Mediante la psicología y la sociología, el autor francés sabe extraer lo más relevante de cada cultura y adaptarlo en libros claros, amables y que permiten al lector replantearse si realmente lleva la vida que quiere. Su primera novela, El hombre que quería ser feliz, se convirtió en un bestseller internacional.
Su segunda novela No me iré sin decirte adónde voy, publicada por Planeta, es también como Te llevaré a un lugar donde todo es posible, una historia que hace que el lector se cuestione. De gran popularidad en Francia, Laurent Gounelle también ha sido requerido para mejorar el bienestar en el mundo empresarial y en el familiar. La escritura le ha permitido transmitir los conocimientos adquiridos a un gran número de personas.
Sandro, profesor de filosofía, debe encontrar el porqué de la muerte de su mujer Tiffany. Desde que ella murió, ni sus clases, ni sus actividades en la ciudad de Nueva York tienen sentido. Tampoco parece que sea una buena idea emprender un viaje a un lugar que no conoce. Pero Sandro no ve otra opción, para salir de la apatía, que llevar a cabo el proyecto idealizado en su mente llena de sufrimiento.
Recibe advertencias: "Nunca se regresa de la selva amazónica". "No sabes lo que te espera allí". "Pero tenía que ir, aun sabiendo que era una autentica locura, ya que su vida no podía seguir así. De otro modo terminaría en el manicomio o en la morgue".
Su proyecto se define con una palabra: venganza. Pero las cosas no son siempre como se imaginan, ni como deben ser para tener razón. Para Sandro la estancia en la selva estará llena de sorpresas y tendrá que reconocer que hay otras realidades, más allá de la forjada con sus prejuicios. "El dolor que lo corroía, le hacía ir en contra de los demás, pero sobre todo de sí mismo".
El tour de force que se da en todo el libro cuestiona la supuesta condición civilizada y la de los llamados "salvajes". Un tema siempre de actualidad al confrontar unos valores con otros y sobre todo, cuáles se eligen para conseguir un fin.
El libro explora y analiza nuestra contemporaneidad. Nos hace reflexionar sobre qué permite la felicidad: el tener todo o el tenerse a sí mismo. De qué carecemos frente al equilibrio de pueblos que llamamos menos avanzados.
Recobra el ánimo, vuelve a ti, despiértate, admite que son tus sueños los que te perturban y mira de nuevo las cosas de cara.....Estas dulces palabras de Marco Aurelio vienen en auxilio del protagonista. Pero Sandro tendrá que hacer su propio recorrido para conocer la verdad de un hecho que le ha atormentado y le incita a cometer numerosos errores.
"Y ver a la naturaleza con una divina armonía. No ser espectador sino fundirse con ella y sobre todo preguntarse qué sentido tenía el hacer todo lo que había hecho para fomentar un mundo desdichado". "Y recordó que nunca se regresa de la selva amazónica".
El libro es una sátira sobre la sociedad occidental y utiliza la filosofía para mostrarnos ciertas construcciones intelectuales no siempre puestas al servicio del bien común, y que pueden ser la base de una gran manipulación. Laurent Gounelle sabe extraer lo más relevante de cada cultura y adaptarlo a un libro de fácil y ágil lectura. Pero no por ello distrae al lector del fondo de la historia, sino todo lo contrarío, ya que la reflexión y la lectura van continuamente de la mano.
La atmósfera de la selva para alguien que no ha vivido en ella puede ser sofocante. "Lejos de la civilización uno parece perdido en medio de ninguna parte. Huías de la posibilidad de entrar en un manicomio. Sin embargo, su primera impresión (de Sandro) de la selva era la de estar atrapado en un manicomio de plantas, un manicomio en el que el verde fuera obligatorio, en todas sus declinaciones, desde el verde pálido y translucido hasta el verde oscuro como la muerte, pasando por todo un delirio de los verdes más estrafalarios". El joven universitario se había imaginado la selva de manera muy diferente.
Para Elíanta, sin embargo, la selva es la sombra beatífica de los árboles. La pulpa amarilla anaranjada de un maracuyá cuya estrella es belleza, perfume y delicadeza. Todo está hecho para agradecer a la Tierra madre sus maravillas. A Elíanta le gusta estar desnuda en medio de la naturaleza. Le da la impresión de fusionarse con ella.
Sandro también tendrá que hacer un viaje interior para conocer que la belleza no reside solo en lo que había apreciado, esas hermosas estatuas de los monumentos europeos.
Estas dos visiones diferentes se verán confrontadas y dialogan con extraordinaria agilidad en el libro.
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