El crítico literario Germán Gullón presenta su novela "La codicia de Guillermo de Orange"

Esta incomprensión hacia los países del sur de Europa partió incluso antes de que la crisis hiciese acto de presencia. "Ya en el año 2008 se produjeron el Holanda y en otros países del norte de Europa unas críticas demasiados violentas e injustas hacia España y los países denominados como PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España). En aquel año el déficit de nuestro país era inferior al de Alemania, Holanda y Estados Unidos, un gigante con pies de barro", ha explicado el escritor.

Germán Gullón conoce perfectamente a esos países ya que vive en Ámsterdam, su mujer es holandesa y tiene dos hijos viviendo allí y, también, ha vivido en California donde fue catedrático de literatura española. En la ficción se puede escribir sobre temas conflictivos de una manera más irónica, el libro quiere dar a conocer una realidad española que muchas veces o bien no se entiende o no se quiere entender.

"He visto reportajes en la televisión holandesa o en algún periódico, como en el prestigioso NRC, donde reflejaban una realidad de nuestro país que no se ajustaba a la verdad. Hasta llegué a escribir al corresponsal en España de ese periódico para decirle que le daba clases de cultura española", apunta mordaz el autor. Por supuesto, ese corresponsal ni se dignó en contestar. Ante este cúmulo de inexactitudes, el crítico se conjuró para escribir una respuesta contundente ante esas insidias.

De ahí el título del libro, La codicia de Guillermo de Orange, "uno de los libros más miserables que se hayan escrito, afirma rotundo Germán Gullón. Este personaje que había sido aliado de los españoles en tiempos de Felipe II, durante la gobernación de Margarita de Parma, hija ilegítima del emperador Carlos V, se revolvió contra Felipe II y escribió La apología del príncipe de Orange, un documento que se publicó en diciembre de 1581 en respuesta al edicto de proscripción emitido contra él por el rey Felipe II. Este príncipe fue el "inventor de la guerra sicológica, que se vale de calumnias y de imágenes trucadas para desprestigiar a España y que fue el origen de la Leyenda Negra.

Preguntado por si Felipe II cometió un error al sustituir a Margarita de Parma como gobernadora de los Países Bajos por el duque de Alba afirmó que "Alba fue un militar excelente y un gobernador estupendo, mucho menos brutal que los alemanes". La inquisición alemana fue mucho más dura y sanguinaria que la española, pero Guillermo de Orange era un hábil manipulador, como demuestra el éxito de su leyenda negra.

"El Imperio español era incontrolable, demasiado grande para estar al tanto de lo que sucedía en todos los territorios. Lo que no supo hacer bien Felipe II es que no calculó bien la nueva riqueza industrial que se avecinaba. La revolución industrial que estaba viniendo", comenta el autor sobre los problemas que tuvo el monarca del reino más rico que había en el mundo, con los mejores ejércitos que hubo nunca como eran los Tercios, una máquina militar más potente que lo que hoy tiene Estados Unidos.

A raíz del triunfo del equipo español de fútbol sobre Holanda en el pasado mundial, un empresario holandés, nostálgico de la gloria del imperio holandés que no oculta su racismo hacia los españoles, con sus socios urden un complot para desprestigiar a España y enriquecerse atacando a los bancos españoles que no pasan por su mejor momento para beneficiarse del alto interés de la deuda pública. Aquí surge el problema de la prima de riesgo. "Los españoles están financiando a las economías del norte con su alto interés, mientras ellos tienen unos tipos del 0,2%", explica el catedrático, que no se muerde la lengua al decirlo.

"La novela está escrita de tal manera que crea empatía y simpatía hacia nuestro país", dice. Por eso ha cogido el deporte para explicar lo que está sucediendo en ese país. "Los españoles estamos arrasando en muchos deportes, sobre todo en el fútbol, sin embargo me llegaron a decir que habíamos ganado a Holanda haciendo trampas. Hay algo que no funciona, porque todos vimos el comportamiento de los jugadores holandeses", cuenta con una sonrisa en los labios. La percepción de unos y otros es radicalmente distinta y "eso es algo que no funciona".

"Los españoles no son los malos. En Berlín llevan diez años intentando construir un aeropuerto y el tren de alta velocidad en Holanda lo han tenido que cerrar porque no funciona. Además, los holandeses han privatizado la sanidad, correos, los ferrocarriles y su telefonía, enriqueciendo a bancos y accionistas y empobreciendo a la población y de eso no han tenido la culpa los países del sur de Europa", comenta Germán Gullón.

"El libro pretende explicar la España de hoy", señala. Para ello se vale de una entrenadora de hockey sobre hierba que viene a España y unos periodistas que desenmarañan la trama montada por ese magnate obsoleto y racista. "Al final un español se casa con la holandesa", apunta, es su pequeña venganza ante la desidia de esos magnates incongruentes.

El autor hace finalmente una apología de la Unión Europea. Para él el discurso político se lanza desde una ideología que lo cubre todo cuando ha de partir de un discurso público hecho por la gente que realmente entiende lo que está ocurriendo. Pese a eso predice que "Europa no se va a romper, lo que pretende Cameron es un sinsentido que tendrá un precio altísimo para ellos, la city londinense dejará de ser el centro económico de Europa", explica.

Respecto a la postura de Angela Merkel, vaticina que tendremos unos meses muy tranquilos en lo económico. "Hay elecciones en Alemania el mes de septiembre y todo ha de ir bien para que gane las elecciones después de los últimos reveses". Dios le oiga.

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