Destino está teniendo en los últimos años unos sonoros impactos editoriales. Si primero fue la trilogía de Stieg Larsson, luego ha continuado con las obras de Stéphane Hessel y con las de Eduardo Punset, con las que ha conseguido ventas millonarias, aunque ha nivel menor está vendiendo muy bien las dos últimas novelas de Jaume Cabré, novelista de largo recorrido muy interesante.
Con Clara Sánchez está rompiendo todas las previsiones de ventas desde que ganó hace dos años el Premio Nadal con Lo que esconde tu nombre. Lleva vendidos más de 200.000 ejemplares en España y en Italia en un año ha superado ya los 400.000 volúmenes. Se espera que en Alemania sea un éxito cuando se publique. Con la nueva novela Entra en mi vida las previsiones no pueden ser más halagüeñas, pues trata un tema de recientísima actualidad: el robo de niños recién nacidos a sus madres.
Silvia Sesé, editora, y Emili Rosales, director editorial de Destino, están absolutamente convencidos de que la novela va a ser un exitazo porque en la narración hay de todo, personajes interesantes que atrapan desde que aparecen en acción, situaciones truculentas que nos dejan anonadados y relaciones entre personajes que no nos dejan indiferentes y nos hacen tomar partido por unos u otros. La propia escritora dice lo mismo y añade que "se lo merece y está mal que yo lo diga".
En la novela hay dos narradoras que van alternándose. Una es Verónica, hija de Betty, que cree que su hija Laura no ha muerto en el parto como la hacen creer, y la otra es la propia Laura. Las dos jóvenes van dándose el testigo de la narración dando dos puntos de vista que no son muy diferentes, que no se enfrentan, sino que más bien se van complementando para dar una visión de conjunto muy caleidoscópica.
"Es una novela de reflexión, de inquietudes, de cosas que me han removido", afirma Clara Sánchez en su encuentro con los periodistas y añade que la obra está pegadísima a la actualidad y que ha ido creciendo según han ido destapándose todas esas cuestiones". En los últimos años ha habido más de 1.500 denuncias, con fosas abiertas que estaban sin cuerpos, con la desesperación de los familiares ante la prescripción de los delitos que afortunadamente se han podido cortar con el nombramiento de un fiscal para que investigase todos los casos. En la televisión hemos podido ver y escuchar las denuncias de familiares desesperados.
La novela va de eso, pero también de lo que siente la novelista cuando a ella podría haber sido la propia protagonista: "Se me pone la carne de gallina sólo de pensarlo... Mi hija nació en 1982 y por circunstancias de la vida mi marido no pudo estar conmigo. Una chica joven, aparentemente soltera, ¿por qué no habría podido ser yo una víctima de esa red que ahora ha empezado a salir a la luz?, dijo la escritora de Guadalajara.
Cualquier joven podría haber sido la protagonista de estos sucesos. Cualquier joven solitaria, sin familia, podría haber caído en las garras de una red creyendo que estaban haciendo un bien al recién nacido dándole una familia que probablemente con una madre soltera y, a lo mejor prostituta, no podrían dar tanto al bebé. Y para ello se necesita la colaboración de varias personas, las que en quirófano están atendiendo a un parto. No era fácil y, sin embargo, se hizo con total impunidad.
Pero eso no es lo que refleja la novela. Lo que sí describe es el drama familiar, el entramado psicológico que han tenido que vivir esas familias, esa búsqueda desesperada contra la sinrazón, llena de sospechas y de miedos, hasta de saber la verdad. Porque como dice la escritora, "la verdad y la mentira estaban tan pegadas como el chicle a un plástico, que cuando se intentan separar, se rompen los dos". Pero lo que realmente se rompe es la vida de unos familiares que no dejan de preguntarse ¿por qué a nosotros?
Lo mismo se pregunta Betty, la madre de Verónica, que vive toda su vida con el miedo de perder a otro hijo. Esa desesperación le llega a enfermar y será su hija la que continúe con la investigación. Así podemos ir conociendo las dos caras de la misma moneda, los que han perdido a una hija, nieta, hermana,... y los que han ganado una hija, nieta, hermana... no, hermana no, porque solo la desesperación de no poder ser madre hace que se cometan barbaridades como ésta.
Y éste no es el caso de la madre de Laura, ya que ésta es un regalo de la abuela Lilí a su hija Greta, que nunca sintió la llamada de la maternidad y prefería el yoga o viajes a países exóticos que estar con una hija hurtada a una madre desesperada. Además, el personaje de Ana, nexo de unión entre ambas familias es la depredadora de la novela, la supuesta amiga que acompaña en la desgracia y...Pero mejor, como dice Clara, que el lector lea la obra.
Si el lector no ha tomado partido por la conciencia social de este drama, al leer la novela lo hará, porque la novela tiene la incertidumbre de unos acontecimientos que nos repugnan pero nos atrapan; los protagonistas tienen las suficientes aristas para no dejar indiferente a nadie. Unos optarán por la postura del padre, "Ángel es un personaje que a mí me ha gustado mucho", dijo Clara Sánchez; hay que tirar para adelante sin obsesionarse por el pasado, o por la madre, que quiere conocer la verdad a toda costa. Cada uno tendrá su favorito, pero lo que es seguro es que la novela nos removerá la conciencia como una batidora fuera de control.
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