"Con mentiras, manipulaciones y complicidades inconfesables
se ocultó la verdad de la limpieza étnica de la población musulmana
de Bosnia: el mayor genocidio ocurrido en Europa desde el fin
de la Segunda Guerra Mundial." JUAN GOYTISOLO
El juicio a Ratko Mladic, recién comenzado en La Haya, vuelve a traernos a la memoria la tragedia de Srebrenica. En mayo de 1992, miles de bosnios convergieron en esa pequeña población fronteriza, donde esperaban encontrar refugio ante el imparable empuje de las fuerzas nacionalistas serbias, que llevaban a cabo una limpieza étnica de musulmanes en los pueblos de la Bosnia oriental. Sin embargo, a pesar de que Naciones Unidas había declarado zona de seguridad la población de Srebrenica, lo cierto es que sus habitantes vivieron un asedio atroz. El estallido constante de las bombas, la hambruna y la continua convivencia con la muerte, el dolor y la desolación, hicieron de la vida de sus gentes un infierno. Finalmente, en julio de 1995, tras una larga agonía y ante la absoluta pasividad de los cascos azules allí destinados, la población fue radicalmente aniquilada en una masacre genocida que acabó con la vida de cerca de ocho mil personas.
Emir Suljagic, con tan sólo diecisiete años, fue uno de los pocos que escaparon a aquella terrible matanza. En Postales desde la tumba nos descubre su terrible experiencia sin recurrir a artificios literarios para mostrar la espantosa realidad a la que sobrevivió: no opina, no sentencia, no juzga; tan sólo pone sobre el tapete, una a una, las escenas que presenció. Actos de horror descarnado, que le marcarían para siempre y que le harían comprender que, víctimas o verdugos, una guerra siempre destroza de por vida a aquel que tiene la desgracia de vivirla.
Emir Suljagic nació en Ljubovija, en la zona serbia de la antigua Yugoslavia, en 1975. Al estallar la guerra de los Balcanes, este joven bosnio se refugió con su familia en Srebrenica, donde entre 1992 y 1995 se escribieron algunas de las páginas más negras de la historia reciente de Europa: el ensañamiento genocida de las tropas serbobosnias contra este poblado musulmán acabó en la cruenta masacre de miles de bosnios musulmanes. Sulgajic fue uno de los escasos supervivientes de la matanza, quizá gracias a su papel como traductor de los cascos azules que estaban destinados en Srebrenica. Más de una década después, este joven decidió dar testimonio de los hechos en un relato sobrecogedor sobre el horror de la guerra.
Emir Suljagic vive actualmente en Hamburgo, y cubrió para el semanario sarajevita dani los procesos del Tribunal Penal Internacional de La Haya para la ex Yugoslavia. Su intención al poner por escrito su vivencia, la primera versión de la guerra de los Balcanes obra de un bosnio, es dar voz a todos aquéllos que hallaron la muerte en Srebrenica, las víctimas: "Me gustaría escribir una historia individual de todos los que estuvieron allí, de aquéllos que sobrevivieron y de los que no. Y en cada una de las historias me gustaría escribir que fueron, después de todo, sólo personas, con todo lo que eso implica".
Postales desde la tumba es un relato estremecedor, en el que el síndrome de la culpa del superviviente planea continuamente sobre una realidad esperpéntica y descarnada donde las leyes y las normas han desaparecido para dejar lugar al absurdo
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