la mítica “La colmena”, también podríamos añadir la excelsa “Tiempo de silencio” del malogrado Luis Martín-Santos y “El Jarama” de Rafael Sánchez Ferlosio, ambas bastante alejadas de lo que nos quiere contar Posadas. “Yo lo que quería era que los lectores recordaran conmigo esos años, donde la gente paseaba calle de Serrano arriba y abajo como si fuese un pueblo”, apunta sagaz la escritora.
Había un Madrid, en esos años, que vivía ajeno a las mujeres. “En esa época, las mujeres no podían ni salir de noche, ni mucho menos entrar solas a los bares”, evoca la escritora. De ahí que haya tenido que ir a fuentes masculinas para saber cómo era esa noche madrileña y que mejor que su amigo Rafael Ansón para contarla cómo fueron esos años. “También me documenté en el ABC, que tiene un archivo histórico prodigioso y las revistas del corazón, Hola, Semana, Garbo, Ama, etc. Y otras como El Caso”, apunta la escritora con una sonrisa de oreja a oreja.
Por supuesto, su novela tiene personajes odiosos que dan el contrapunto a Beatriz. “Los protagonistas de las novelas más famosas del mundo son deleznables”, afirma tajante. Un ingrediente básico para que una novela funcione como bien sabe Carmen Posadas que dirige un taller de escritura junto a su hermano. “Todas las novela deben de tener un movimiento de rotación y otra de traslación, la intriga es como un hilo en suspensión y, sobre todo, en una novela no se pueden hacer trampas”, aconseja la autora de “”La maestra de títeres”.
“La sociedad en los años 50 era muy hipócrita”
Para Carmen Posadas la sociedad madrileña de aquella época, y en general, “era muy hermética y demasiado hipócrita, ya que todos estaba permitido siempre y cuando no se diese la nota. Si una mujer se salía de las normas caía en el ostracismo”, analiza con precisión de cirujano la autora. Para escribir la novela dice que “he tenido que piratear la realidad”, se lo permitimos porque le ha quedado la novela estupenda.
Aunque la autora señala que la novela es un homenaje a la literatura de don Benito Pérez Galdós y la novela de La Colmena; el glamour está tan presente que hay un poco de polémica sobre la protagonista. “Ciertamente, está un poco inspirado en Carmen Martínez-Bordiú y en otros personajes de aquella sociedad. Los que no salen han elogiado mucho la novela, los que salen, de momento se callan”, apunta.
No quiere terminar sin decir que “creo que es la mejor novela de las mías, la más difícil en cuanto a los personajes. Escribo y reescribo el modo de hablar de los personajes para que se parezca lo más posible a la forma en la que se hablaba en aquellos años”. Además, nos da un consejo. “En la novela se tienen que resolver todas las tramas al final, no puede quedar nada pendiente”, concluye Carmen Posadas un placentero y enriquecedor encuentro.
Los que no salen han elogiado mucho la novela, los que salen, de momento se callan
Uruguaya de nacimiento, Carmen Posadas reside en Madrid desde 1965, aunque pasó largas temporadas en Moscú, Buenos Aires y Londres, ciudades en las que su padre desempeñó cargos diplomáticos.
Comenzó escribiendo para niños y en 1984 ganó el Premio del Ministerio de Cultura al mejor libro infantil de ese año. Es autora, además, de ensayos, guiones de cine y televisión, relatos y varias novelas, entre las que destaca Pequeñas infamias, galardonada con el Premio Planeta de 1998, que recibió excelentes críticas en The New York Times y en The Washington Post.
Sus libros han sido traducidos a veintitrés idiomas y se publican en más de cuarenta países. La acogida internacional, de lectores y de prensa especializada, ha sido inmejorable. En el año 2002 la revista Newsweek saludaba a Carmen Posadas como «una de las autoras latinoamericanas más destacadas de su generación».
Su penúltima novela, El testigo invisible, continúa la línea de éxito entre los lectores.
Carmen Posadas también ha sido galardonada con el premio Apel·les Mestres de literatura infantil y el Premio de Cultura que otorga la Comunidad de Madrid.
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