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Alfaguara publica "Proyecto Nocilla" de Agustín Fernández Mallo

Las tres novelas por primera vez en un solo volumen

jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h

Alfaguara publica Proyecto Nocilla, de Agustín Fernández Mallo, la trilogía que revolucionó el panorama narrativo español. Nocilla dream (2006), Nocilla experience (2008) y Nocilla lab (2009), tres novelas de carácter referencial que cambiaron el curso de la literatura española, quedarán ahora reunidas en un único volumen.

Con la publicación en 2006 de Nocilla dream, algo así como «el primer artefacto propiamente del siglo XXI escrito en lengua española» según el improbable crítico S. Merz, personaje citado en la obra en cuestión, Agustín Fernández Mallo se propuso, como bien apunta Julio Ortega en el epílogo a la edición en un solo volumen del Proyecto Nocilla, un reto «más futurista que español», esto es, el de la construcción de un espacio «de actualidad desbordada» en el que convivían desiertos y partículas fantasma como el neutrino, strippers enamoradas de tipos que coleccionan retratos y encargados de una gasolinera de Albacete que fundan micronaciones, Las Vegas, álamos cargados de zapatos, autopistas, el actor Michael Landon una tarde cualquiera viendo una película porno, la pintora surrealista Margaret Marley Modlin y hasta Museos de Objetos Encontrados en Hoteles.

Un reto que, a juzgar por el recibimiento de la obra (considerada una de las novelas de la década por la revista Quimera), superó, y lo hizo sin necesidad de definirse en contra de nadie. «Estas novelas», apunta Ortega, refiriéndose no ya sólo al primer asalto, a la primera versión del proyecto, sino a sus dos secuelas (la reversión Nocilla experience y la final inversión, Nocilla lab), «nacen de la poesía posmoderna, se alimentan de la tecnología, su referente es la cultura pop y no requieren ya definirse polémicamente contra otras tendencias narrativas». De ahí «su libertad, ese ejercicio de abrir espacios», que toma la forma de cientos de paratextos que lo mismo parecen hipnóticas piezas de prosa poética, que adoptan la forma de cita capaz de encajar en el microcosmos de la historia en construcción, o tienen el poder (narrativo) del relato dividido, desordenado, hecho microrrelatos que se suceden, a modo de zapping, creando una suerte de caleidoscopio alucinado y alucinante.

En ese sentido, las tres partes que contiene el volumen abordan, de la misma forma, a través de su suma de evocadoras polaroids, tres temas, tres mundos. Nocilla dream juega a dar a un par de zapatos la función inversa a la magdalena de Proust: no desencadenan la memoria sino que permiten reconstruir el presente, a la vez que Borges es el fantasma que se pasea entre sus páginas. En Nocilla experience, la cuestión es el cuerpo, la piel como última frontera, la oscuridad interior, la Muerte frente a la luz exterior, la Vida; y hay otro fantasma, el de Cortázar, que busca a la Novela, con mayúsculas, con la excusa de buscar a la Maga. El azar y un epílogo que convierte la narrativa en un western de frontera completan el experimento que da lugar a la tercera entrega: Nocilla lab. En ella, la narración es post-apocalíptica y le da vueltas a la idea de la página en blanco y al papel del narrador dentro de la narración, o, en palabras de Ortega, el narrador como alguien «condenado a documentar su propio relato en el laboratorio de la escritura» y a volver a empezar. El escritor invocado en esta ocasión es Enrique Vila-Matas, quien comparte las últimas páginas con el autor. Páginas que tienen forma de historieta y en las que se fantasea con la idea de desaparecer. Desaparecer para reaparecer.

Así, el fin del Proyecto Nocilla es reescribirse eternamente, pues, como en Rayuela, «cuando la novela empieza, la historia ha terminado, pero la exploración promete no acabar», según Julio Ortega, para quien «la suma del proyecto» no hace sino constatar la idea de la novela, de las novelas, las tres, como algo en perpetua mutación. Sin duda, como apuntaba el inexistente crítico de Art & Language Today, S. Merz, el Proyecto Nocilla fue el primer artefacto propiamente del siglo XXI escrito en lengua española, artefacto que, como dejó dicho también en las últimas páginas de Nocilla dream otro crítico improbable, J. Hankel, hizo que de repente, todas las novelas hubiesen envejecido 50 años. «No podremos volver a mirar atrás de la misma manera después de leerla», apostilló. Y no se equivocaba. Con el Proyecto Nocilla nació una nueva manera de narrar que revolucionó la literatura española, trazando una senda en el por entonces desierto panorama literario patrio, calificada por el propio Fernández Mallo de docuficción, el cruce entre la realidad, la ficción «y una semifalsa voluntad de informar» tan propia del mundo de hoy como la fragmentación. Porque, como dice el autor, «es importante entender que antes se creaba desde el conocimiento, y hoy desde la información, que son dos cosas distintas».

Agustín Fernández Mallo (La Coruña, 1967) es licenciado en Ciencias Físicas. En el año 2000 acuña el término Poesía Pospoética ?conexiones entre la literatura y las ciencias? que ha quedado reflejado en los poemarios Creta lateral travelling (2004, premio Café Món), Joan Fontaine odisea (2005) y Carne de píxel (2008, premio Ciudad de Burgos de Poesía) y en el recientemente reeditado por Alfaguara Yo siempre regreso a los pezones y al punto 7 del Tractatus (autopublicado por el autor en 2001). Su libro Postpoesía, hacia un nuevo paradigma, ha sido finalista del Premio Anagrama de Ensayo 2009. En 2006 pone en marcha el Proyecto Nocilla, y publica su primera novela, Nocilla dream, que fue seleccionada por la revista Quimera como la mejor novela del año, por El Cultural de El Mundo como una de las diez mejores, y en 2009 fue elegida por la crítica de Quimera como la cuarta novela en español más importante de la década. A ésta le siguieron Nocilla experience (2008, elegida mejor libro del año por Miradas 2 de TVE, y Premio Pop-Eye 2009 a la mejor novela del año, incluido en los Premios de la Música y la Creación Independiente), y Nocilla lab (2009), que cuenta con la colaboración del historietista e ilustrador Pere Joan y fue elegida por la crítica del suplemento cultural de El País, Babelia, como la tercera mejor novela en español de 2009. Dos años después de culminar la alabada trilogía, Fernández Mallo publicó El hacedor (de Borges), Remake (Alfaguara, 2011). En todos estos años, el autor ha sido traducido a varios idiomas. Mantiene, junto con Eloy Fernández Porta, el dúo de spoken word: «Afterpop Fernández & Fernández» (música, vídeo y textos). Tiene el blog El hombre que salió de la tarta y, junto con Juan Feliu, el grupo de música Frida Laponi.

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