El puño invisible es un libro muy completo y actualizado que analiza los cambios culturales, artísticos y políticos que llega desde los primeros movimientos vanguardistas allá por 1909 hasta el movimiento del 15M, calificado por el autor como paradójico por ser contrario a los tópicos ya que estos nuevos indignados se rebelan contra las revoluciones anteriores como la revolución de mayo del 68, pese a que ésta puede ser la revolución más parecida a ella. Es una revolución que le plana cara a la también rebelde generación anterior.
Con el Premio Isabel Polanco se pretendió lograr que el ensayo refleje un ámbito común para que el ensayo llegue al mayor número de lectores posible, y este objetivo es algo que logra sin ninguna dificultad Carlos Granés. El autor logra combinar en su obra el talento didáctico y la disciplina de los anglosajones con la sencillez en cuanto al estilo. Hay una claridad textual que se agradece extraordinariamente: Granés ha hecho un gran esfuerzo de síntesis que nos hace leer con ganas desde la primera página para terminar el ensayo de una forma entre rebelde y melancólica, pensando en cómo el puño invisible ha golpeado la sociedad para despertarla de su ensimismamiento y su papel en la actualidad.
Además, Carlos Granés ha hecho que, en este libro, el puño invisible se torne en visible como un gran mazazo de la escritura compleja y completa que cae sobre el cogote de la sociedad, refiriéndose a la mayor parte de los aspectos que han tenido su efecto sobre la sociedad, incluyendo la violencia, la guerra, el suicidio o la desesperanza.
El puño invisible es, a su vez, un ensayo de gran agilidad intelectual y de impresionante ritmo musical que sorprende tanto en la lectura como en el retrogusto y en su ambición, ya que es una obra que golpea nuestra identidad hasta el aturdimiento.
Este ensayo nos sugiere una enorme cantidad de reflexiones al ser una obra que abarca la ética de toda una centuria, con la mayor parte de sus puntos de vista. Su título es uno de los aspectos que llevan a la reflexión, ya que se toma el puño invisible como una pequeña metáfora: no es el puño más potente, pero su gran potencia radica en el hacho de que no podemos verlo. Pese a no ser el más violento ni espectacular, no se ve venir y de ahí radica su profundo poder.
Granés nos cuenta también cómo ha sido ese proceso complejo de la modernización de nuestra sociedad y pone en evidencia cómo hemos cambiado por completo la mentalidad para analizar los cambios del siglo XX. Pensamos que se han producido por radicales revoluciones políticas, pero Granés nos recuerda que todas esas utopías políticas han fracasado y que lo que en un principio parecía ineficaz, se ha tornado eficaz. Demuestra cómo estos cambios abruptos o estructurales no llegan a nada y que los cambios sutiles son los que nos han cambiado de forma radical a lo largo de todo el siglo pasado.
Así, Granés da una gran visión del mundo moderno desde la perspectiva del siglo XX. Se ha transformado un pasado “encapsulado” en un pasado pasa a verse de una manera muy renovadora, como unos cambios que se han extendido a la cultura, al arte y que han podido sobrevivir a las grandes guerras y los periodos convulsos del siglo XX.
El relato de la primera mitad del siglo XX en este ensayo está un poco academizado, aunque se aprecia el intento del autor por golpear a los movimientos académicos que tipificaban la sociedad, pero el relato la segunda mitad es más fecundo porque establece los cauces de lo que va a ser la globalización de un modo mucho más cercano a la sociedad.
Además, el autor elige muy bien el esqueleto de su relato, basado siempre en ciudades como París, Nueva York o La Habana, estableciendo siempre un mapa urbano de los elementos que van modificando los gustos artísticos y la identidad social de una manera muy completa, preparando el pasado para el presente y orientándolo al futuro.
Para finalizar, únicamente comentar que este ensayo surgió de la influencia sobre el autor de los personajes que intentaron traer el cielo a la tierra creando mundos y hombres nuevos. Este tipo de revolucionarios volcánicos los encontró tanto en el mundo de la política como en el mundo del arte. Granés comenzó describiendo el campo del arte y el futurismo, ya que los seguidores de estas corrientes fueron los más decididos en cuanto a limpiar el mundo del pasado arrasando las instituciones y construir una nueva sociedad.
Por otro lado, los dadaístas también eran personajes fascinantes y caóticos que sentían un desdén absoluto por la sociedad y por los valores previos a la Gran Guerra que se habían plasmado en el arte. Todo lo que hacían los dadaístas y los valores de irreverencia, humor e infantilismo que querían propulsar le pareció al autor muy familiar, ya que no quedó como una de las corrientes enterradas en el pasado sino que son unos valores que han perdurado y que podemos ver actualmente en nosotros mismos, en los medios de comunicación, en la calle… Así, decidió seguir el rastro a esta vanguardia y encontró que su chispa quedó viva después de la Segunda Guerra Mundial para impregnar a grandes sectores de la sociedad y convertirse en algo cotidiano. El cambio fue tan invisible que pasó desapercibido ya que fueron cambios que difundían poco a poco de unos individuos a otros, pero sus consecuencias son apreciables incluso hoy día.
En definitiva, El puño invisible es un libro útil para esclarecer el presente confuso y caótico a la luz del pasado y que realiza un magnífico análisis de la evolución de los valores a lo largo de todo el siglo XX.
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