"Muerte en primera clase" es la sexta entrega de la serie sobre Mariana de Marco
José María Guelbenzu firma con sus iniciales cuando publica novela policíaca, lo hace para diferenciar la literatura seria de la policíaca. Ésta surgió en 2001 después de un atasco en el que se encontraba con una novela. La forma de salir de dicho atasco fue escribir una obra policíaca que no negra, “hay una superabundancia de novela negra, que yo creo que es peor que la policíaca. Normalmente tienen una trama que no puedes dejar de leer pero los finales suelen ser muy tópicos y se abusa de finales esotéricos”, señala el escritor madrileño en la presentación de su nueva obra.
La protagonista de la serie es la juez Mariana de Marco, “es una juez,no como los que tenemos aquí en las Audiencias, que trabaja de verdad”, señala J. M. Guelbenzu. Aunque su novela se diferencia de la negra en que no hace denuncia social, aunque siempre algo se le escapa, en este caso es la corrupción financiera lo que hace que la entrega actual sea apasionante. Como contrapeso a la trama detectivesca, urde una amistad entre la juez y su amiga Julia Cruz, una amistad condimentada con pizcas de ambigüedades, pero recalca que “si hubiese querido hablar sobre el lesbianismo lo habría hecho explícitamente”.
Lo que realmente le interesa es la amistad entre dos mujeres. Los escritores masculinos no suelen tratar este tema y se centran más en la amistad masculina o heterosexual; pero también le interesa y trata en la obra la corrupción personal, tema que le atrae más que la corrupción institucional porque “está más en las personas”, señala. Hay que recordar que la protagonista tiene una atracción hacia el abismo y tiene un lado canalla que la hace vivir líos continuamente.
Aunque su preferencia por la novela y los autores policíacos es notoria, Muerte en primera clase “no es un homenaje a Agatha Christie, aunque ocurra en un crucero y en el Nilo. Mi novela surgió de unas vacaciones en Egipto navegando en un crucero donde me di cuenta de que allí podía haber una novela. Además no creo que esa novela sea la mejor de Christie. Hay otras muchas mejores”, recalca J. M. Guelbenzu.
Aunque la trama es muy importante en este tipo de género, la construcción de los personajes es crucial. “En la novela negra lo solucionan con un psicópata, pero en la realidad no hay ni asesinos inteligentísimos, ni investigadores igualmente”, dice. Además cuenta que cuando escogió para su serie a una juez, “era porque en España no hay investigadores como en otros países. Aquí los detectives sólo solucionan divorcios y cuestiones de cuernos”, afirma. Y tiene toda la razón.
Sin embargo, la construcción de los personajes es fundamental para dar empaque a la obra, “la relación con los personajes de las obras es como una relación con las personas reales, que vas conociendo poco a poco, no las conoces en un primer encuentro”, explica concienzudo el escritor. “El dueño del personaje es el escritor y nunca se puede imponer el personaje al escritor. Me molesta cuando hay autores que dicen que se impone el personaje al autor”, afirma.
Los dos tipos de escritura que practica no las desarrolla al mismo tiempo,“no soy como el doctor Jeckylly Mister Hyde, cada una lleva su tiempo”. La literatura seria, con la que se inició, “en España no hay más de 10.000 lectores que lean estas novelas complejas, no hay público para ellas, aquí predomina el entretenimiento, el Gran Hermano o Aída, por eso muchos escritores nos decantamos por alternar novela de entretenimiento y seria”, cuenta J. M. Guelbenzu.
La trama de Muerte en primera clase se desarrolla en 2.005, “justo antes del comienzo de la crisis económica, que por otra parte ya se atisbaba en la burbuja inmobiliaria, poco a poco la protagonista llegará a la época actual, época muy interesante para este tipo de novelas, ya que las crisis económicas dan mucho juego”. Actualmente, la crisis económica se cierne sobre todos los sectores de la sociedad, ¿llegará finalmente a la judicatura y a los que ostentan el poder?
J. M. Guelbenzu (Madrid, 1944) estudió en Icade y en la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid. Entre 1964 y 1969 trabajó en la recién fundada Cuadernos para el Diálogo y colaboró en medios de comunicación como Informaciones, Madrid o Signo. En 1967 fue finalista del Premio Biblioteca Breve con El mercurio, su primera novela.
En 1970 se incorporó a la editorial Taurus, de la que en 1977 asumió la dirección editorial. Pocos años después, en 1982, se hizo además cargo de la dirección literaria de Alfaguara. Compaginó ambos cargos hasta el año 1988, en el que decidió dedicarse en exclusiva a la literatura.
Entre los libros que ha publicado hasta la fecha están La noche en casa (1977), El río de la luna (1981), que recibió el Premio de la Crítica, El esperado (1984), La mirada (1987), La Tierra Prometida (1991), ganadora del Premio Plaza & Janés, El sentimiento (1995), Un peso en el mundo (1999), La cabeza del durmiente (2003), Esta pared de hielo (2005) y El amor verdadero (2010). Bajo la firma J. M. Guelbenzu es autor de cinco novelas policíacas —No acosen al asesino (2001), La muerte viene de lejos (2004), El cadáver arrepentido (2007), Un asesinato piadoso (2008) y El hermano pequeño (premio Torrente Ballester 2010) — que tienen como protagonista a la juez Mariana de Marco.
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