Actualidad literaria: Se presenta “La noche de los gitanos” de Alfredo García Francés
jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h
Por Javier Velasco Oliaga
Cuando Alfredo García Francés presentó en Madrid su quinto libro, La noche de los gitanos, los madrileños estaban pendientes del televisor para ver un partido de fútbol de uno de los equipos de la ciudad. Quien optó por asistir a la presentación se encontró en poco menos de tres metros cuadrados el mayor nivel de materia gris radioactiva de la ciudad y una novela absolutamente tóxica. El libro ha sido editado por la editorial Adhara.
El juntar a Ketty Garat, Miriam Lavilla, Fernando Orgambides y Horacio Vázquez-Rial para presentar un libro, no está al alcance de cualquiera. Alfredo García Francés con su bonhomía e inteligencia lo ha conseguido y los que no han asistido a la presentación se han perdido un espectáculo inteligente, sagaz y mordiente, aunque el escenario no acompañase. Se echaba en falta un poco de intimidad en esa casa del libro.
La joven periodista Ketty Garat, azote de Blanco y Rubalcaba en las ruedas de prensa tras el Consejo de Ministros, hizo las veces de presentadora. El libro la gustó, según dijo, pero la ocasionó más de un problema: “llevarlo al Congreso de los Diputados en la mano viéndose una portada como ésta levantaba recelos, sobre todo a una periodista moderada como yo”, explicó en la presentación. Y no me extraña, porque la portada es impactante.
Fue dando paso a los otros presentadores del libro y rompió el fuego, Miriam Lavilla. “Las mujeres primero”, acertó al indicar el novelista bilbaíno. La escritora de Aceptamos marido como animal de compañía es una autora mordaz, irónica e inteligente, una rara avis del panorama literario español, ya que practica un género de humor que se da muy poco, por no decir nada, en este país; al que claro está le falta el humor que le sobra a Miriam.
Como profesional del asunto que es, se trajo a la presentación los deberes hechos y no sólo diseccionó a la perfección el libro sino que nos dio algunas claves para entenderlo y nos dejo con las ganas de leerlo. Describió al autor como un “vasco mestizo de andaluz, español y colombiano a la vez y, por supuesto, gaditano de adopción”, y con el RH tan negativo que para sí lo quisiese Xabier Arzalluz. Con estos genes, pues, “no tiene miedo de nada, ni siquiera de citar a Blas Piñar en el libro”, dijo Miriam.
“Este escritor políticamente incorrecto, hombre culto y buen dialogador es un hombre que enamora a primera vista”, confesó la autora de ¿Y para que quiero enemigas? Y ya absolutamente rendida y perdida, pasó a diseccionar el estilo literario del novelista gaditano: “su lenguaje, aunque sencillo, busca la palabra perfecta escrita en un tiempo verbal pretérito, que no perfecto. Es tremendamente adictiva, contiene una gran labor de investigación”, explicó, pero también señaló el mayor defecto de la novela a su entender, “cuando se llega a la última página del libro te parece la novela demasiado corta”, afirmó rotunda.
Miriam dio pasó al escritor argentino Horacio Vázquez-Rial, que también se mostró encantado con la novela, de la cual señaló tres grandes aciertos. El primero que coloca a Auschwitz como primer escenario de la novela donde murieron numerosos gitanos, lo que le pareció singular. Este episodio poco conocido y olvidado no ha sido tratado como se merece hasta la novela de Alfredo. Además, ahora los gitanos están en boca de todo el mundo, “la inmigración rumana ha hecho que se vuelva a hablar mal de los gitanos, ahora que a los gitanos españoles se les había asimilado”, señala el autor de Frontera sur.
El segundo son los protagonistas, “en franca derrota los tres”, pero sobre todo Paco Escorpión, veterano boxeador con alzheimer, “siento envidia por los escritores que relatan novelas de boxeadores como ésta”, afirmó el escritor argentino afincado en Barcelona. El boxeador que al final se centra en el olvido. Para él, sólo Hemingway y los escritores de la generación perdida trataron a estos personajes como se debe hacer. Él lo tocó de pasada en El soldado de porcelana, pero le hubiese gustado profundizar más.
Y el tercero es tratar a los supervivientes de los campos de concentración, muchos de los cuales fueron colaboracionistas de los nazis. “Los que tuvieron privilegios y mejores condiciones de vida fueron los capos, los que vigilaban a los presos, Simon Wisenthal o Primo Levi lo fueron”, recordó el autor de Historia del Triste.
A Fernando Orgambides, veterano periodista y amigo personal del autor con el que coincidió en El País, también le ocasionó problemas la portada del libro con una amiga, y lo contó con esa gracia andaluza que posee, que mezcla sabiamente con ironía. La novela para él tiene mucho de británica, no por ello el autor nació en Bilbao, que está enfrente de Portsmouth, tiene mucho de aquellas películas inglesas y americanas que se veían por estas tierras en los años sesenta sobre la Segunda Guerra Mundial y que muchas se rodaron en España y en Andalucía.
“Alfredo, que es de la diáspora bilbaína, conoce bien lo que es el horror, que es lo que no queremos ver, pero hay que verlo, porque el terrorismo vasco es un horror del que no hay que huir. Hay que conocerlo tal y como es y en la novela se puede conocer mejor ese terrorismo”, especifica el periodista gaditano. Algo absurdo opuesto a la razón.
Alfredo García Francés ha escrito una obra original, tanto por lo que trata por como lo trata. Para conocerlo no hay nada mejor que leer su obra, novela que nos helará la sangre pero que nos hará entender y conocer unos acontecimientos singulares y crueles ajenos a toda razón porque, al fin y al cabo, tanto la razón como la sinrazón no son patrimonio de nadie.
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