Las farmacias, boticas y reboticas de las que tanto se habla en este libro, siempre tuvieron el encanto y el misterio de las fórmulas mágicas, de las sustancias milagrosas y de los productos secretos provenientes de lejanos países que procuraban la curación de todas las dolencias, alifafes y arrechuchos.
En su primera parte se habla de flores, hojas y hierbas, de los frutos y de las gomas y resinas, así como de semillas, cortezas, infusiones, aguas y vinagres. En la segunda, se describen los animales enteros y las partes de estos aplicables a la farmacia. La tercera parte trata de las sales, piedras y tierras, y la cuarta se refiere al ámbar, vinos, jarabes, cocimientos, píldoras, ungüentos, colirios y emplastos.
En 1867 y 1882, coincidiendo con la Exposición Universal de París y la Exposición de Farmacia de Madrid, la gran mayoría de los elementos de la farmacopea, más o menos sintetizados, comienzan a aparecer en el mercado en forma de medicamentos y a anunciarse en los periódicos y revistas de la época.
Los anuncios de estas primeras medicinas, auténticos curalotodo, son todo un poema. Encerraban un mundo de miedos y aprensiones hacia las más terribles enfermedades, y prometían unas curaciones tan excepcionales, que bien podían calificarse de milagrosas al asegurar que curaban la diabetes, el cáncer, el reuma o la tuberculosis.
No es de extrañar que, con tan insólitas medicinas, la edad media de vida en 1900 apenas alcanzara los 60 años.
De este modo, al conocer los productos que usaban nuestros abuelos hace un siglo, José Miguel Borja descubrió que la literatura de los anuncios era verdaderamente divertida. Llegado a este punto, pensó en la posibilidad de hacer un libro interesante, no sólo por los contenidos "científicos", sino también por la grafía y el estilo que los publicistas emplearon para realizar el anuncio.
De sus visitas a la Cuesta de Moyano, paraíso de bibliófilos en el Madrid de los años 70, había almacenado en su biblioteca varias colecciones de periódicos y revistas antiguos.
Eligió dieciséis publicaciones, aparecidas entre 1849 y 1928 y comenzó a seleccionar anuncios de medicamentos y aparatos para la salud y lo subdividió en los distintos capítulos del libro: en Curalotodo, Antidolorosos, Aparato Digestivo, Vías Respiratorias y Vías Urinarias. El aspecto físico y Aparatos para la Salud.
Al comenzar la primera maquetación de todo el material recopilado, comprendió que no debía limitarse a una simple presentación de los anuncios, que acabaría siendo monótona y aburrida, por lo que decidió crear una historia alrededor de cada una de aquellas asombrosas medicinas dignas de figurar en el maletín de viaje de Julio Verne.
En definitiva, Medicinas Prodigiosas es un maravilloso libro ilustrado y comentado que recopila la historia sobre remedios ancestrales de botica que se publicitaron en ilustraciones en dieciséis cabeceras de prensa aparecidas entre los años 1849 y 1928, como La Ilustración, Blanco y Negro, La Estampa, Barcelona Cómica, Mundo
Pintoresco, Barcelona Cómica.…
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