"La injusta situación política no tiene nada que ver con lo amables y espontáneos que son su habitantes"

El editor Javier Ortega ha preparado con la autora un libro que contiene 160 imágenes de un país lejano pero atrayente. Un país “donde un blanco sigue llamando la atención”. Myanmar según la nueva terminología es un país que “ha dado un cambio muy radical en el último año”, señala el editor, donde sus gentes tienen poco que ver con los jerifaltes de la dictadura militar que con férreo puño dirigen su destino.

Es una sociedad maravillosa, trabajadora y honesta que recibe al extranjero con los brazos abiertos”, dice Tania Abitbol en la presentación. Es verdad que de Birmania sabemos pocas cosas y las que nos llegan no son muy halagüeñas. Tania siempre se ha sentido atraída por los países asiáticos. Además la filosofía budista que impregna toda su sociedad “encaja perfectamente con mi forma de ser”, recuerda.

Sobre Birmania sólo conocemos su dictadura, sus templos budistas y que George Orwell estuvo destinado allí como policía del Imperio Británico. Es un país de profundos contrastes donde la música está prohibida y se puede dar la paradoja de ver a un joven con una camiseta de Marilyn Mason pero que no pueda escuchar su música en la calle. Gracias a Dios con Internet las músicas y las culturas se acercan de un lado al otro del mundo.

Cuando Tania Abitbol decidió hacer un libro sobre Birmania se pasó muchas horas en la librería buscando información y libros. Santos la dijo en una ocasión que si lo llegaba a hacer estaría encantado de ceder la librería para la presentación y así lo ha hecho después de estar cerca de un año dando vueltas para escoger qué fotos iban a ir en el libro.

“El tema es el respeto”, afirma segura. “La belleza del país nace del entorno, de una tierra para nosotros casi ignota donde los rostros y los paisajes son las piezas claves de esta obra”, apunta. Ha configurado en el libro un viaje evocador, lleno de sensibilidad y poesía, que muestra la profunda belleza de un país que mira con esperanza hacia el futuro. Un libro que dedica a su padre, que siempre la apoyó en cualquier proyecto que emprendiese.

Birmania es un país especial, fruto de una mezcla de diferentes culturas e influencias que a lo largo de los años, y a pesar de los conflictos recientes, han forjado el carácter de un pueblo amable, respetuoso y enormemente acogedor.

Las fotografías de Tania Abitbol rinden homenaje al corazón de sus gentes desde diferentes ángulos elementales para comprender el funcionamiento secreto de una sorprendente sociedad: el agua, el espíritu y la vida. A través de su mirada, nos acercamos a sus templos, sus puentes, sus amaneceres, sus oficios, sus lagos, sus momentos de ocio y sus niños. Birmania es un viaje evocador lleno de sensibilidad y poesía, que muestra la profunda belleza de un país que mira con esperanza hacia el futuro.

La frase “una tierra distinta a cualquier otra conocida” que años atrás escribiera el poeta británico Rudyard Kipling haciendo referencia a Birmania es perfecta para describir lo que se siente al visitar por primera vez este mágico y fascinante país asiático. Las más de ciento cincuenta minorías etnias, unos parajes de ensueño y una población orgullosa como la que más de su nación, la cual debido a un inquebrantable aislamiento político, mantiene un estrecho vínculo con sus costumbres y tradiciones, hacen de la visita a este rincón del mundo un inolvidable viaje al pasado.

Tania Abitbol nació en Madrid en 1965. Durante años fue jugadora de golf profesional y ello despertó en ella un fuerte deseo de conocer más a fondo cada uno de los rincones del planeta. Con el tiempo, y debido a una grave lesión de espalda, decidió cambiar los palos por un buen equipo fotográfico para poder así desarrollar con mayor profundidad su gran pasión por las artes plásticas.

Ha viajado por medio mundo con sus cámaras colgadas del hombro en busca de esos fugaces e irrepetibles momentos que, sin esperarlo, aparecen ante nosotros, para intentar plasmar, siempre desde una mirada amable y respetuosa, la vida cotidiana y las costumbres de las diferentes culturas que ha tenido el inmenso placer de conocer a lo largo del camino. Con ello trata de reflejar, de una manera clara y quizá algo poética, la verdadera esencia del lugar que visita.

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