Después del éxito alcanzado con El señor de las llanuras, que vendió más de 60.000 ejemplares en España y otros países, el escritor y periodista madrileño, Javier Yanes en su nueva novela Si nunca llego a despertar, explora ahora el universo de la niñez. Entre la nostalgia del tiempo pasado y la frescura de la visión infantil.
El protagonista, Toño, nos transporta a sus correrías en compañía de sus dos hermanos durante un verano que comenzó como cualquier otro para enredarlos en una extraña búsqueda y conducirlos hacia un clímax que dejaría una huella imborrable en sus vidas.
"Nos pasamos la vida corriendo detrás de los sueños que tuvimos de niños, pero si volvemos la cabeza descubrimos que también nos persiguen las mismas pesadillas de entonces", reflexiona Yanes. Y en esa frontera entre realidad, sueño y pesadilla es donde transcurre una novela cuyos capítulos arrancan siempre con la misma palabra: Desperté.
Y es el recuerdo de aquellos años el que da entrada a los iconos de la infancia, héroes, piratas y tesoros escondidos, y donde Indiana Jones y Batman son casi dos personajes más de la trama. "Hay algo de la iconografía infantil que nació con una generación, pero que ha sobrevivido para hacerse intemporal. La novela no transcurre en un momento histórico determinado, pero hay algo que distingue nuestra infancia de la de nuestros hijos: para nosotros el verano era un planeta inmenso, libre y salvaje, donde no era obligatorio hacer siempre algo útil y educativo", recuerda Yanes. "Hoy llenamos el tiempo de los niños con actividades, incluso en verano, porque tenemos una mentalidad mucho más orientada a la productividad: si no se están educando, están perdiendo el tiempo. Los sobreprotegemos y los convertimos en pequeños ejecutivos sin tiempo para aburrirse, para holgazanear y mirar cómo las nubes cambian de forma".
¿Y el viaje? En la novela hay un hilo conductor que es la preparación de una larga travesía desde Torrelodones a Kenia. "Son mis dos ombligos del mundo", reconoce Yanes, un autor para quien viajar forma parte integral de la experiencia de vivir e incluso de la pasión por contar historias. Pero hay algo más, un secreto que el autor nos desvela y que responde a la pregunta que abre estos párrafos. "El verano, los sueños, los viajes y la infancia, todo significa lo mismo: libertad. Romper la rutina, dejarse caer en lo inesperado, en cosas que no siempre controlamos, que unas veces emocionan y otras duelen. Todo viaje es como volver a ser niños".
Javier Yanes nació en Madrid en 1968 y pronto comenzó a practicar sus dos pasiones, escribir y viajar. Ha sido biólogo y periodista de viajes, y actualmente ejerce el periodismo en la prensa diaria. Vive con su familia en Torrelodones, en la sierra madrileña, y siempre que puede se escapa a Kenya, su paraíso personal.
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