Al autor de "El Médico", no le gustó el resultado de la película de su libro, todo lo contrario le ha ocurrido con la del musical, que sí ha sabido transmitir la esencia de la novela. El riesgo que tiene adaptar una novela de este tipo es que se hagan demasiadas elipsis del texto y se pierda el verdadero sentimiento de la obra, con el musical de Iván Macías, compositor de la música, y de Félix Amador, autor del libreto y de las letras de las canciones, esto no ocurre. Ambos han sabido captar lo que el escritor bostoniano reflejó en sus más de 600 páginas del libro.
Con producción hispana, sacando la financiación de un grupo de empresarios andaluces, que no nunca habían apostado por espectáculos de este tipo, y con el apoyo de la familia Gordon, la obra se ha podido estrenar en poco más de un año, y ya hay acuerdos firmados para cruzar nuestras fronteras rumbo a varios países europeos. Una producción netamente peninsular que está llamada a convertir en el musical de referencia de nuestra escena porque, precisamente, el musical tiene los aciertos y defectos de un musical de estilo clásico.
Un elenco que supera los cuarenta actores y cantantes, una orquesta de veinte maestros, una coreografía efectiva y rigurosa, un vestuario espectacular y elegante, diseñado por Lorenzo Caprile, un diseño de efectos mágicos, que ha corrido a cargo del mago Jorge Blass, conforman un musical atractivo, grandioso y efectivo.
El espectáculo sobrepasa largamente las dos horas y media, más un descanso de quince minutos. Quizá se haga un pelín largo y se podrían suprimir un par de escenas de las dieciocho que componen la obra. Aunque el equilibrio ente ambos actos está muy conseguido, hay que reconocer que el primer acto es más variado y trepidante que el segundo. El ritmo está mucho más conseguido y tiene mayor fuerza dramática, a pesar de estar la muerte de la madre del protagonista en la primera escena.
La música del espectáculo, como hemos dicho, es muy clásica, se nota la formación musical clásica del autor, sin embargo son los temas más rítmicos como los de las escenas de La caravana y El maristán donde consigue romper con ese halo clásico y apegarse más a lo que cuenta el libreto.
El elenco de artistas ha sido seleccionado de manera rigurosa, Adrián Salzedo consigue un convincente Rob J. Cole, con una voz atinada. Mary lo protagoniza la portuguesa Sofía Escobar con una acertada dicción que estalla en sus interpretaciones de soprano al hacer el papel de británica, su acento la ayuda para dar esa sensación de extranjera en tierra extraña. La terna de protagonistas se cierra con Joseán Moreno que protagoniza al primer maestro del Cole niño, el actor y cantante pacense demuestra un poderío escénico tan arrollador que, en ocasiones, tapa a su partner infantil. Pequeños desajustes que se irán subsanando según se vaya rodando el musical.
Personajes como Avicena, el Sha, Agnes o Merlín están perfectamente interpretados, en especial el trabajo de los bajos que no llega a cansar como en otros musicales. Un pequeño defecto de los actores es el engolamiento que despliegan en ciertos diálogos. Tendrían que rebajar la dicción y hacerla más cotidiana, de la calle, para no parecer desconectados con la realidad, un defecto que también incurren los directores de obras clásicas.
En definitiva, estamos ante un musical que está llamado a convertirse en a revelación de nuestra cartelera en esta temporada y siguientes. Hartos de adaptaciones de Broadway o de Hollywood, creo que nos merecemos una obra con un texto exquisito, con unas músicas orientales y diferentes con un gusto por lo mágico y lo primigenio que rompe con tanta mediocridad musical y de texto a la que nos quieren acostumbrar las megaproducciones holandesas. Un espectáculo grandilocuente, con unos escenarios ancestrales y elegantes que nos imbuyen del sabor enigmático del desierto y de las ciudades orientales. Un acierto de espectáculo al que pronosticamos larga vida al rey de los musicales.