Hace diez años Honorine, Blanche, Kathy, Monica, Paul y Jean, decidieron compartir piso y endulzar su soledad. Honorine es la más seria, tiene cambios de humor, a veces se parece demasiado a una directora de escuela solterona. Pero todos la quieren porque no siempre ha sido de esta manera y porque hace unos pasteles maravillosos. Se refugia entre libros, recetas de dulces y su pasión por el bridge. Paul es un detective de hotel ya retirado que aún hace algún que otro encargo, se mantiene activo, hace deporte, y sigue siendo un seductor. Jean es dueño de un cabaret, uno de los pocos que aún quedan en París, y que está especializado en transformismo, gran defensor de los derechos gays y de la libertad creativa. Kathy es actriz, un poco diva, siempre coqueta, y aún a la espera de un papel que la catapulte a la fama. Blanche se saca un dinero extra haciendo de correctora de textos para editoriales, su sueño es escribir, aunque no se atreve. Mónica se define ante todo como madre, siempre ha cuidado de su familia, ha trabajado toda su vida en el mercado y le gustaría que su hijo fuera gay y no se fuera con ninguna otra mujer.
La vida discurre tranquilamente hasta que Jean ve amenazado su cabaret. Lo someterán a una inspección y al cierre. Pero logra averiguar, gracias a sus contactos, que detrás de todo está la sociedad inmobiliaria Foncière Arthis. Y sabe que un representante de dicha empresa ha mantenido algún tipo de contacto con el encargado del cabaret, Francis. Jean se pone en contacto con su amigo, ex concejal de distrito, quien intentará averiguar más. Paul también empieza a actuar y descubre que la inmobiliaria ha depositado en el ayuntamiento un permiso de construcción en el solar de Chez Jean.
Mientras tanto en el piso todos deben reunirse porque Kathy los ha convencido de que instalen wifi. Se reúnen con el técnico para informarse, escriben sus preguntas y escuchan atentamente a un técnico que siente que por vez primera le toman en serio. Pero han de interrumpir todo porque Honorine se encuentra mal y se desmaya. Así descubren que se está sometiendo a radioterapia, ya que sufre un cáncer de tiroides desde hace cinco años y que es debido a todo ello que su carácter se ha vuelto tan difícil. El médico los anima a que se comporten de forma normal sin protegerla demasiado, siempre teniendo en cuenta que sigue siendo una persona y que necesita más que nunca su dignidad como tal. Les recomienda que respeten su decisión de no contar nada y que saquen el tema de manera adulta sin darle muchas vueltas ni reprocharle nada.
Por otro lado, la intelectual de la casa, Blanche, les confiesa que quiere escribir, Honorine la secunda y todos se ofrecen a leer lo que haga y dar su opinión más sincera, como buenos amigos.
Las sorpresas y los cambios no dan tregua. Al cabo de unos días Kathy recibe una misteriosa postal y gracias a Paul descifra el mensaje y llama a un banco suizo que aparece en dicha postal. Dan en el blanco, descubren que alguien abrió una cuenta para ella sin dejar mucha información. Un misterio que mantendrá a nuestros abuelos con la mosca detrás de la oreja, así que deciden que tienen una misión importante que realizar: ¡acompañar a Kathy a Suiza e intentar desvelar el misterio de la cuenta corriente! Así que alquilan un minibus, se suben todos y empiezan las "colonias del colegio": cantan canciones, cuentan chistes y se divierten a lo grande.
Al regreso sigue la operación Salvar Chez Jean, la enfermedad de Honorine, el flechazo de Gilles quien se enamora perdidamente de una florista-... y un sinfín de divertidas, emocionante y sobretodo entrañables historias que nos arrancarán muchas sonrisas y alguna que otra lágrima.
Vincent Pichon-Varin es autor y editor. Se busca abuelo para compartir piso, su primera novela, ha tenido una excelente acogida en Francia. Es también autor de Mon père, c'était toi?
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