Ramón Irigoyen es el primer maldito de la democracia

En la presentación se reunieron un buen grupo de amigos del poeta y helenista navarro pese a la mala elección del día del evento. Es imperdonable que un aficionado al fútbol como Ramón Irigoyen organice una presentación el mismo día que juega la selección de España contra Francia. Quizá por eso metió prisa a los presentadores para poder salir raudos a ver el partido de marras que, al final, todo sea dicho, decepcionó.

Lo que no nos decepcionó la presentación, porque como dice Ramón Pernas, “Ramón es un clásico contemporáneo” y ver a un clásico no ocurre todos los días. Yo hacía un par de meses que no le veía, exactamente desde la última tertulia que compartimos en el programa cultural “El Marcapáginas” de Radio Inter, donde el bueno de Ramón nos enseñó a recitar poesía con las debidas pausas poéticas, costumbre en desuso y que a él le parece imperdonable que no se hagan. Lamentablemente la miopía de la cadena de radio está hurtando a los oyentes el programa literario más interesante de las ondas españolas y que se merecería mejor dial.

Precisamente desde ese día no me reía tanto como en la presentación. Cómo da las gracias Ramón Irigoyen merece un monumento, claro está, pagado por El Corte Inglés, porque la alabanza que hizo a la institución de Areces merece ser recordada: “Es mi tienda favorita, la Santísima Trinidad del Comercio. Padre, Hijo y Espíritu Santo: Hipercor, Supercor y Opencor. Yo no sabría vivir sin ellas”. Así lo dice y se queda tan campante ante las risas, destronchantes de unos y remisas de otras.

Ramón Irigoyen tiene mucho de ramonismo, de Ramón Gómez de la Serna. Se ríe de todo y con todos, pero se ríe con inteligencia. ¿Se acuerdan ustedes del humor inteligente de Hermano Lobo? Pues el escritor navarro es el último descendiente que ha mamado de la ubre lobuna y se ha alimentado del helenismo y del clasicismo romano. “Para escribir tienes que discernir si quieres cobrar o pagar. Si es lo primero, tienes que tener cuidado con lo que escribes; si es lo segundo, puedes decir lo que quieras y si no, ahí tienes la sección de contactos donde puedes escribir lo que quieras sin que te digan nada. Ahora, si quieres cobrar por eso mismo, bueno, eso ya es otra cosa”, dice en la presentación abriéndonos los ojos con su disertación.

Se pone hablar Ramón y no para. Si en vez de escribir libros serios escribiese e interpretase monólogos, estaría más que forrado y casi todos los días saldría en la televisión, en vez del infumable Wyoming, porque Ramón sí tiene gracia. Ya lo dijo Lola Beccaria en el acto cuando le definió como “una mezcla de Dalí, Groucho Marx, Apollinaire y Ramón Gómez de la Serna”. Todo esto mezclado en una coctelera puede ser un cóctel demasiado explosivo. Justo lo que es. “Me he quedado con la sensación de haber hablado como Fidel Castro en un día inspirado”, soltó con contundencia, la misma que utilizaba el dictador después de cinco horas de discurso ininterrumpido, sin cortes publicitarios.

Y todo lo dice con esa cara de sátiro que se le va quedando con los años, hablando a un micrófono que coge como se coge el vaso de un cubata, enhiesto, sin derramar una gota del preciado líquido que contiene y criticando con audacia a la Iglesia Católica: “jamás han perdido un cliente; si quieres apostatar no te dejan, que tomen nota los del departamento de marketing de El Corte Inglés. Y que copien sus estrategias comerciales y también Mariano Rajoy. Éste no quiere saber nada de los pobres, la Iglesia sí. Y gracias a ellos, se hacen ricos”, afirma.

“Ahora, para religión, el fútbol. Cuando hay un partido en la televisión las calles se paralizan. Eso no lo consigue la Iglesia”, señala con su típica ironía navarra. Esa ironía que despliega en los 29 cuentos que conforman el volumen recién puesto a la venta. “Lleno de cuentos maravillosos, de cuentos prensiles que casi se pueden comer, son casi cuentos orgánicos”, describe el escritor y poeta Pernas, que además de amigo es su cicerone en los grandes almacenes serranos.

La escritora y lexicógrafa Lola Beccaria, autora de novelas tan brillantes como La mujer desnuda o Zero, hizo una buena aproximación al universo ramoniano, “si el humor y el erotismo ayudan a tolerar el stress del hombre, la prosa de Ramón Irigoyen, que incluye ambas, es un antídoto perfecto para el stress”, disertó la escritora gallega. “Culto y primoroso, aunque escéptico”, definió a Ramón y a su literatura como “secuencia de escenas hilarantes con una seriedad extrema. Humor negro hiperbólico que se vuelve erótico. No es sexo por el sexo su erotismo, sino el perdón de los pecados”, arguyó.

Este escritor afable tiene cuentos como El ahorro es de abejorros, escrito hace 15 años, donde describe premonitoriamente la catastrófica situación económica que hoy, “por latrocinio y pésima administración general, sufre España. El humor y la crítica social, en los más variados temas, son el denominador común de los cuentos de este volumen recopilatorio.

Ramón Irigoyen ha publicado un total de 16 libros de obra original y 15 traducciones del griego antiguo y moderno. Su obra ha sido traducida a 10 idiomas. Ha colaborado en 20 diarios, en radio y televisión. En TodoLiteratura.es podrán encontrar algunas referencias a su obra, que desde aquí recomendamos efusivamente.

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