El catálogo reúne cerca de 140 obras entre óleos, pasteles, acuarelas, dibujos y grabados, que permiten conocer las formas de expresión, los intereses y la evolución estética del artista. Presenta, además, cinco ensayos que ayudan a contextualizar la obra y biografía del pintor, su recepción crítica y aspectos de su estilo como la especial atención que dedicó al paisaje o su faceta como grabador.
El comisario de la exposición y uno de los máximos especialistas en el pintor, Juan San Nicolás, firma los ensayos: Darío de Regoyos: claves de su obra y su biografía, Regoyos en Bélgica y Francia y Regoyos grabador; Javier Barón, Jefe del Departamento de Pintura del Siglo XIX del Museo Nacional del Prado escribe acerca de La recepción crítica de Darío de Regoyos en la España de su tiempo; por su parte, Mercè Doñate publica Regoyos, el pintor que enseñó a mirar el paisaje.
Darío de Regoyos
Tras una formación inicial en Madrid, Regoyos se trasladó a Bruselas, donde formó parte de los grupos europeos de vanguardia L'Essor y Les XX, y mantuvo estrechas relaciones con los artistas más renovadores del momento. En 1883 fijó su residencia en Irun (Gipuzkoa) y en 1889 en San Sebastián. A lo largo de su vida realizó numerosos viajes por España, Bélgica, Holanda, Francia e Italia en busca de motivos pictóricos. En 1885 viajó a Londres para visitar al célebre pintor James McNeill Whistler -autor de un retrato de Regoyos hoy desaparecido- con su amigo el poeta Émile Verhaeren. Un año después recorrió con este último la geografía española, en un periplo que daría origen al libro España negra (1899). Durante este periodo Regoyos participó habitualmente en muestras colectivas en Bruselas, Amberes, Gante, Ámsterdam, París, Madrid o Barcelona. Por mediación de su amigo el pintor Camille Pissarro en 1897 comenzó a exponer individualmente en París. Con el cambio de siglo, se vinculó al grupo de artistas vascos -Manuel Losada, Adolfo Guiard, Francisco Iturrino, Pablo Uranga, Ignacio Zuloaga- que desde Bilbao trataba de renovar el contexto artístico local. En 1907 se desplazó con su familia a Bizkaia, y se instaló en Durango y, más tarde, en Bilbao y Las Arenas.
A lo largo de su amplia producción, la pintura de Regoyos tuvo varias etapas. Un primer periodo belga, en el que aparecen retratos y paisajes y el interés por los efectos de luz. Le sigue lo que el propio Regoyos denominó la serie de "La España negra", más filosófica y simbolista, y que muestra el lado más sombrío de la tradición española. Otro periodo está marcado por el uso de la técnica puntillista, que conoció gracias a su amistad con los pintores Seurat, Signac y Pissarro. La última, y más conocida, etapa es la impresionista, a la que la exposición y el libro prestan especial atención reuniendo un importante número de óleos que permitirán al público aproximarse a las novedades que Regoyos aportó a la pintura de su época.
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