A la presentación asistieron los tres mosqueteros de El Terrat, a saber, Andreu Buenafuente, José Corbacho y Berto Romero. Como todo el mundo sabe los tres mosqueteros eran cuatro y faltaba el follonero reportero Jordi Évole que estaba realizando una entrevista y le fue imposible asistir, así que por una única vez, los tres mosqueteros fueron tres, desafiando las matemáticas del bueno de Alejandro Dumas, que no debía de tener muy claro los más elementales conceptos de la suma.
“El libro es una mirada a la televisión en España en profundidad, completa y desacomplejada”, dijo Buenafuente rompiendo el fuego en la rueda de prensa. Para él, la nueva obra es fruto de un plus de cariño y entereza, un libro ilustrado y de una gran singularidad y se equivocarían los lectores que se empeñan en leer el libro de forma secuencial. “Es un libro para ser leído a saltos, a cachos, está escrito de una forma muy confusa y quien lo ha querido leer secuencialmente o le ha explotado la cabeza o le ha sangrado la nariz”, afirmó con sinceridad Berto Romero.
“El libro tiene una clara voluntad pedagógica. Además de hacer reír y enseñar, está planteado como un libro de texto, con mucho texto, claro está y muchas imágenes”, continuó diciendo Berto, que una vez que coge el micrófono cuesta hacer que lo deje tranquilo. José Corbacho también habló, pero sus intervenciones fueron las más surrealistas de todas, como sus películas. Se sale por la tangente y le cuesta responder a lo que le preguntan. Prefiere responder a lo que no le preguntan, mucho más sencillo para él.
El más serio del grupo es Buenafuente, o por lo menos eso parece. Afronta la rueda de prensa como si fuese un monólogo en el que en ocasiones deja meter baza a sus estimados y queridos compañeros. Reconoció que no había leído el libro, “sólo lo que yo he escrito, ya aún ni eso, y he escogido hacer los capítulos dedicados a Jesús Hermida y a José Luis Moreno, dos personas que admiro profundamente, sobre todo al primero, al que venero, maestro de periodistas”, señaló modestamente.
Porque para él la televisión es un modo de vivir, un oficio, su oficio. “Siempre hablo bien de la televisión, si no me callo, basta ver la televisión que hago para saber el tipo de televisión que me gusta”, continuó diciendo Andreu. Hay que reconocer que lo que él siente por la televisión es pasión, la televisión es su vida desde que en 1991 fue a ver grabar un programa del gran Ángel Casas, aquel mítico periodista director de la revista musical “Vibraciones” y presentador del innovador “Popgrama” de la televisión española que en su época rompió moldes. Buenafuente quería hacer eso y al final lo terminó haciendo.
La crisis de la televisión y de los anunciantes ha hecho que esta temporada no haya presentado su conocido late-show, de ahí que se estuviese trabajando en el teatro al lado de sus queridos compañeros y de ahí, también, que decidiese hacer otro libro como el anterior, siempre acompañado de su fiel escudero Berto Romero que es un valor en alza, lo demostró en la presentación, ya que las intervenciones más hilarantes las protagonizó él. “En el libro hay una gran cantidad de chistes por línea cuadrada”, dijo sin titubear Romero, apellido francamente ilustre en la televisión.
Para su aportación al libro escogió dos temas muy suyos, Cuarto Milenio de Iker Jiménez, programa de misterio que ya anteriormente había realizado en la radio, y el culebrón Cristal, “me salté clases por ver el culebrón. Era realmente adictivo”, apuntó. “De hecho, el nombre de la droga viene de la serie”, agregó el conocido director cinematográfico José Corbacho. Él escogió Gran Hermano y la Hora de José Mota para escribir sobre ellos, la verdad es que no se han herniado escribiendo el libro, sí los guionistas de su factoría que se lo han currado y no han dejado nada al azar. Han tratado todos los temas interesantes, programas de humor, de cocina, late-show, realities, programas de entrevistas, de investigación, etc.
Han tocado todos y la conclusión es que “los programas se empobrecen cada vez más”, recapituló Buenafuente. Y tiene razón, los presupuestos son cada día más exiguos, como cada vez es más exigua la originalidad y los guiones. La TDT no ha venido a mejorar el panorama, más bien a empobrecerlo, por lo tanto, como recordaron los integrantes de El Terrat, como dijo Marx, por supuesto Groucho, “encuentro la televisión muy educativa. Cada vez que alguien la enciende, me retiro a otra habitación y leo un libro… por supuesto el de El Terrat”.
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