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Vicente Barberá
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Vicente Barberá (Foto: José Luis Vila)

Entrevista a Vicente Barberá, gran amante de la vida y de la poesía

viernes 16 de noviembre de 2018, 11:36h

De sus dos últimos poemarios, "Flor en el agua" y "Después del amor", publicados en este mismo año 2018, de su vida profesional, de los temas que más le preocupan, le interesan o le apasionan, de todo eso y de mucho más nos hablará hoy en esta entrevista un grande de la poesía como es Vicente Barberá.

Empezaste tarde en esto de la poesía, pero ahora mismo acabas de publicar dos poemarios en este mismo año (2018), ¿cómo ha sido eso?

Sí, Flor en el agua con la editorial Lastura y Después del amor con Olé Libros. A los dos les tengo un gran cariño y hacía tiempo que les venía dando vueltas. Son totalmente distintos. El primero está inspirado en la poesía japonesa y el segundo es una selección de poemas amorosos que he ido componiendo desde 2008. Más de una persona ha dicho que este es mi mejor poemario aunque yo no esté de acuerdo.

Si no estoy mal informada, eres artífice de la colección VUELTA DE TUERCA de la editorial Olé Libros, cómo se dio esta circunstancia.

La colección Vuelta de Tuerca de la editorial Olé Libros, que tan genialmente dirige Toni Alcolea, surgió a raíz de la presentación de una novela de Gonzalo Manglano en El Ateneo. Mientras estábamos haciendo ese día tiempo para la comida: Jaime Siles, Rafael Soler, Ricardo Bellveser y yo, propuse la posibilidad de crear una línea editorial solo para antologías de poetas de mucho prestigio. El editor lo vio como algo interesante y el de 28 de junio tuvo lugar la presentación del primer ejemplar. El título de la colección fue idea de Jaime y la primera antología publicada dentro de esa colección fue: El sueño de la funambulista, de Ricardo Bellveser.

También eres el responsable de Poetas en el Ataneo Mercantil de Valencia y de haber orquestado allí entrevistas a grandes autores. Cómo nació Poetas en el Ataneo.

Nació como proyecto a finales de 2015 y es verdad que ya lleva tres años todavía en fase de crecimiento. Por él han pasado hasta la fecha 19 grandes poetas: Ricard Bellveser, Jaime Siles, Vicente Gallego, Sergio Arlandis, Pedro J. de la Peña, Guillermo Carnero, Carlos Marzal, Antonio Cabrera, Rafael Soler, Francisca Aguirre, Juan María Calles, Blas Muñoz, Francisco Morales, María Teresa Espasa, Antonio Porpetta, Susana Benet, Elena Torres, Juan Ramón Barat y Alfonso López Gradolí. Las sesiones las preparo yo mismo, pero cuento con grandes amigos que me ayudan: José Luis Vila en las funciones de fotógrafo, Virgilio Fuero en los videopoemas y como cronistas Pascual Casañ, Blas Muñoz, Antonio Mayor, María Teresa Espasa y José Antonio Olmedo. Por parte del Ateneo es inestimable la participación del directivo Vicente Bosch como apoyo organizativo imprescindible. No se trata de un recital rutinario en el que los asistentes son sólo poetas y muchas veces sufridos espectadores pasivos que esperan que finalice el acto para saludar al poeta para que se percate de su asistencia. Tampoco un homenaje, ya que los homenajes suenan a final de algo. Por el contrario se trata de un acto interactivo en el que los asistentes no tienen por qué ser exclusivamente poetas sino todos aquellos que quieren conocer y entrar en el complicado mundo de la poesía. Así que se persigue la participación del público y que la dinámica del acto permita intercalar actividades no rutinarias como la proyección de fotografías del poeta, recital de sus poemas por el público, vídeos y hasta música enlatada, aunque siempre con la intención de resaltar la personalidad del poeta y conocer su actividad poética, anécdotas y aquellos aspectos que quiera resaltar. A lo largo de las presentaciones numerosos amigos y poetas participan como lectores. Solo por citar algunos pidiendo perdón a los que no aparecen: Antonio Mayor, Ana Fernández de Córdova, Amparo Carbonell, Joaquín Riñón, Mila Villanueva, Francisco Chelós, Blas Muñoz, Tomás Almer, Miguel Martínez, Conxa Gausí, Elga Reátegui, Román Royo, Amparo Pérez, Fernando Peris, Celia Lombardía, Juan Luis Bedins, Pascual Casañ, Ricard Bellveser, María Teresa Espasa, Ramón Fernández de Guevara, Juan Ramón Barat, Mar Busquets, Ana Noguera, Encarna Beltrán, Marina Izquierdo, Elena Torres, José Antonio Olmedo, Rosa María Rodríguez, Rafael Soler, Felix Molina, Jesús Lario, Gloria de Frutos, José Iniesta, Pilar Verdú, Juan Pablo Zapater, Cecilia Lombardía, Isabel Alamar, Amparo Mares, Rosa María Vilarroig, Beatriz Camino, Pedro José Moreno, Pedro J. de la Peña, Amparo Martínez, Manuel Emilio Castillo, María José Fernández y Miguel Bosch.

Sé bien que una forma estrófica que te apasiona es el haiku, por qué. Transcribe, por favor, alguno (unos dos o tres) que te hayan llamado especialmente la atención a lo largo de tu vida. Y déjanos también al menos uno de tu propia cosecha, por favor.

El hayku es algo extraordinario y sumamente difícil. La mayoría de los haijines tendríamos que vivir varios años en Japón para meternos dentro del sentido de su cultura. Parece mentira que tres versos de 5/7/5 sílabas puedan ser tan difíciles de elaborar. Además de las condiciones relativas a su forma, están los de su disposición, el del propio idioma y sobre todo, el más difícil, su mensaje. En definitiva, dejando aparte cuestiones formales, se trata de expresar una emoción profunda y de que se entienda.

Me pides dos o tres ejemplos. Te voy a escribir algunos muy famosos:

Matsuo Basho (1644-1694):

El viejo estanque.

Se zambulle una rana.

Ruido de agua.

Onitsura (1660-1738):

Van divagando
mis sueños, y en barbechos
resuena el viento.

Buson (1716-1783):

Peroles y ollas,
delicias de mi casa.

Rocío al alba

En cuanto a mis haikus publicados en Flor en el agua, transcribo el siguiente:

Chicharra inmóvil
en el tronco de un árbol.

Las hojas tiemblan.

Otra forma estrófica que también me consta que te seduce muchísimo es el soneto. De hecho tienes un libro de sonetos titulado ENSAYO PARA UN CONCIERTO Y OTROS SONETOS (2016). Háblanos un poco de este poemario y transcríbenos uno de sus sonetos si eres tan amable.

Atreverse con un soneto clásico es un reto de largo recorrido y arriesgado, al menos para mí. Más de una vez he fracasado. Si pudiera hablar mi papelera te sorprenderías. El libro al que te refieres consta de dos partes. En Ensayo para un concierto simulo partes del mismo (Obertura, Continuo, con Adagio y Andante, y Codas finales). Luego añado sonetos hasta completar el número de 100. En él me atrevo a publicar sonetos heterodoxos y en la introducción intento justificarlo. Y lo hago consciente del rechazo que se tiene actualmente a lo clásico y con el deseo de acercarlo a la modernidad. En la forma, respeto rigurosamente los endecasílabos en sexta o cuarta y octava y, cuando no se trata de endecasílabos, mantengo el acento tónico en sílaba par.

Me pides un soneto y te lo voy a transcribir:

OBERTURA

Amanece y estoy enamorado
de ese sol que no acepta mi mirada,

del árbol que se mece en la alborada

cuando el viento respira emocionado.

También del mar estoy enamorado,

y de la luna, hermosa en su dorada

faz, que alumbra la senda abandonada.

Amo a ese Dios oscuro y reservado

que me aguarda tranquilo en su aposento

esperando el final de mi sonrisa.

También adoro al pájaro que anida

y esa sutil caricia que presiento

cuando se acerca el canto de la brisa.

Y, sobre todo, amor, amo la vida.

Me parece que la búsqueda de la felicidad es un tema que te preocupa. Y aparece, además, en uno de tus libros PUEDES SER FELIZ SI TE LO PROPONES (Carena editores, 2009), cuáles dirías que son los grandes amigos y enemigos de la felicidad. Y cuál sería, según tú, la receta perfecta para ser felices.

En ese libro, sobre amigos y enemigos, hay, respectivamente, un capítulo para cada uno de ellos. No existe una receta para la felicidad entre otras cosas porque la felicidad no se entiende igual en todas las culturas. La diversificación conceptual dificulta establecer parámetros universales. De todos modos yo comparto los enunciados de la Psicología Positiva de Martin Seligman y Mihaly Csikszentmihalyi. La costumbre de profundizar en las causas del sufrimiento para eliminarlo es más arriesgada que fomentar los valores positivos individuales y su capacidad curativa apriorística. En mi libro se encuentran numerosas terapias y existe una segunda edición corregida y actualizada que se puede encontrar en edición digital con el nombre de Pautas para ser feliz, que ha editado Olé Libros. Insistiendo en que no hay recetas, recuerdo a Schopenhauer, filósofo bastante pesimista, que aconsejaba el disfrute de las artes (a él le fascinaba la música) como medio para alcanzarlo. En este sentido, la poesía puede tener un gran valor terapéutico.

Me consta que eres una persona afable, trabajadora, animosa, amistosa y sobre todo muy amante de la poesía, de dónde crees que te ha venido ese amor incondicional a la poesía. ¿Crees que en parte ella te ha ayudado a vivir mejor la vida y de una manera más optimista?

No me cabe la menor duda de que hay que encontrar caminos para ser feliz y hay tantos caminos como personas. Lo que hace falta es conocer muchos para poder elegir acertadamente. Ese es un importante axioma. Además, ser feliz no es fácil. Requiere continuos entrenamientos para estar en forma. Lo mismo que le ocurre a un atleta cuando no se ejercita. Ese es un grave error de las personas. No se es feliz tomando unas pastillas (no existen) ni asistiendo a un curso, escuchar conferencias o bajarse vídeos de You Tube. Es indispensable prepararse para un camino largo y difícil sabiendo que la recompensa tiene un valor incalculable. Me hablaba un amigo de la importancia que tiene realizar el Camino de Santiago, pero añadía a continuación que si no se quiere desfallecer hay que prepararse para superar el esfuerzo que supone recorrerlo. La felicidad no se consigue sin esfuerzo y una vez conseguida no hay que seguir esforzándose. Pero los beneficios son espectaculares. El que lo consigue es el hombre sabio por encima de todas las valoraciones. La vida no se puede vivir plenamente hundido en el abismo del odio, la envidia, el miedo, la agresividad, el estrés, el aburrimiento, los complejos, etc., que son los grandes enemigos.

Has sido, entre otras cosas, maestro, profesor de secundaria, Director escolar, Profesor de Pedagogía en la Universidad de Valencia, Subdirector de Educación, Alto Inspector de Educación del Estado e Inspector Jefe de Educación…, cómo dirías que han influido todos estos cargos en tu vida y en tu obra.

Como se dice, he sido cocinero antes que fraile; he tocado en casi todas las orquestas docentes. Me ha gustado siempre la docencia. Por eso ¿quién sabe?, aunque jubilado sigo practicándola.

Y desde tu gran y dilatada experiencia educativa, qué cambiarías, desde ya, en el actual Sistema Educativo. ¿Qué crees que deberíamos incorporar?, ¿qué principios se deberían tener más en cuenta?

Me disgusta que los políticos no se pongan de acuerdo en una Ley de Educación Nacional. No es bueno para el sistema ni para el profesorado que desde la Constitución estemos hablando de la octava reforma sin haber acabado de aplicar la séptima. Los políticos deberían ser más serios y pensar en los demás y no en sí mismos. En cuanto a los principios fundamentales, publiqué un artículo en la revista Vida Escolar en 1978 que firmaría hoy mismo. La Educación no es una pelota con la que se pueda jugar sin consecuencias. Es algo muy serio que tendría que empezar por considerar a cada persona como una individualidad a la que debemos ayudar a desarrollar todas sus facultades y a crear actitudes positivas para afrontar y resolver los problemas que le presenta la vida, en la línea que pregona Víctor Küppers, por ejemplo, de que los conocimientos y las habilidades suman, pero las actitudes multiplican. A enseñarle a pensar y cómo resolver los problemas en una sociedad tan cambiante como la actual. A liberarlo de la dependencia a esos juegos tecnológicos que le impiden pensar por sí mismo. El día que pierda la memoria será incapaz de pensar por sí mismo y los problemas le resultarán irresolubles. Lo habremos dejado en manos de cualquier desaprensivo para utilizarlo como a un objeto. Otro tipo de esclavitud.

Para finalizar esta entrevista, me gustaría que nos deleitaras con algún poema de los últimos que has publicado. Estaría bien que puesto que son dos los últimos libros publicados fueran dos entonces también los poemas elegidos, uno de cada libro. Ha sido un gusto y un honor poder entrevistarte. Gracias por tu tiempo y tus sabias y profundas palabras.

Espero elegir bien que, como sabes, no es nada fácil:

De Flor en el agua, un tanka:

En el otoño

mueren las verdes hojas

de las acacias,

y en tu mirada

frío fuego de nieve.

De Después el amor, un poema a mi madre:

DE TANTAS COSAS

De la media noche del noveno mes

Whitman

De la luna apoyada en la montaña.

De las ramas moviendo su hondísimo rumor.

De las casas perdidas, sin historia,

con los tejados de cobijas huecas

en lugares inhóspitos.

De las cuevas repletas de broza en sus costados.

De horizontes de olivo y espadañas de espliego.

Del pozo donde el agua regaba nuestras risas.

De todo aquello, madre, que inundaba de gozo

la mi perdida infancia.

Y también

de las noches de espanto, de bombas y metralla.

De todo aquello, madre,

háblame.

Háblame de tu duelo entre tantas ortigas,

de la guerra que hirió tus recónditos miedos,

del noveno desgarro de tu parto,

de tu alegre tristeza.

Háblame de la tarde en que murió la luz

y abandonó la música tu boca,
de aquellos largos días de tantísimo llanto,

de la noche de sables que te hundió en las tinieblas.

Háblame, madre, háblame

porque si no me hablas
seguiré sin saber
por qué fuiste la estrella

de mis ojos ausentes
cuando yo no veía
tus párpados hinchados

de tanto amor vertido.


Por eso lloro, madre,
cuando tú no me acunas
en mis noches de insomnio.

Vicente Barberá Albalat, 12-11-18

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