César Antonio Molina un viajero a la antigua usanza
César Antonio Molina es muchas cosas, es licenciado en Derecho y doctor en Ciencias de la Información, profesor de Humanidades, Comunicación y Documentación en la Universidad Carlos III de Madrid. Dirigió un suplemento literario en el extinto Diario 16 y fue Ministro de Cultura. Poeta reconocido, excelente crítico y ensayista. Es ahora un brillante memorialista de los lugares a los que ha viajado. Es pues un viajero a la antigua usanza, no un turista que "sólo ve lo que tiene delante; el viajero para hablar de lo que ve, tiene que tener un cierto conocimiento como lo tuvieron, Ovidio, San Agustín o Montaigne", explica el escritor.
"Estos libros de memorias no los podía haber escrito ni con veinte años, ni con treinta o cuarenta. Sí en el umbral de los cincuenta. Cuando se llega a un umbral sin retorno", señala César Antonio Molina. Frisando esos cincuenta años es cuando cree haber acumulado una serie de acontecimientos, sobre lecturas o viajes por el mundo que merecen la pena ser contados. "Fui almacenando vivencias como estratos arqueológicos, capas que se han ido estacionando en mi memoria y van saliendo como si fueran hallazgos arqueológicos", dice el poeta y ensayista.
Estas memorias son para él libros muy queridos, que han nacido sin pretenderlo el propio autor. Sus libros de poesía o sus ensayos son para César Antonio Molina libros muy preparados, "hijos preparados y planificados", sin embargo las memorias han nacido sin pretenderlo, por sí mismas, como hijos que sin querer ocupan el lugar que tendrían que ocupar los primogénitos, "es ese benjamín que se queda con toda la herencia de la familia, estos libros surgen en momentos de conflictos", aclara.
En momentos de conflicto, como el que vivimos en la actualidad se tiende a un fin de ciclo, "se nos está acabando el mundo que manejábamos y no sabemos lo que va a pasar. El pensamiento está llegando a un fin de época y el nuevo comienzo no sabemos a dónde nos llevará, por eso este es un libro de tránsito entre épocas. Cómo nadie es capaz de vislumbrar el futuro, no sabemos si vamos a sobrevivir al mundo nuevo que está naciendo", indica César Antonio Molina.
Donde la eternidad envejece es un libro de viajes por distintas ciudades del mundo, que comienza en Roma, que contiene muchas historias, verdaderas o falsas. En ocasiones la realidad puede ser más ficción que la misma. Ha seguido los itinerarios de Goethe por Paris y ahora son pura ficción, la piqueta ha demolido edificios, calles y hasta monumentos. "El propio tiempo, lo transforma y lo cambia y lo convierte en ficción", detalla y añade "no hay género de más ficción que la propia realidad".
"Vencer el tiempo es vencer a la muerte"
El libro trata del tiempo, que es uno de los elementos fundamentales en la creación de la cultura. Para César Antonio Molina vencer el tiempo es vencer a la muerte y mantener, al mismo tiempo, una cierta eternidad porque, inevitablemente, el tiempo acaba con todo. En su poemario Cielo azar habla de estos temas, de esa eternidad y como bien señala el conocido epigrama egipcio, "El tiempo teme a la Esfinge, la Esfinge teme al tiempo". El tiempo lo cambia todo, vence todo.
César Antonio Molina se siente poeta, ensayista, escritor y se pregunta en qué género puede explicar mejor toda su memoria y llegar a una profundidad mayor. Por eso, ha encontrado en el género memorialístico su propia voz narrativa, mezcla de todoslos anteriores, un estilo propio e identificable. Nace con él una estirpe de narradores que tiene su origen en los escritores clásicos y trasciende en el tiempo hacia esa eternidad que busca.
Es el escritor de la nostalgia, de la melancolía. Una enfermedad maravillosa si se sabe sobrellevar. Elemento fundamental para muchos artistas y creadores y, por supuesto, para él, que proviene de unas tierras que tienen un paisaje pétreo, que proviene de un tiempo de nieblas y de lluvias, de un lugar donde la costa se llama de la muerte, del fin del mundo. Un lugar donde se puede estar a solas con uno mismo compartiendo una soledad eterna.
De ahí su gusto por pasear por cementerios, visitar tumbas de escritores y personajes famosos, "donde poder sentarse encima de una tumba y recordar fragmentos de sus libros", rememora pensando en sus muchos viajes en los que ha visitado tumbas de escritores famosos, Flaubert, Proust, Balzac, Wilde, Cortázar, Melville, Sartre o Simona de Beaver. Algunas de ellas encontradas de casualidad, como la del Trufaut. Son muchos los cementerios que ha visitado buscando esa eternidad, esa paz, ese silencio y esa soledad.
"El cementerio deja a estos grandes genios con su gloria. Toda la vida rodeados de gente y ahora no va nadie. Los cementerios son cada día más solitarios", apunta el escritor. Sitios que estuvieron llenos de dolor, pero que ahora ya están muertos porque en algunos de ellos ya han muerto hasta sus descendientes y no tienen quien los visite. En esos cementerios le gusta pasear, descubrir donde la eternidad envejece.
Algunos de ellos siguen estando llenos de dolor y la "manera de sobrellevar ese dolor es la palabra", refiere César Antonio Molina. Esa palabra que el tan bien domina, con un poso romántico y neoclásico. La palabra que perdura por encima de lo que somos o hemos sido. "yo he sido muchas cosas, pero sigo siendo el mismo. Los cargos no me han cambiado, la política no me ha cambiado y el haber sido ministro de Cultura fue un accidente en mi vida", concluye el ex ministro. La vida no le ha cambiado y demuestra su condición sin entrar a valorar lo que otros ministros hacen. No cae en la trampa más vieja del mundo de hablar mal de sus sucesores.
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