"El segundo libro más absurdo que he leído", afirmó el escritor leonés Andrés Trapiello
Como podemos ver, este libro puede considerarse una delicia o un libro bastante absurdo, pero en realidad se caracteriza por estar lleno de sorpresas y de curiosidades que nos hacen aprender una gran cantidad de cosas, ya que se ajusta al principio aristotélico de enseñar divirtiendo y divertir enseñando.
Para el escritor Andrés Trapiello, el Compendio ilustrado y azaroso de todo lo que siempre quiso saber sobre la lengua castellana es el segundo libro más absurdo que ha leído, sólo superado por las Misceláneas de Schott, que es una trilogía de libros que ha sido un modelo para la obra de la Fundéu. Pero pese al absurdo, recoge gran cantidad de hechos interesantes como puede ser el lenguaje en los medos de comunicación: la gente exagera lo mal que se escribe o se habla, pero también hay que decir que no se ha escrito y se ha hablado tanto nuca como ahora. Prácticamente toda la población mundial escribe crónicas de sí mismos y lee crónicas de otros.
A su vez, el libro destaca que hay que escribir como se habla y no como se escribe, debido a que de este modo obtenemos una mayor artificialidad y una menor naturalidad. Además, tenemos que escribir un poco mal si queremos que nos lean, hay escribir con un poco de imprecisión porque lo que deben predominar son los sentimientos y, como decía Cervantes en uno de sus entremeses, “lo que se sabe sentir, se sabe decir”. De esta manera, lo importante es el sentir y luego las palabras vienen por sí mismas.
Pero, sobre todo, éste es un libro que nos enseña aspectos de nuestra lengua sobre los que prácticamente nunca hemos ido más allá. Por ejemplo, la expresión “No hay tutía”, viene del árabe, ya que la tutía era un óxido de cobre usado como remedio de ojos y oculista, por lo que era una expresión de lo que no tiene remedio. O no es lo mismo Juegos Olímpicos que las Olimpiadas (las últimas son periodo de tiempo entre unos juegos y otros) o no es lo mismo israelita que israelí o que ese copago que está tan en boga no es tal, sino que es repago.
En definitiva, el Compendio ilustrado y azaroso de todo lo que siempre quiso saber sobre la lengua castellana es un libro que, lo abran por la página por la que lo abran, encuentran algo entretenido, aprenden mucho y descubren algo nuevo. Es el libro que le hubiese gustado escribir a Eva Hache y su incultura se lo impidió. Y me gustaría concluir con una frase bastante profunda de Eva Hache acerca de esta obra que integra la frase anterior: “Es un perfecto libro para cuando vas a hacer caca”. Ahí lo dejo. Sean felices.
Actualidad literaria
Puede comprar el libro en: