Aunque las actividades e intenciones del MI6 en España ya eran conocidas por los historiadores, la revelación de estos documentos secretos aporta numerosos y curiosos detalles sobre los sobornos a hombres fuertes del régimen, que influyeron en la decisión final de Franco. Se confirma así que el embajador británico en Madrid, Samuel Hoare, fue el cabecilla de una estrategia destinada a evitar a toda costa la colaboración activa de Franco con la campaña alemana, viviendo sus días más tensos antes de la famosa entrevista de los dictadores en Hendaya.
La operación, que contó con la aprobación personal de Winston Churchill, movió el dinero a través de un Banco Suizo y utilizó como mediador al empresario balear Juan March, que simuló que el dinero venía de sus manos. Además, los papeles arrojan información sobre la complejidad de los movimientos del espionaje británico, e incluyen detalles tan novelescos como una despedida de carta en la que el espía pide la destrucción de la misma o el análisis realizado a un rollo de papel higiénico, sospechosamente suave, incautado a un espía británico detenido en Madrid mientras iba disfrazado de mujer.