Los poetas finalistas y sus obras son:
Bocanegra, Antonio (Cádiz, España): La luz con que me alumbro
Bothe, Theresia Maria (Sicilia, Italia): That is all
Elvira Vallejo, Pilar (Madrid, España): En voz alta
Escrivá Vidal, Desamparados (Tarragona, España): Desnudando el alma
Galán García, María del Pilar (Valladolid, España): La nada ¡qué frío!
Galliano, Marcelo (Buenos Aires, Argentina): Manzano entre los árboles
Guerrero Collazos, Adela (Cali, Colombia): Contigo todo
Martín de las Mulas Baeza, Antonio (Medellín, Colombia), Viernes Santo
Matiussi, Fernando Raúl (Tucumán, Argentina): En el nombre del hijo
Sánchez Robles, Miguel (Murcia, España), Tanta tristeza
El premio, para obras inéditas tanto en español como en inglés, está dotado con 7.000 euros y la publicación de la obra. En su larga trayectoria, ha sido fallado en foros como la ONU; la UNESCO; el Senado francés y el Campidoglio romano. En esta edición se celebrará en el Instituto Cervantes de Nueva York. Cada año cuenta con el apoyo de un amplio Comité de Honor compuesto por académicos de la Lengua, de la Historia y de las Ciencias Morales y Políticas, así como por escritores, poetas, hispanistas y rectores universitarios.
La necesidad de la poesía en el mundo actual, y de la poesía mística en particular, la expresó Fernando Rielo en 1985, en un discurso ante la UNESCO: “la poesía es forma de una cultura que pasa por una espiritualidad insobornable; privada de este paso, no puede darnos el fruto de la paz. (…) la cultura es sabiduría que eleva a sistema las intuiciones de la vida. Su lenguaje, la poesía; su fruto, la paz.”
La universalidad del hecho místico y de la poesía mística le confieren al premio un carácter ecuménico. De hecho, lo han obtenido poetas tanto de las distintas confesiones cristianas -la mayoría- como de credos no cristianos, demostrando la capacidad de la poesía mística para unir a las culturas y a las religiones.