En una insulsa rueda de prensa donde tuvo que pedir a los periodistas que se dejasen de preguntas políticas para hablar de su libro, Miguel Ríos contó algunas de las peripecias que ha vivido, pero dio la sensación de que se dejaba muchas cosas en el tintero, que al final la música pasaba a un segundo plano para contar andanzas sentimentales, políticas e, incluso, de sus devaneos con las drogas.
Sin embargo, el autor cree que es un disco de música, de sexo y drogas en dosis justas. Quizá por ello, los premios Grammy Latino de 2013 le darán el galardón correspondiente a la excelencia musical. Premio que se merece, ya que han sido 50 años dedicados a la música, con sus aciertos y desaciertos pero siempre ha estado subido en el escenario de manera coherente y pasional.
En la presentación del libro reconoció que puede ser "un insulto para los escritores que me comparen con ellos", pero el trabajo resulta más que digno y otros que se consideran escritores no lo son ni mucho menos. Sin embargo, Miguel Ríos se sigue levantando con la misma ilusión de siempre, aunque esté "jubilado", aunque se le hace difícil al oír por la mañana las noticias: "me golpean cada mañana las noticias. Para una persona que tiene el corazón a la izquierda éstas me duelen muchísimo", señala con un cierto tono de tristeza.
"Porque es una desfachatez lo que hace el poder político con una escalada irrefrenable de la desigualdad y, sin embargo, estamos impasibles ante esto. Cada vez menos gente tiene menos poder". Éste es el análisis del cantante, al que llena de tristeza la gran cantidad de personas que se encuentran sin trabajo. Tanta pena como cuando rememora su estancia en la Dirección General de Seguridad franquista y la cárcel de Carabanchel, "es lo más jodido que me ha pasado en toda mi vida y todo por un pequeño error". Miguel Ríos fue detenido a su llegada a Barajas con unos gramos de marihuana, algo que no olvidará nunca y hasta le hizo perder parte de su identidad el tiempo pasado en la cárcel.
Pero no es de extrañar que una de las canciones que más veces ha cantado sea ese Rock de la cárcel. Ese rock que le dio la oportunidad de ser él mismo y de poder hacer lo que quisiese durante ese medio siglo en que ha estado en la carretera, siendo en muchísimas ocasiones un adelantado. Para mí su mejor disco y el más innovador fue La huerta atómica, que desde aquí sugerimos a la ciudad de Tokio para que lo acoja como himno de sus olimpiadas.
Aunque "una de las máximas de mi vida es la discreción", afirma en sus memorias, tenía que incluir algún lío de faltas, porque como dijo con sorna, "los tíos siempre somos insaciables, somos eyaculadotes precoces". Otro tema que trata es el de las drogas, "la única cortapisa que le he puesto a las drogas como la cocaína es que no me fastidien la garganta, por eso siempre he tenido muchas precaución con ella, al igual que con la heroína; con la marihuana ha sido otra cosa", enumera, pero hace hincapié en que "siempre he tenido una relación de respeto con las drogas".
La situación política le llevó a contestar muchas preguntas de ese calado, los políticos y Cataluña parecen ser temas de moda. Respecto a lo primero dijo que "los políticos están haciendo el ridículo más espantoso y tendrá que ser la sociedad civil quien encuentre la solución". Respecto a la segundo, afirmó: "yo soy internacionalista, no me gustan las fronteras, yo no entiendo el rollo ese".
La música es el tema que le preocupa y ocupa. En su opinión "a los músicos se les ha venido robando continuamente desde hace 12 o 15 años. Hay gente que no entiende que tenga que pagar por descargarse una canción, tienen la idea de la gratuidad y eso ha hecho que se haya destruido una industria fundamental. ¿La culpa? Ha habido mucho hijo de p... en el negocio y en las multinacionales. Hemos sido los conejillos de indias para ver cómo se podría manipular a la sociedad", explicó concienzudo.
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