Jordi Galli, director de la División Conecta de la editorial Mondadori, le define como "un ejemplo fantástico para cualquier persona que quiere emprender un negocio. En el libro te cuenta todos sus fracasos y contratiempos. No es el típico libro de un triunfador", señala el editor. Se mostró encantado de poder editar un libro como éste en la colección.
Para Zaryn Dentzel, en España vivimos momentos de gran pesimismo. "Me he encontrado un país en un momento muy complicado, sobre todo para los jóvenes", dice al comenzar a hablar. Un país que cree que para crear una empresa se ha de ser superdotado, cuando lo que realmente se necesita es tener ganas de trabajar y olvidarse de los planteamientos atávicos de un país que castiga al perdedor.
El secreto de Tuenti es precisamente que no hay ningún secreto, "yo hice todo sin planear, pero eso sí, abierto a nuevas experiencias y oportunidades", recuerda y continúa diciendo "éramos unos jóvenes muy normales y todos nos decían que estábamos locos". Unos locos que han conseguido una plataforma con más de diez millones de usuarios registrados. Aún así, señala que aún queda mucho por hacer, muchos retos a los que enfrentarse.
"Hemos hecho unas cosas bien y otras mal, pero con un buen equipo se pueden hacer muchísimas cosas", reflexiona. Sólo hay que ponerse a hacerlo y, por supuesto, tener un buen equipo, tanto de personas como de entidades. "El apoyo de Telefónica es fundamental para poder seguir innovando", afirmó tajante y confiado en las posibilidades del equipo que él encabeza.
Su apuesta para que Tuenti funcionase fue la privacidad, "es fundamental", repite. Los amigos se tienen que conocer, no pueden caer de la nube, con Tuenti solo se tienen amigos de verdad, por eso, "Facebook está perdiendo tráfico en Estados Unidos", agrega. Y mientras Facebook baja, Tuenti sube. "Nuestro éxito no fue por lo que hicimos, sino por lo que no hicimos", declara. Lo hicieron esas cuatro personas durante un año de creación, que al principio fue un proceso lento pero que se ha sido acelerando con el tiempo. Si en el primer año eran 10 las personas que formaron el equipo, ahora son 250 las que trabajan para esta red social.
"Ahora tenemos gente muy buena. Son personas con una cultura de empresa muy fuerte. Si no tienen esa cultura es mejor que no estén en el equipo. Si es así puede afectar negativamente", apunta. A su modo de ver, en España hay un problema cultural muy grave. "Te suelen decir que es mejor no arriesgar". Todas las campañas de emprendimiento suelen fracasar porque precisamente "el fracaso está mal visto".
Dos son las premisas fundamentales par convertirse en emprendedor; no es montar una empresa lo que convierte a una persona en emprendedor, sino la formación constante y la persistencia del trabajo duro. "Antes de emprender hay que formarse, sobre todo aprender idiomas y más importante aún, aprender inglés. Es el idioma de los negocios. Pero también hay que saber programar, diseñar, etc.", repite una y otra vez.
Y después de prepararse y trabajar duro vendrán los éxitos o los fracasos. "Tengo claro que si he tenido éxito es porque he tenido muchos fracasos. Cuantos más fracasos he tenido, más me he convertido en un experto", subraya. Con tantos fracasos, se dieron cuenta de que había que centrarse en el mensaje y apostar por esa privacidad que se ha vuelto el santo y seña de la empresa y de ahí que su principal enfoque sea la mensajería.
Pero no todo son puntos positivos, "en España está todo programado para defender al empleado del dueño de la empresa, en vez de que el empleado sea parte de la empresa. Se deben quitar estructuras para que el empleado forme parte activa de la empresa y se sienta realmente parte del equipo", agrega. "El talento en España no está muy bien aprovechado", es su análisis final.
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