Judíos en la ciudad de los ángeles expresa una sabiduría que los niños no pueden tener (en contraposición a la novela infantil de Oñate), la sabiduría de la vejez, considerando la vejez como un periodo de la vida que, bien aprovechado, se va alejando de los dogmas y las fantasías de la niñez. Es, a su vez, una novela de inseguridad en la que nada es lo que parece, es un juego de espejos, pero que pese a su estructura más bien críptica, nos va explicando cómo somos y cómo actuamos las personas, es una novela en la que podemos conocernos todos y cada uno de nosotros.
La novela de Amando de Miguel trata también las relaciones del mundo del intelecto con la mentira y habla del liberalismo con dos obsesiones principales: la primera de ellas, representada por su personaje Bárbara, es el hecho de llamar clientes a los pacientes de un hospital público (cuando la gente no debería ser cliente del estado, tenemos que tener la posibilidad de decir que no) y la segunda de ellas es la idea de que el estado es un mal menor. Amando aclara que estas opiniones no las da él, las dan sus personajes.
A su vez, la cuestión de los ángeles también nos remite a las opiniones anteriormente expuestas, ya que esta cuestión se puede relacionar con una frase de la teoría política publicada en Federalismo “si los hombre fueran ángeles, los gobiernos no serían necesarios”.
Amando de Miguel aclaró, además, que la razón por la que ha escrito tanto es simplemente para dar envidia, algo que Amando considera como uno de los más grandes placeres de la vida por mucho que se diga que de la envidia no se obtiene nada a cambio. A su vez, Amando escribe novelas porque siempre la ha gustado el género y porque (según su opinión como sociólogo) conocer a la sociedad es siempre más fácil desde las novelas que desde la sociología: Galdós radiografió a la sociedad española del siglo XIX de un modo magistral, que nos permite conocerla sin la necesidad de sociólogos.
A su vez, considera a Unamuno como su maestro, en el fondo lo que se retrata en la novela es a él mismo. Esto puede dar pie a una crítica negativa, pero también es un elemento original, ya que se retrata a sí mismo en personajes porque la escritura “es un juego para disimular y mentir”, es decir, los personajes son él y son mujeres a la vez.
Finalmente, Judíos en la ciudad de los ángeles es un libro que combina una historia romántica de personas que se enamoran a través de internet, el elemento judío que hay en España (como el hecho de tener conciencia nacional antes que otras sociedades europeas) u otros temas que podemos relacionar con la sociedad como las parejas en las que hay gran diferencia de edad. Todo ello ha dado lugar a una profunda crítica de la vida cultural española.
Por otro lado, Historias para dormir de Virgilio Oñate, es un libro de cuentos que proviene de la tradición oral familiar de contar una y otra vez historias fantásticas a niños a través de varias generaciones. La magia de cada relato reside en la mitología de sus personajes, el alma de algunos animales entrañables, y el perenne papel del dragón en los cuentos de tantas otras aventuras arquetípicas.
Su autor lo ha escrito porque pensó que a sus hijos y a sus sobrinos les interesaría, ya que es un libro en el que se habla de aventuras, viajes, amor, trabajo sin esperar nada a cambio y de la fuerza de quien quiere convertir sus sueños en realidad.
A su vez, hay que destacar que Historias para dormir también está disponible en formato de audiolibro con un montaje muy original.
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