Ediciones Siruela ha publicado casi toda la obra de este autor iconoclasta, que lo mismo dirige con éxito una película -con Medusa consiguió la distinción de Mejor Película y Mejor Guión en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes 2007-, que colabora en periódicos tan prestigiosos como The New York Times, Le Monde, The Guardian o The Paris Review o que escribe cómics, libros para niños, novelas o libros de relatos.
Su último libro publicado en España, De repente llaman a la puerta, contiene 38 cuentos llenos de paradojas y absurdos. Su anterior libro de relatos Un hombre sin cabeza tuvo una buena acogida en nuestro país. Las situaciones absurdas, el humor, la tristeza, la compasión, la soledad y la distinta manera que tiene el ser humano de vivir las mismas situaciones en la infancia, la adolescencia, la edad adulta y la vejez, son una constante de su obra narrativa.
"Cuando se sienta uno a escribir, todo es sobre su pasado, es mi forma de conectar con la vida y sus problemas. Los tiempos cambian pero se quiere seguir en el pasado. La verdad es que no encuentro el vocabulario para hablar del presente", explica el escritor israelí en un inglés sencillo queriéndose hacer entender por todos los presentes.
Etgar Keret no escribe sobre lo que sucede en su vida, sino que escribe como si estuviera relatando simplemente una experiencia emocional, que transforma en una historia. "De repente llaman a la puerta lo he escrito desde la perspectiva de un padre, por primera vez en mi vida no era un niño, sino un adulto responsable", cuenta el narrador nacido en Tel Aviv en 1967.
Para él, este es su libro más íntimo, que curiosamente coincide con ser el más exitoso de su carrera. Cree que éste es su mejor libro, el que más tiempo le llevó escribirlo y que no fue para nada fácil gestarlo. Sin embargo, reconoce que pese a la dificultad del libro, "mi audiencia en Israel es mayoritariamente de estudiantes y soldados, de 18 a 25 creo que son las edades apropiadas según lo que tenía en mente en un principio, aunque también logró conectar con un público más adulto que revivió estos momentos al haberlos vivido en su juventud y vuelven a sentir lo mismo al mirarse al espejo" dice Etgar Keret en la presentación, bajo la atenta mirada del traductor que este día se quedó sin hacer su trabajo.
Para el escritor israelí, "todo lo relacionado con la violencia o con el estrés tiene una percepción totalmente diferente en Israel que en España". Keret habla de lo estresado que está el ambiente y se da cuenta de que el conflicto y la inestabilidad forman todo el tiempo parte de su vida. A su vez, "el conflicto es un tema del que todos quieren hablar pero del que nadie habla", destaca. Lo cual hace que todo el mundo se enfrente solo a este problema desde que son niños, ya que comienzan sin entenderlo y luego van sacando sus conclusiones según crecen porque cuando preguntan, nadie sabe una respuesta concreta. Pero como ser humano, puedes hacer tu propia conclusión.
"Las historias son la forma más intuitiva de comunicación. Si te encuentras con alguien en la calle le cuentas una historia y no una novela", explica sobre por qué prefiere el género del cuento al de la novela, "¿por qué decir lo que tiene que decir con una novela? ¿Sólo porque es un género que se vende más o para no tener que hacer el esfuerzo de juntar varias para publicar?", se pregunta.
"Cuando trabajo con mi editor para decidir el orden de los relatos, lo fundamental fue hacerse la pregunta ¿por qué he escrito este relato?", explica sobre su forma de trabajar y ordenar el trabajo. Esa ordenación de unos cuentos tras otros, se realiza a partir de una primera historia que le pareció la mejor para empezar.
Relata historias para defenderse del mundo. En el fondo a él no le importa el orden, las historias vienen de él y eso es lo único que importa, la estética del libro es algo totalmente secundario. En este caso, a diferencia de su libro anterior, las historias no están conectadas unas con las otras.
En cuanto a sus influencias, destaca sin pestañear La metamorfosis de Kafka, pero también le atrae mucho escritores como Kurt Vonnegut. Pero la mejor influencia es la de su familia, ya que prácticamente todos ellos son muy buenos contadores de historias. Ellos siempre le contaban una historia nueva cuando iba a dormir, nunca se repetían, y crecer en este ambiente fue un excelente estímulo para dedicarse a escribir.
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