Saber adaptarse a los cambios que las nuevas tecnologías nos ofrecen a diario se convierte en una obligación que debemos mantener
Nuestro país es el segundo de Europa con mayor número de usuarios activos en Twitter, un dato que no deja de ser significativo estos días en que las redes sociales se han incorporado de manera natural a la vida diaria de miles de jóvenes... y no tan jóvenes. La comunicación siempre ha sido inherente al ser humano y este foro o espacio virtual es uno de los escenarios más valorados para ello.
Si los jóvenes viven continuamente conectados, los mayores ahora, conscientes de la puerta que se les abre, comienzan también a incorporarse a esta red como uno de los mejores medios para difundir, compartir y recibir información. Sólo es cuestión de tiempo y dedicación que los seguidores se incorporen a nuestra cuenta o perfil personal como un vecino, conocido o amigo más. Conseguir 100.000 seguidores en Twitter no es tarea fácil. Conocedora y buena usuaria de las redes sociales, Nativel Preciado lo sabe, y seguro que estaría encantada de alcanzar ese elevado número, como si de una importante meta se tratase.
”No me importaría conseguirlo, poco a poco, con esfuerzo y paciencia, como todo lo que he hecho. Twitter, en ese sentido, es una metáfora de mi vida”. Y de hecho, es de esta imagen de donde la escritora toma prestado el título para su libro. Una reveladora metáfora que le permitirá hablar a sus lectores, seguidores fieles, de multitud de temas como las nuevas tecnologías, el éxito, los premios, la literatura, el destino, la fama... en definitiva, sobre el mundo que nos rodea. Los recuerdos, vivencias, aprendizajes, experiencias, estudios o trabajos se presentan entonces a ritmo de tags y tweets, como una corriente de interesantes reflexiones que se van entrelazando.
El dinero no da la felicidad, ciertamente; pero tampoco es un serio obstáculo. @Joseph_Pla
La confianza en uno mismo es muy importante para seguir a flote. El reconocimiento en los inicios profesionales es una ventaja que ya se mantiene durante toda la vida, fortalece la propia autoestima. Sin embargo, el fracaso y las zancadillas desmoralizan de manera más acumulativa. Hacerse un hueco en el mundo cultural y alcanzar cierta notoriedad son cosas por las que todos luchan. No basta con hacer las cosas bien; es necesario, además, saber venderlas. En esta sociedad globalizada que hace extremas las desigualdades, es necesario competir implacablemente contra todo. Para sobrevivir, el presente manda y el éxito debe ser lo más rápido posible. Así que cualquiera que se dedique a este oficio tiene que contar con una sólida red de promoción, buena suerte y la decisiva ayuda de Twitter para poder convertirse en una celebridad mediática, aunque sea por unos instantes. La gran oferta editorial hace que las novedades literarias se renueven casi semanalmente en las estanterías, a no ser que seas un triunfo entre los lectores.
Nativel Preciado se inició como periodista en el desaparecido diario Madrid. Ha trabajado en múltiples medios de prensa, radio y televisión. Fue cronista parlamentaria durante la Transición. Algunos de sus trabajos referidos a dicha etapa política han sido publicados en Memoria de la Transición (1996) y en Los cronistas de la Constitución (2004). Ha recibido, entre otros premios periodísticos, el Francisco Cerecedo, de la Asociación de Periodistas Europeos; el Víctor de la Serna, de la Asociación de la Prensa, y la Pluma de Plata.Es autora de los ensayos Fuera de campo (1991), El sentir de las mujeres (1996), Amigos íntimos (1998), Extrañas parejas (2000), Ser mujer (VV. AA., 2000), La era del bien y del mal (VV. AA., 2001), Hablemos de la vida (con José Antonio Marina, 2002) y Nadie pudo con ellos (2011); y también de las novelas El egoísta (finalista Premio Planeta 1999), Bodas de plata (2003), Camino de hierro (Premio Primavera de Novela 2007) y Llegó el tiempo de las cerezas (2008).
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